Pablo Mieres, precandidato por el Partido Independiente
No descarta formar parte de una futura coalición de gobierno, pero pone sus condiciones. Igualmente, de cara a las elecciones internas, prefiere desmarcarse del resto de la oposición, y en particular del Partido Nacional, por entender que en este momento están compitiendo. A su vez, defiende su programa de gobierno, y establece cuáles son las medidas que cree fundamental implementar con más urgencia. Por otro lado, reafirma su decisión de haber disuelto La Alternativa, y explica sus razones.
El menú El senador degustó sorrentinos rellenos de muzzarella artesanal, albahaca y tomates secos, en salteado de aceitunas negras, cherry y rúcula, que acompañó con agua mineral. De postre, eligió tiramisú.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Dónde se imagina el 1º de marzo del año que viene?
-Espero estar en un lugar de incidencia para el futuro del país; ojalá gobernando, pero en cualquier caso, representando a los ciudadanos que nos van a acompañar en la votación de octubre.
-¿Qué lugar de incidencia se imagina, sin considerar la Presidencia?
-Si no nos toca llegar –hoy es una expectativa difícil, pero tenemos que trabajarla con toda la fuerza-, estaré en el Parlamento, en el lugar en el que la ciudadanía me ponga como su representante.
-Desde algunos sectores de los partidos tradicionales se habla de conformar un gobierno de coalición. ¿Se ve formando parte del mismo?
-Ese es un tema que hay que discutir después del 27 de octubre. Hasta ese día la carrera es de competencia y cada candidato plantea sus ideas, sus propuestas, y pone arriba de la mesa su confiabilidad para que los ciudadanos elijan. En el panorama actual, la incertidumbre es muy grande sobre qué es lo que va a terminar pasando. La elección clave es la de octubre, porque es donde se elige el Parlamento, y como va a haber una segunda vuelta, ahí llegarán los tiempos de intercambiar opiniones. Obviamente, en el gobierno que emerja el 1º de marzo del año que viene va a haber necesidad de acuerdos, o sea, va a haber coalición. Si nosotros vamos a estar o no en ella depende de las propuestas y de las garantías que haya de que lo que se pueda impulsar esté en línea con lo que queremos para el país.
-¿Por qué la decisión de que no haya interna en el Partido Independiente (PI)?
-No es una decisión. En el PI, hasta ahora, no ha habido corrientes, grupos distintos, quizás por el tamaño, quizás porque hay una sintonía importante entre todos los que estamos, pero lo cierto es que no hay competencia porque no hay diferencias sustanciales.
-¿Por qué cree que la gente debería votarlo a usted?
-Porque tenemos el mejor proyecto de país y nuestro partido es confiable, serio, responsable, coherente, y no tiene problemas en asumir riesgos. Y además porque nosotros vamos a poner arriba de la mesa no solo qué país hay que construir y qué cambios hay que hacer, sino de qué manera hay que asumir la recuperación de la confianza de los ciudadanos en la política. La gente está enojada y alejada del sistema político, por eso han surgido tantos nuevos partidos y candidatos, y nunca había habido tantas personas que vienen de afuera del sistema político para presentarse como candidatos. Esa es la señal de la insatisfacción ciudadana, que tiene relación con que la gente ha perdido confianza en los políticos.
-¿A qué adjudica esa pérdida?
-En parte a que no se resuelven los problemas –la seguridad, la educación, la competitividad, el empleo-, pero también a que la gente siente que hay cosas que se han hecho mal, y hay un déficit ético. Por eso estamos planteando que en el próximo gobierno habría que suprimir la mitad de los cargos de confianza. También habría que votar una ley para darle al Tribunal de Cuentas potestades para que sus observaciones tengan efecto suspensivo cuando se trata de actos de cierta entidad patrimonial, y otorgarle a la Jutep más poderes; todo lo que tiene que ver con afianzar el control sobre la gestión pública.
-¿Cómo evalúa la pronta ruptura de la alianza que había conformado bajo el nombre de La Alternativa?
-Lo primero es reconocer que cometimos un error, es decir, pensamos que este proyecto era viable, y nos equivocamos. Si hay costos por eso, hay que estar dispuestos a asumirlos. Se generó una situación de pérdida de confianza de parte nuestra hacia uno de los grupos que integraba el acuerdo, Navegantes, por un tema que había sido expresamente acordado, que era no adelantar opinión sobre qué vamos a hacer en una segunda vuelta si no estamos en ella. Ellos se negaron a revertir ese incumplimiento y advertimos que ese era un problema y un precedente, por lo tanto el partido decidió parar, en una Convención muy numerosa –había 400 compañeros presentes y hubo solo dos abstenciones-.
-¿Después continuaron trabajando normalmente?
-Dimos vuelta la página y seguimos trabajando, porque el partido está totalmente pronto, no ha perdido a nadie, tiene un programa de gobierno de primer nivel que nos hace sentir orgullosos y en condiciones de gobernar. Esto implicó volver al formato del PI, con un acuerdo electoral bilateral con el grupo Avanza País, de Franzini Batlle, que se presentará como sublema del partido.
-Fernando Amado, por el contrario, rechazó esa posibilidad, y envió una carta pública donde hablaba de una “pérdida de confianza total e irremediable” hacia el PI. ¿Cómo lo tomó?
-Nosotros no tenemos mucho comentario para hacer… él siguió su camino.
