Juan Mailhos, asesor de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios (CNCS)
El asesor de la CNCS conversó con CRÓNICAS al respecto de las modificaciones que el gobierno debe hacer en la Negociación Colectiva según el fallo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): “Cuando haya un anteproyecto de ley puesto a consulta entonces lo voy a creer”, aseguró el asesor que representó a los empresarios uruguayos a mediados de junio en Ginebra. Además se refirió a los problemas que enfrenta el empresariado uruguayo y resaltó: “Vamos a tener que hacer un sinceramiento de las tarifas públicas”.
El Menú En la confortable cava de Panini’s, Mailhos degustó pesca del día acompañada de variedad de vegetales rústicos. Para el postre prefirió helados sin azúcar.
Por María Noel Durán | @MNoelDuran
-¿Cómo encuentra la competitividad del comercio en Uruguay?
-El comercio, al igual que el resto de las empresas del país, tanto la industria como el agro, está teniendo problemas para poder competir, para poder desarrollar normalmente sus actividades. Sobre todo porque tiene como particularidad que hay empresas que desarrollan su actividad para el mercado interno y otras que lo hacen para el exterior, y en ambos casos la competitividad está afectada por los altos costos que tenemos tanto en servicios públicos como impositivos.
Eso es un problema porque se afecta a la competitividad y también hay bajos índices de rentabilidad. Tal es así, que estamos asistiendo al cierre de muchas empresas también en el sector comercial, vemos que hay empresas que toman la decisión de cerrar, lo que repercute también en la reducción del empleo y lo que eso significa.
-¿Tienen estadísticas que reflejen cómo es la realidad del cierre de empresas?
-No, las que se conocen son las estadísticas generales de aumento de concordatos. Nosotros no llevamos estadísticas específicas de comercio y servicios. Tenemos datos de aumento de concordatos, datos de aumento de cierres, aumentos en el seguro de paro, que son todos indicadores que, de las que no cierran, hay muchas que están reduciendo personal.
-En lo que tiene que ver con los altos costos, el ministro de Industria, Guillermo Moncecchi anunció que las tarifas no subirán. ¿Es una buena noticia para el sector?
-Sí, es una noticia nueva pero de una manera relativa porque ya tenemos costos que son muy elevados. Yo creo que vamos a tener que hacer un sinceramiento de las tarifas públicas. En cierto sentido están extrayendo recursos y no es la finalidad natural que los servicios tengan un margen de ganancia que engrosen las arcas del Estado de una manera indirecta. Ya con el tema de los impuestos creemos que hay una contribución suficiente para las cargas públicas, lo que uno aspira es que esto se racionalice en algún momento. No tiene sentido que las empresas públicas tengan superávit a costa de cobrar en exceso los servicios públicos.
Digo servicios públicos por hablar de electricidad, gas, agua, pero también el tema combustibles significa un costo importantísimo.
-El gobierno uruguayo selló el acuerdo con UPM para instalar una nueva planta en Uruguay. ¿cómo vio las negociaciones y el acuerdo?
-La Cámara no ha fijado una posición ni a favor ni en contra de la instalación de UPM2. En general, uno puede decir que cualquier inversión, y más de esta magnitud, debiera ser positiva para el país; el tema es que por su magnitud y por lo que significa para la zona en la que va a estar instalada y para la economía toda, presenta algunos desafíos que creo que a esta altura son de preocupación y hay que ver cómo se desarrollan. Nos preocupa como sector comercio y servicios el impacto que va a tener en todos los comercios y las empresas de la zona. Indudablemente esto ha sido negociado entre el gobierno y la empresa, incluso se han establecido negociaciones con algunas cámaras sectoriales que están involucradas como son los aspectos de construcción y los temas metalúrgicos.
Hay muchos aspectos de la negociación que no tenemos claros, que no los conocemos y hay otros que han sido ya anunciados y que generan preocupación, como cuánto nos va a salir los beneficios que se le otorgan a la empresa, o que la empresa inicie este camino y pueda retirarse. No tenemos una posición específica a favor o en contra de la instalación de la inversión.
-¿No haber tomado una posición firme se debe a esa falta de información?
-Se debe a la falta de información, y nosotros como somos un sector muy grande, muy diverso y heterogéneo también hay distintas visiones sobre la utilidad o no de estas mega inversiones. Además, algunos riesgos de que el país se vuelva muy dependiente de este tipo de producción y exportación que pueda generar distorsiones en otros ámbitos, y eso es lo que nos preocupa.
