Oleggini: “Ya han pasado tres años y no hemos podido cerrar prácticamente ningún acuerdo comercial”

Gonzalo Oleggini, máster en Negocios Internacionales


El docente y experto en asuntos internacionales y logística fue entrevistado por CRÓNICAS, donde profundizó acerca de la situación actual de Uruguay inmerso en la región, pero también en un mundo cada vez más complejo. En ese aspecto, lamentó que el país todavía no haya podido cerrar ninguno de los acuerdos comerciales que están sobre la mesa. Por otro lado, aseguró que “hay un teléfono descompuesto” en referencia a que “Lula nunca habló de un Tratado de Libre Comercio (TLC), sino de un acuerdo estratégico”.

-¿Qué análisis hace del contexto internacional con lo que ha implicado la guerra en Ucrania?

-En primer lugar, hoy estamos en un mundo que se ha ido polarizando entre China y Estados Unidos, y Latinoamérica como región proveedora de alimentos, de energía, de agua y de algunos elementos esenciales, empieza a ser cada vez más codiciada por países como China, que necesitan todos esos elementos, y quedamos un poco en ese tira y afloje entre Estados Unidos y China. La posición de América Latina cada vez es más compleja. Por los gobiernos de la región, vemos un acercamiento más fuerte hacia China. Para Uruguay esa posición es más difícil porque trata de mantenerse en el medio y necesita estar al lado de China y al lado de Estados Unidos.

En cuanto a la guerra entre Rusia y Ucrania, ahí empieza a jugar otro actor que es Europa, y América Latina, que está “pendulando” entre China y Estados Unidos, está un poco lejos de toda esa situación. Independientemente de que los países hayan condenado la guerra en Ucrania, como ha hecho la mayoría, genera muchas dudas su posicionamiento real frente a la guerra. Actualmente está más cercano a la indiferencia que a estar en una posición o en la otra. La lógica diría que América Latina debería estar en favor del país que fue atacado, que en este caso es Ucrania, pero eso hoy no está sucediendo.

-¿Cuál considera que es la función del Mercosur en este contexto?

-Hasta el momento ninguna. Quizás ahora, con el cambio de gobierno en Brasil, que está buscando nuevamente el liderazgo político global y regional, va a empezar a tomar de vuelta el timón político del Mercosur y de la región. La reunión de la Celac fue una muestra de eso, como lo es pensar en reflotar la Unasur. Son todos proyectos políticos regionales que tratan de demostrar el poder en la región y principalmente el liderazgo político de Brasil frente a otros. Fueron creados hace algunos años y luego dejados de lado porque no generaron ningún resultado, y ahora vuelven a ser reflotados. La Celac ha tenido muy poco peso a nivel regional, que era lo que trataba de hacer enfrentando a la OEA, que es un organismo que tiene una visión norteamericana. Y la Unasur fue un entramado político de organización por parte de Brasil para aplicar su liderazgo en la región, pero eso tampoco funcionó. Entonces, creo que el Mercosur ahora va a tener un posicionamiento diferente, más cercano a lo político y más lejos de lo que el Uruguay realmente quiere, que es el comercio.

-En una entrevista reciente con el semanario La Mañana, el embajador en Argentina, Carlos Enciso, dijo que “la inserción de Uruguay al mundo no es contrapuesta a la integración histórica mercosuriana”. ¿Coincide con esa visión?

-Independientemente de que pueda coincidir o no, la realidad es que el Uruguay primero necesita la inserción internacional y después la integración regional. Es muy difícil acompasar las dos, en los últimos 20 años quedó demostrado que no hemos podido acompasar el Mercosur con la inserción internacional, con lo cual es muy difícil tener las dos cosas al mismo tiempo. Lamentablemente, Uruguay en algún momento va a tener que tomar una posición con respecto a una de esas dos.

-¿Qué lectura hace con respecto a la integración energética a nivel regional? ¿Es posible su desarrollo? ¿Puede haber políticas que la fomenten?

