Luis Lacalle Pou, precandidato por Todos Hacia Adelante – Partido Nacional
El lunes 25 de noviembre, el día después del balotaje, Lacalle Pou se imagina entrando a la Torre Ejecutiva para empezar la transición. Un proyecto frenteamplista “agotado” y que no reacciona ante el cierre de empresas y el desempleo, lo lleva a soñar con que los uruguayos depositen en él la confianza para gobernar. Además, asegura que el equipo que dirige está más capacitado que el Frente Amplio (FA) para resolver los problemas del país, entre otras cosas, porque no va a tolerar la influencia que tiene hoy el PIT-CNT.
El menú El senador y líder de Todos degustó corvina rubia con puré de boniato zanahoria, que acompañó con agua mineral.
Por Oscar Cestau | @OCestau y Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Dónde se imagina el 1º de marzo del año que viene?
-Todo nuestro trabajo político, técnico y de convencimiento de la ciudadanía nos lleva a soñar, a pensar que en marzo del año que viene vamos a estar iniciando un gobierno de compromiso con el país integrado por cuatro partidos y quien habla como presidente de la República.
-¿Qué considera que puede aportarle a su partido en caso de ganar la interna?
-Mis virtudes propias no las voy a resaltar, sí el haber convocado gente de distintos rumbos políticos. Hoy [Todos] debe ser la agrupación más multicolor del país: herreristas, wilsonistas, uno de los fundadores del Movimiento Nacional de Rocha, gente que viene del FA, como Jorge Saravia que volvió, Graciela Bianchi, Gonzalo Mujica, que renunció a su banca del MPP para sumarse a nuestro proyecto. Ahí hay un crisol importante de dirigentes políticos, sumados a una cantidad de técnicos y otros tantos que están siendo exitosos en lo suyo, fuera de la política, que hoy deciden dar el paso, como Pablo Bartol, Sebastián Bauzá y algunos otros. Hace seis años que estamos trabajando en conjunto, acumulando conocimiento, información, experiencia, y todo eso genera además de la capacidad técnica, conocimiento del país real.
-¿A qué atribuye la cantidad de precandidatos que tiene hoy el partido?
-No sé, me imagino que mucha gente piensa que es su momento. Como hay un recambio generacional en el partido, quizás muchos adelantaron sus tiempos, otros siguen extendiendo sus tiempos; muchos creyeron que era su momento para ser candidatos.
-¿Ve un Partido Nacional unido?
-Sí, obvio… maduro. Yo veo un partido que tiene claro que esta tiene que ser una interna más de matices que de diferencias, que tiene que haber un reagrupamiento enseguida después de la interna, y todos esos elementos están en la conversación cotidiana del partido, así que diría que no es solo unido, sino también maduro.
-¿Cómo ha visto la irrupción de Juan Sartori, quien va tercero en algunas encuestas de la interna, cuando hace tres meses no era precandidato?
-Fue una sorpresa para todo el sistema político, yo no estoy ajeno a esa sorpresa; veremos su desempeño.
-Suponiendo que usted gane la interna, ¿cómo se imagina la fórmula si Sartori sale segundo? Porque él ya dijo que no quiere ser candidato a vicepresidente.
-Primero hay que ganar la interna, que yo creo que es competitiva. Segundo, en el momento de la elección del vicepresidente es muy importante no solo pensar quién es buen candidato, sino quién sería buen vicepresidente. Imagínense el trabajo que va a tener en el período que viene, con cuatro partidos compartiendo gobierno; va a necesitar mucha capacidad de negociación, paciencia, conocimiento parlamentario, jurídico, buena relación con sus pares. Obviamente que yo manejo un par de nombres, pero por respeto a este proceso me parece que no es lógico que los mencione.
-¿Un par de nombres dentro de los precandidatos actuales?
-Paso (se ríe).
-Verónica Alonso finalmente se unió a la precandidatura de Sartori por entender que es un proyecto renovador, a diferencia de lo que ofrecen “los mismos candidatos de siempre”, en referencia a usted y Jorge Larrañaga. ¿Cuál cree que es el espacio que vino a llenar Sartori? ¿Faltaba renovación?