-¿Cómo piensa que repercutirá el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur a nivel local?
-En principio lo valoramos positivamente. Se viene negociando hace mucho tiempo pero es una respuesta a lo que entendemos que tiene que ser la política comercial exterior del país, buscar acuerdos con terceros países, en este caso es, quizás, el bloque más importante del mundo.
Estamos en un nivel inicial de la situación, sabemos que puede haber sectores que son inmediatamente ganadores y otros que tendrán más dificultades pero conceptualmente estamos a favor y creemos que el país hizo bien en avanzar en este sentido. Igualmente, esto no es el fin de nada, es el principio de algo que tenemos que ver cómo se desarrolla y esperemos que no se tuerza en sus intenciones a la hora de concretar el acuerdo definitivo y que le dé posibilidades al país de no quedar tan dependiente del barrio.
-¿Este acuerdo resulta clave en materia de inserción internacional?
-Sí. Nosotros creemos que el país tiene que abrirse y no solamente con la Unión Europea porque como país pequeño no podemos quedar encarcelados en un Mercosur que además ha tenido sus disfunciones.
-¿Cómo ve la competitividad en este plano internacional?
-Es complicada, sobre todo para el comercio exportador que tiene que lidiar con un dólar que está en niveles un poco bajos, y la propia llegada del capital que va a llegar por UPM también puede alentar un tipo de cambio del dólar bajo, esto impacta directamente en los costos de prestación de servicios o de comercializar con el exterior. Nosotros tenemos tarifas elevadas pero también costos salariales que son elevados y por ende cargas previsionales que son elevadas y hace que el costo salarial en dólares se incremente de modo tal que termine afectando la competitividad como empresa y la rentabilidad del empresario.
-Hubo un aumento de las exportaciones, ¿es una buena noticia para el sector?
-Siempre el aumento de exportaciones es positivo. El tema es que no se piense que la situación se revierte por esto. Yo creo que si Uruguay solamente se limita a sus recursos propios tiene una limitación importante de crecimiento y de bienestar para sus habitantes. Uruguay necesita las inversiones y necesita estar abierto al mundo para dar condiciones de mayor desarrollo.
-¿Cómo está Uruguay en cuanto a la mano de obra capacitada? ¿Qué tan preparados están los trabajadores uruguayos para el futuro?
-Ese es un problema. Nosotros tenemos dificultades que antes no teníamos. Tenemos una educación que está deteriorada y es un tema que antes que tarde tendrá que ser analizado y modificado. Días atrás veíamos que el 63% de los liceales no sabe sacar un promedio, eso me parece que es muy grave y nos plantea desafíos complicados.
En segundo lugar, estoy hace casi 10 años en el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), y desde allí vemos que el trabajador uruguayo ha perdido un poco sus habilidades transversales, aquellas que tienen que ver con la actitud frente al trabajo: cómo se presenta, puntualidad, aseo, ganas, responsabilidad, trabajo en equipo, obedecer al supervisor; una cantidad de cosas que normalmente venían de la educación de los hogares que antes tenían otra estructura y otros valores. Cuando los jóvenes quieren ingresar al mundo del trabajo se da un choque cultural y eso hace que muchas veces no lleguen a conseguir el trabajo o, si lo consiguen, no lo pueden mantener. Hoy desde el Inefop estamos dando cursos que no son específicos sino que son sobre estas habilidades transversales para ofrecer un complemento de empleabilidad.
Luego, la formación específica, ahí también tenemos cambios muy vertiginosos, con rápida obsolescencia de algunas tareas y donde tenemos que tener un sistema que contribuya a una formación profesional dinámica que pueda adaptarse a los cambios que tendrá que ser a lo largo de toda la vida. Hoy un trabajador tiene que cambiar tres o cuatro veces de trabajo.
Otra de las preocupaciones que tenemos es el alejamiento de esa educación y esa formación profesional con el mundo de la empresa y eso es un problema. Hay que preguntarse cuál es el rol del empresario privado dentro de la sociedad; si lo vemos como algo bueno, a fomentar. Creemos que eso no está lo suficientemente instalado en la sociedad.
Hoy por hoy podemos decir que el trabajo del futuro y sobre todo el que tendrá condiciones de trabajo formal y decente solamente va a poder ser dado por la empresa privada, no visualizamos que el Estado pueda seguir engordando, achanchándose y generando mayores costos. Hay que revalorizar a la empresa, acercarla más al mundo de la formación; hoy a través de Inefop volvemos a reproducir experiencias de formación dual que incentiva la práctica en la empresa.