-Los resultados de los proyectos de integración económica e infraestructura de la región son muy malos. Lo único que hemos logrado es lo que vemos hoy: una interconexión energética con Brasil y Argentina. Uruguay ha intentado hacer interconexión, por ejemplo, con Paraguay, y no ha podido porque Argentina cobraba un peaje muy alto por utilizar su red de distribución, por lo tanto, el discurso no se condice con la realidad. Cuando uno va a realizar actividades de integración energética se encuentra con más obstáculos que posibilidades, o sea, tiene más de retórica política que de realidad. La integración energética es la que tenemos y difícilmente podamos tener más que eso.

Lo mismo sucede con la infraestructura: ni siquiera pudimos desarrollar una vía entre Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay. La integración desde el punto de vista de lo físico y la infraestructura en el Mercosur y en la región ha sido un fracaso. Hemos generado muchos programas, como el de la hidrovía, Urupabol (Uruguay, Paraguay y Bolivia), el Iirsa (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana), que son programas para generar infraestructura física y también energética, y ninguno ha funcionado.

-¿Y no cree que eso pueda cambiar de aquí en adelante?

-Después de 20-30 años de escuchar el mismo discurso, es difícil volver a creer que eso va a cambiar. Hasta ahora no ha cambiado, hemos pasado varias veces por estos mismos discursos de la integración física y energética, y eso no ha sucedido. Cuando uno mira el modelo de integración desde el punto de vista físico, de desarrollo, infraestructura y energía que tiene la Unión Europea, que sería nuestro norte, estamos muy lejos de llegar a eso.

-¿Es viable una profundización de las relaciones comerciales entre el Mercosur y China?

-El relacionamiento del Mercosur con China va a ser político, difícilmente sea comercial. Argentina y Brasil no están capacitados desde el punto de vista industrial, principalmente, que es donde pega más un acuerdo comercial de este tipo. O sea, el camino es bilateral.

-¿Qué expectativas tiene en ese sentido?

-El camino bilateral, más que las restricciones, tiene las presiones de Argentina y Brasil, que cada vez son más fuertes. Uruguay debe seguir insistiendo para tratar de seguir avanzando de forma bilateral.

-¿Un acercamiento al Acuerdo Transpacífico podría darse a través del Mercosur como bloque o no lo ve factible?

-No, tampoco, porque estamos en la misma situación. Acá el problema no son los de afuera, somos los de adentro, es decir, los del Mercosur, y Brasil y Argentina, que tienen una industria que cuando uno la compara con el resto del mundo es cuasiobsoleta desde el punto de vista de la competitividad, la productividad y la tecnología. Para Brasil y Argentina es muy difícil enfrentarse a países como China, Corea, Japón, que tienen otra infraestructura totalmente diferente, otra capacidad tecnológica, productiva, industrial, con otros costos, con otra tecnología, y para ellos es muy complejo hacer un acuerdo que abra ese tipo de industrias al comercio. Difícilmente Argentina y Brasil en el corto y mediano plazo quieran un acuerdo comercial que va a implicar la liberación de algunos productos industriales.

-Usted afirma que el relacionamiento de China con el Mercosur será solo político, no comercial. Sin embargo, en la visita de Lula a Uruguay, el mandatario brasileño insistió en la idea de lograr un TLC con China a nivel del bloque regional. ¿Cómo vio estas declaraciones?

-Hay un teléfono descompuesto como pasó con la moneda común, el presidente Lula mencionó un acuerdo estratégico con China, no habló de un acuerdo comercial. Es un acuerdo que está más cercano a lo que yo decía, a temas políticos y estratégicos, de inversiones, y que quizás pueda desembocar en un TLC. Pero Lula nunca habló de un TLC.

-¿Cómo visualiza que cambiará el escenario regional tras el cambio de gobierno en Brasil?