-No sé si faltaba renovación, sí creo que concentra la opinión de la novedad, que es algo que siempre tiene un atractivo.
-Larrañaga dijo la semana pasada a CRÓNICAS que la interna blanca se iba a polarizar entre usted y él. ¿Cómo lo ve?
-Las encuestas hasta el momento no dicen eso, pero veremos. Jorge insiste con eso… vamos a ver si sucede o no.
-En esa misma entrevista, afirmó: “El pensamiento de Lacalle de que para cambiar la seguridad hay que cambiar el gobierno, es ingenuo”.
-No creo que lo piense, y quizás lo dijo porque tiene que diferenciarse un poquito de mí en la elección interna. Lo que yo pienso [sobre la seguridad] está en mi programa de gobierno.
-En el acto de presentación de su programa usted insistió con la palabra shock. Ahora, ¿qué dos o tres medidas tomaría inmediatamente después de asumir si le tocara gobernar?
-Justamente, nuestro programa es un abordaje desde muchos ámbitos, no hay dos o tres medidas. El gobierno se elige el domingo 24 de noviembre. Nosotros nos imaginamos el lunes 25 a las tres de la tarde entrando a la Torre Ejecutiva para empezar la transición –que esperemos que sea más parecida a la chilena que a la de otros países; que se obtenga información-. Ese día empieza el “pregobierno”, que va desde el 25 de noviembre hasta el día antes del 1º de marzo. En ese lapso se termina de redactar la ley de urgente consideración –que funciona como un reordenamiento administrativo- que vamos a presentar el 1º de marzo, se nombran los ministros y todas las autoridades, y se hace un abordaje integral.
-¿Por qué “shock”?
-Porque lo que no queremos es seguir con la autocomplacencia o con la negación por parte de un gobierno que deja que las cosas pasen, que se pierden miles de empleos y está como si nada, que se demuestra que el agua de nuestro país está contaminada y nada, que cierran empresas y nada, y que la delincuencia avanza y no hay una reacción contundente. Entonces, las políticas de shock implican que antes del primer día ya estamos prontos para hacernos cargo.
Ningún gobierno puede avanzar en políticas proactivas si no avanza en el equilibrio fiscal. Hay dos caminos: o el tributario y tarifario, o el del ahorro y reducción del gasto. El primero es totalmente negativo y nocivo, va a generar más cierre de empresas y más desempleo, por lo cual elegimos bajar el gasto. Para eso hemos detectado en muchos lugares de la administración un ahorro que está sobre los 900 millones de dólares al año, y sin afectar ninguna actividad esencial y ninguna política social del Estado, simplemente gastando mejor, menos, y mejorando la gestión.
-En su programa habla de la necesidad de realizar cambios institucionales para llevar adelante el shock de austeridad. ¿Cuáles serían, por ejemplo?
-Por ejemplo, una Agencia de Evaluación y Monitoreo de las Políticas Públicas que vamos a generar para mejorar la gestión; la gobernanza de las empresas públicas; la liberación de la importación de combustible. Hay muchos cambios institucionales que van a ir en la ley de urgente consideración, que ayudan a generar esa austeridad.
-¿Hay una estimación sobre el tiempo que demandaría llegar a ver el impacto de esos cambios?
-Nosotros somos optimistas. Por ahora somos los únicos que hemos dicho que vamos a ahorrar, cuándo y dónde vamos a hacerlo. Cuando yo digo algo y tengo un respaldo técnico atrás de mi equipo, lo sostengo; cuando no, prefiero no payar, porque en campaña electoral algunos empiezan a payar y después no se hacen responsables. Creemos que los resultados pueden ser bastante rápidos, pero no me hagan poner un plazo porque hoy estaría exagerando.
-¿Qué riesgos visualiza para el país si no gana su partido?
