Aunque el impacto fiscal que implicarían las iniciativas de EDUY21 todavía no se conoce con exactitud, su socio fundador, Renato Opertti, afirmó en entrevista con CRÓNICAS que seguramente alcance alrededor de un punto porcentual del Producto Interno Bruto (PIB). Se refirió, además, al debate por el 6% y a los planes para 2019, entre otros temas.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
“Tender” hacia el 6% del PIB para la educación fue uno de los compromisos electorales más importantes que hizo el Frente Amplio para cumplir en este quinquenio. Aunque no se llegará a esa cifra, se alcanzaría aproximadamente el 5,2%, gracias a los nuevos recursos destinados para el área en la Ley de Rendición de Cuentas recientemente aprobada.
Pero más allá del debate por el 6%, EDUY21, la organización que nuclea a todos los partidos políticos con el objetivo de transformar la educación, se centra en la elaboración del programa que va a permitir concretar el cambio que considera necesario para el desarrollo del país.
Dentro de este plan se incluye una evaluación para conocer exactamente cuántos recursos van a requerir las propuestas que se plantean. Entre ellas, se encuentra la conformación de dos modelos: uno de educación básica, para estudiantes de 3 a 14 años, y otro de educación media superior, que va de los 15 a los 18 años. A su vez, se busca extender el tiempo de instrucción para todos los alumnos, pero con foco en las poblaciones más vulnerables.
Eso va a tener un efecto fiscal importante porque va a implicar más horas de clase, por un lado, pero también más horas de trabajo fuera del aula para los docentes, con la idea de que queden asentados en el mismo centro educativo, explicó Opertti a CRÓNICAS.
Dijo, además, que en este momento están abocados a diseñar esa nueva estructura y, una vez definida la cantidad de horas necesarias, el número de docentes y en cuántas asignaturas se va a dividir el nuevo proyecto, se podrá estimar con exactitud la inversión, los gastos y los sueldos que habrá que destinar para ello.
Tres medidas
EDUY21 deberá llevar adelante tres acciones fundamentales para obtener los recursos necesarios que permitan implementar el cambio educativo.
La primera consiste en incrementar en aproximadamente un punto porcentual la participación del gasto de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) en el PIB. Este crecimiento, si bien podrá hacerse en forma progresiva, será esencial para satisfacer las necesidades asociadas con las propuestas de la institución que tienen un hondo contenido socioeducativo, remarcó el especialista.
La segunda medida radica en mejorar la gestión interna y, por tanto, la calidad del gasto de la ANEP. Para esto, plantean reestructurar el Codicen, de modo tal que sea el encargado de centralizar las funciones de inversión, recursos humanos, gestión financiera, entre otras, y por debajo se situarán otros dos consejos, uno de educación básica y otro de media superior.
El tercer punto implica redireccionar el gasto del Estado, es decir, establecer una reasignación de fondos de otras áreas, hacia la educación, en función de objetivos alcanzables.
Un esfuerzo fiscal
Opertti hizo alusión a que el contexto económico es un elemento a tener en cuenta en el proceso del cambio delineado. “A la luz de lo que puede ser la situación fiscal del país de acá al 2020 en virtud del panorama internacional bastante incierto, vamos a tener que hacer un esfuerzo fiscal”, a fin de poner en práctica las iniciativas de EDUY21, sostuvo.
De todas formas, aseguró que parte de ese impacto en el egreso estatal puede ser compensado con el mejoramiento de la gestión de la ANEP y el direccionamiento del gasto general para la educación.
El debate por el 6%
Para el experto, si la exigencia del 6% –proveniente del PIT-CNT y de gran parte del partido de gobierno- está asociada a propuestas de transformación educativa y a metas cuantificables y realizables, “hay que discutirlo”. Sin embargo, señaló que en EDUY21 no están de acuerdo con debatir sobre cifras sin objetivos de reforma.
“Nosotros vamos a ser muy claros en que la discusión del guarismo de inversión, de gasto y de sueldos dedicado a la ANEP, tiene que darse en función de una propuesta de cambio educativo. No nos parece buen camino discutir números sin fundamentos sobre qué se va a hacer con eso”, advirtió.
Los planes hacia 2019
A partir de marzo del año que viene, EDUY21 espera presentar públicamente los instrumentos de transformación educativa que está elaborando. Incluso, Opertti afirmó que hacia 2019 quieren “consensuar las herramientas del cambio con los partidos políticos”. En esa línea, el objetivo es que el año próximo todos los candidatos a la Presidencia puedan expresar su nivel de acuerdo o sus opiniones respecto a esas propuestas.
“Hemos recibido, de parte de todos los partidos, buenas indicaciones de que apoyan un proceso de estas características. Para nosotros es vital el 2019, para que el gobierno que comience en 2020 y el sistema político representado en el Parlamento, puedan pactar una reforma educativa sobre determinados pilares de los que venimos hablando”, adelantó. Como ejemplo, mencionó el nuevo modelo educativo, así como la transformación de la Ley de Educación, del estatuto docente, del estatuto de centro educativo, del sistema de evaluación de aprendizajes y del sistema de formación docente.
En el año electoral, entonces, la aspiración es poder acordar con los partidos políticos y, sobre todo, con los candidatos a presidente de la República. “En 2018 compartimos la propuesta de reforma que queremos plantearle a la sociedad, y en 2019 vamos a entrar en los instrumentos más específicos de cada uno de estos cambios”, concluyó el especialista.