-¿Cómo se encuentra la imagen del empresariado? ¿El gobierno ha trabajado en pos de mejorar la imagen de los privados?
-Yo todavía creo que se postula mucho la lucha de clases, veo que eso está muy instalado. El gobierno actual ha desarrollado una institucionalidad pretendiendo promover al sector privado pero es una institucionalidad pública que muchas veces no entiende el espíritu. Se le da fondos a la Agencia Nacional de Desarrollo y que el emprendedor tenga que hacer el periplo a través de una organización pública para que esta organización entienda su pedido, lo pueda procesar y todo lo demás me parece que es una vuelta que no está buena, no es un vínculo que esté bueno. Esto lo hace la Agencia Nacional de Desarrollo, lo hace la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y la Corporación Nacional para el Desarrollo. Hay una cantidad de organismos públicos que ofrecen una cantidad de apoyos muchas veces sin entender la realidad de la producción y del comercio. Me parece que el rol del sector privado tendría que ser mucho más potente.
Una década de entredichos
En el año 2009 Uruguay aprobó la Ley de Negociación Colectiva. “Habíamos estado conversando al respecto sin llegar a un acuerdo, sin embargo, el gobierno decidió llevar adelante la ley y consagró una cantidad de soluciones que a nuestro juicio no eran las convenientes y vimos que no se ajustaban a la normativa internacional que el país tenía aprobada en la OIT”, recordó Mailhos.
Tras una década de idas y vueltas, el asesor indicó que ese comportamiento marcó la tónica que ha tenido el gobierno de imponer soluciones legislativas a través de la utilización de las mayorías y no del diálogo efectivo.
“Muchas veces se habla de que ha habido diálogo y en realidad hay lo que llamamos un diálogo de fachada, no hay un intercambio efectivo de posturas, ni se generan soluciones que sean superadoras”.
En este sentido, Mailhos resaltó que la Ley de Negociación Colectiva es la base de toda la negociación que se instala en el Uruguay, por lo que considera que esa ley madre “no podría tener inconsistencias como las que tiene”.
“Nosotros fuimos muy enfáticos y dijimos (al gobierno) que si esto no se soluciona tendrán el triste privilegio de estar en la conmemoración de los 100 años de la OIT en la comisión de aplicación de normas, por un sinfín de situaciones esto terminó dándose”, apuntó.
El representante de la CNCS apuntó que por temas del equilibrio geográfico, por la importancia de los convenios involucrados y por el tiempo que hacía que Uruguay no hacía nada, el país fue incluido en la lista de la OIT, y aclaró que no es una lista negra.
“En un caso que fue denunciado en el 2009, que fue tratado en la Comisión de Aplicación de Normas en el 2010, que tiene observaciones del Comité de Libertad Sindical, que tiene observaciones del Comité de Expertos, ¿qué querés que pasara? ¿Que Uruguay no estuviera? Uruguay está y no tiene la culpa la OIT ni los empresarios que están ejerciendo un derecho, póngale el culpable que sea, a mi juicio es del gobierno por no haber tomado las previsiones del caso”.
Mailhos rescató la tradición y la institucionalidad de Uruguay al recordar que, en el marco de la comparecencia ante la OIT, la delegación uruguaya se hospedó toda en un mismo hotel. “Estuvimos todos juntos luego del caso y en la propia sala nos saludamos, conversamos y lo que pasó adentro del campo de juego, pasó allí”, apuntó.
Como preveían los empresarios, las conclusiones del caso determinaron que Uruguay debía iniciar medidas legislativas, sin demoras, en plena consulta con los actores sociales y modificar la ley. “Es lo que se viene diciendo hace 10 años, lo que cambia es que tienen que hacerlo antes de noviembre”, agregó.
“El futuro es incierto, reunirse no quiere decir nada, yo no visualizo una voluntad política de hacer nada”, indicó el asesor y reconoció que no hay mucho más por hablar en relación a este tema.
Consultado acerca de lo dicho por el ministro Murro con respecto a que se llevarán a cabo las modificaciones, Mailhos señaló: “No. Esos son los anuncios, cuando haya un anteproyecto de ley puesto a consulta entonces lo voy a creer, mientras tanto permitime que me reserve la opinión”, acotó y añadió: “Si no se cumple vamos a seguir golpeando en ese ojo amoratado porque para nosotros es fundamental”.