-No me gusta plantearlo de esa forma. Yo lo que sí creo es que este proyecto [del FA] se agotó… termina 15 años de gobierno con viento de cola en casi todos ellos, con mayorías políticas y con una inversión extranjera en América Latina como nunca antes se había visto, pero con estos índices de desempleo, de gente viviendo en asentamientos, con el cierre récord de empresas. Está claro que el FA ya está, que no puede ofrecer otra opción, y por eso creo que la alternativa está en la oposición. El Partido Nacional la va a conducir, pero va a ser de tres partidos más y eso hay que tenerlo muy claro, por eso es muy importante buscar coincidencias todo el tiempo con el resto de los partidos.
-¿Ha hablado de esto con Pablo Mieres, que se ha desmarcado tanto del FA como de los partidos tradicionales?
-Yo con Pablo Mieres tengo una buena relación personal y política. Se nos ha acusado a él y a mí de tener un acuerdo encubierto por cargos; nunca vi un disparate tan grande y una ofensa que no se puede probar. A mí me encantaría avanzar más con él, pero ha sido muy claro: ha dicho que hasta después de octubre no va a avanzar, y esos tiempos hay que respetarlos. Yo tengo que respetar a mis socios, es decir, si los quiero de socios no los puedo apurar.
-Si finalmente no hay mayorías parlamentarias, tal como los analistas prevén, ¿cómo se imagina negociando con el resto de los partidos?
-Va a haber mayorías parlamentarias… conformadas por varios partidos.
-Pero ¿cómo se imagina esa negociación?
-Simple, porque la mayoría de las cosas que necesita nuestro país son de sentido común, y por eso yo hablaba recién de ir a buscar las coincidencias. Yo estoy seguro de que voy a ir a los programas de gobierno del Partido Colorado, del Partido Independiente, del Partido de la Gente, y van a estar llenos de coincidencias. Debemos superar los egos que a veces son tan grandes, pero si superamos eso y cada uno cumple con su rol… yo soy muy optimista.
-¿Por qué lo dice?
-Porque si estamos de acuerdo en las agendas, en los programas, termina siendo un tema de acuerdo de personas.
-Hablamos de los problemas que tiene el país tras 15 años de administración frenteamplista; mencionaba el tema fiscal, el desempleo, la inseguridad. Por otro lado, ¿qué políticas que ha aplicado el FA, usted mantendría?
-Yo creo que la ANII es una buena política –hay que darle algunos giros-, lo vinculado a la innovación… si bien falta inversión y no se cumplió con lo que habíamos comprometido todos los candidatos en un documento, hay temas interesantes para continuar. Lo que no podemos tener es una cabeza refundacional, eso le hace daño al país. En el 2014 yo empecé mi discurso diciendo: “Lo que está bien lo vamos a seguir haciendo, lo que está mal lo vamos a cambiar, y vamos a hacer lo que nunca se hizo”. Puedo afirmar lo mismo de nuevo, con una diferencia: hay más cosas mal hechas que cosas bien hechas.
Los sindicatos y el poder
-Hay un cuestionamiento de parte de alguna gente que sería afín a votarlo a usted, pero cree que le van a paralizar el país el primer día de gobierno.
-¿O sea que tiene que ganar el FA de vuelta? Seguimos con “el malo conocido que el bueno por conocer”. Lo que pasa es que muchos de los cuadros históricos políticos del FA son de los sindicatos, con lo cual no hay una clara diferenciación de roles, entonces no pueden ser críticos con el PIT-CNT, no pueden ser defensores del derecho al trabajo de los que quieren trabajar y no hacer huelga, no pueden establecer la libertad del uso de la propiedad y limitar las ocupaciones. No pueden porque son lo mismo, y por eso nosotros estamos más capacitados para eso. Esto no quiere decir enfrentamiento ni conflicto, quiere decir cooperación, pero que quede claro quién es gobierno y quién no.
-Por ejemplo, el día que asumió su padre, había huelga en el Aeropuerto Nacional de Carrasco.
-Sí, puede ser… tenemos mecanismos legales para esas cosas.