-Desde el punto de vista regional, lo que Brasil está mostrando es un posicionamiento nuevamente como líder político regional. Ese interés de Brasil en seguir posicionándose como una potencia regional está más asociado al liderazgo político que a lo económico-comercial. Ahí es donde tenemos las mayores diferencias entre Uruguay y Brasil.

-Otra cosa a la que Lula hizo referencia fue al TLC con la Unión Europea, que hace más de dos décadas está en discusiones pero no se concreta. ¿Ve posible que se llegue a la firma? ¿En qué beneficiaría al Uruguay particularmente este tratado?

-Con respecto a las negociaciones Unión Europea-Mercosur, es uno de los acuerdos más importantes que nosotros deberíamos tener, pero muchas veces estuvimos cerca de avanzar y cerrar y nunca se pudo. Obviamente que en este punto ahora que existe una nueva oportunidad en el segundo semestre del 2023, porque la presidencia de la Unión Europea va a estar tomada por España y la del Mercosur por Brasil, es un momento de posibilidad de acercamiento. Lamentablemente, eso ya pasó muchas veces que tuvimos oportunidades de cerrarlo y no se cerró, con lo cual es muy difícil ser optimista con respecto a eso. Una cosa es que uno lo quiera y otra cosa que realmente suceda. No lo veo tan simple, pero ojalá que me equivoque y que esta sea, después de las cuatro, cinco o seis veces que se ha intentado cerrar, la última. Por el lado de los beneficios, estamos hablando de un mercado muy amplio, que compra mucho de los productos que Uruguay produce, principalmente alimenticios, y genera una oportunidad de aumentar ventas y también al sector servicios. Para Uruguay y para el Mercosur es una de las oportunidades más importantes.


Apertura y falta de acuerdos: “estamos en el momento de empezar a concretar”

-¿Qué debería hacer Uruguay en materia internacional para mejorar la apertura hacia nuevos mercados? Se han escuchado varios anuncios del gobierno sobre posibles acuerdos, pero pocas concreciones. ¿A qué lo atribuye?

-Yo creo que los primeros tiempos fueron de empezar a empujar el carro para poder avanzar en acuerdos comerciales y ya estamos en el momento de empezar a concretar. ¿Por qué no se ha podido? Me parece que es porque el Uruguay muchas veces se plantea la restricción que el propio Mercosur le impone o que hay y eso va llevando a una velocidad más lenta toda la negociación. Esa es la razón principal, porque ya han pasado tres años y no hemos podido cerrar prácticamente ningún acuerdo comercial. Uruguay está en una posición de hacer los acuerdos con el Mercosur o hacerlos de forma bilateral. Esa decisión hoy no está muy clara, no está claro que el Mercosur vaya a cerrar acuerdos y tampoco está clara la vocación bilateral del Uruguay. Creo que hasta que el país no se defina por una de esas dos vías, no vamos a ver la concreción de acuerdos comerciales.

-Sobre lo que decía de la apertura de Uruguay al mundo como una política de Estado, ¿usted cree que sin importar quién gane las próximas elecciones esta posición se va a seguir profundizando? ¿Hay consenso con respecto a esto en el arco político uruguayo?

-Debería ser así, no sé si lo es, pero debería serlo. Uruguay es un país que debe su subsistencia al mercado exterior, somos tres millones y medio de personas y el Uruguay no se concibe de otra manera que no sea como un país exportador. Esa es la primera definición que creo que todo el arco político tiene clara, que el Uruguay no existiría si no tuviera un volumen de exportaciones importante. Para aumentarlo hay que hacer muchas reformas locales, hay que mejorar muchas cosas de acá, pero también hay que conseguir acuerdos comerciales para pagar menos aranceles e incrementar las cuotas. Independientemente del partido político, es claro que la apertura comercial, los acuerdos comerciales con otros países, son la llave para aumentar el comercio exterior en un país que no tiene un mercado interno que se pueda sostener productivamente.