-¿No le sorprendió el tono de esa carta?
-El tono me pareció injusto y no es compatible con haber demorado un mes y medio [en responder], porque si el argumento es ético, no sé por qué demoró tanto, pero no tengo comentarios para hacer. Eso ya es parte del pasado, del fracaso de esa coalición. El partido ya hace mucho tiempo está embarcado en llevar adelante su campaña y está trabajando bien, consolidado, firme y en crecimiento.
-¿No volvió a hablar con él?
-No, cada cual siguió su camino.
-Pero la carta fue pública, no hacia usted.
-Fue pública. Él nos avisó previamente que la respuesta era negativa, y después vimos la carta.
-¿Hoy ve al partido más consolidado, incluso mejor que cuando formaba parte de la coalición?
-El partido retomó su camino histórico, su afirmación como identidad propia. Lo que uno siente en las recorridas por el país es una reafirmación muy fuerte de entusiasmo, de coincidencia en la línea política.
-La decisión, entonces, se tomó a tiempo.
-Absolutamente. Y todos los agravios, acusaciones, declaraciones posteriores, que nunca vamos a contestar, de parte de los principales dirigentes de Navegantes, nos ratificaron el acierto de esa decisión.
-Lacalle Pou dijo a CRÓNICAS que le gustaría avanzar más con usted en un posible acuerdo de cara a un eventual gobierno de coalición, aunque va a respetar sus tiempos. ¿Cómo toma ese deseo del precandidato blanco?
-Siempre que haya una valoración de un adversario uno no puede tener otra opinión que valorarlo positivamente, pero estamos compitiendo, con Lacalle Pou y con el Partido Nacional, y queremos demostrarle a la gente que la mejor opción es la nuestra y no la del Partido Nacional, por lo tanto vamos a tener debates y diferencias, y la gente tendrá que elegir. Después llegará el tiempo de los diálogos, donde lo que ocurra el 27 de octubre va a definir cuáles son las posibilidades. Lo principal es qué queremos hacer con el país. Nosotros podríamos acompañar ideas que estén en línea con lo que creemos que hay que transformar en Uruguay.
-Justamente, ¿cuáles serían las dos o tres medidas que tomaría inmediatamente después de asumir si le tocara gobernar?
-La primera, que es una señal simbólica, es que no ocuparíamos al menos la mitad de los cargos de confianza que están disponibles hoy en el sistema estatal, y mandaríamos un proyecto de Ley de Presupuesto eliminando esos cargos. Hay que mandar una señal de austeridad muy fuerte para la ciudadanía, decirle que acá hay un sistema político que quiere corregir lo que ha sido una inflación de cargos de confianza realmente inusitada. En segundo lugar, tomaríamos una medida fuerte de control del gasto público, que sería un proyecto de ley que mandaríamos al Parlamento, de tope de ejecución del gasto. A su vez, pondríamos a andar una conducción de la ANEP con participación de técnicos de diversos orígenes. Nosotros tenemos una opinión muy favorable sobre el trabajo de EDUY21. Por último, pondríamos a andar un equipo de trabajo para analizar el funcionamiento del Estado en cada una de sus unidades ejecutoras, con el objetivo de establecer una reforma profunda con la idea de un Estado inteligente y eficiente.
-Por el contrario, ¿qué riesgos visualiza si no gana su partido, o si el proyecto que usted cree necesario para el país no se puede poner en práctica?
-No sé qué situación de equilibrio económico vamos a encontrar. A mí me preocupa mucho el ritmo con el que está aumentando el déficit fiscal y la ausencia total de parte del gobierno de medidas para frenarlo. Nos vamos a encontrar con una situación económica deteriorada, va a haber que mandar señales fuertes de reactivación. Una de las primeras medidas que hay que tomar es bajar el precio del gasoil al precio de paridad de importación, y bajar la tarifa de la energía eléctrica. ¿Qué temo yo? Que tengamos un escenario más complicado que el actual, y que tengamos dificultades para tomar medidas de reactivación, que es la clave para recuperar el desarrollo, el crecimiento y el empleo, que es lo que está afectado hoy. También pondría a la Cancillería inmediatamente a trabajar en una estrategia urgente y con mucha celeridad de apertura de Uruguay al mundo, de aprobación de acuerdos de exoneración de aranceles o de libre comercio, porque esa es otra de las llaves del crecimiento.
“Lo peor del Frente Amplio es el desprecio por las reglas de juego”
-¿Qué fue lo peor y lo mejor que le dejó la izquierda en estos 15 años al país?
-Lo mejor fue una mejora del nivel de vida de la ciudadanía en términos de salario real, y la reducción de la pobreza. Hay otras cosas, por supuesto, como la diversificación de la matriz energética, que es un elemento importante estructural que se incorporó en estos años. Lo peor fue ese desprecio por las reglas de juego, de votar normas inconstitucionales, y el haber perdido el control sobre el uso abusivo del aparato del Estado.
-¿En qué casos cree que se dio eso?
-Por ejemplo, la multiplicación de los cargos de confianza, la aparición de episodios de corrupción y mirar para el costado, el despilfarro, la falta de responsabilidad. El país tuvo un fabuloso crecimiento económico como no había tenido en la historia reciente, y lo desaprovecharon, tiraron la plata, porque generaron proyectos locos como el de Ancap, el Antel Arena. Lo peor fue la deuda ética.