Alejandro Stipanicic, presidente de Ancap
Las subas de combustibles resueltas por el gobierno en lo que va de esta administración han sido fuertemente criticadas por la oposición, pero Stipanicic aclaró que se deben al método de fijación de los precios que fue votado por unanimidad en el Parlamento. En esa línea, aseguró que gracias a este mecanismo la sociedad pagó menos que con el sistema anterior, sumado a que hoy Ancap “está mejor patrimonial y financieramente”. Por otro lado, lamentó las medidas “desproporcionadas” que ha tomado el sindicato de la empresa y reclamó un mejor diálogo.
El menú El jerarca degustó una entrada de mollejitas a la plancha encebolladas al limón, cherry y finas hierbas, y de segundo plato eligió bife ancho madurado, con milhoja de papas y puré de boniato, menú que acompañó con agua mineral. Más tarde, optó por café.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿A qué se debe la tensa relación que Ancap ha tenido con el sindicato?
-Es una relación conflictiva por la falta de capacidad de diálogo, y eso no quiere decir que no lo haya, sí lo hay, y según con quiénes hables del sindicato hay más o menos racionalidad para encarar ese diálogo. Hay cuestiones que pueden ser de intereses opuestos, pero las medidas sindicales han sido desmedidas respecto de los planteos.
-¿Por ejemplo?
-En diciembre se pretendió paralizar toda la actividad aérea del país y afectar la temporada turística porque Ancap había planteado alquilar una planta que tiene cuatro empleados al operador del aeropuerto de Punta del Este, y pensaba hacer lo mismo para una planta de 16 empleados en el aeropuerto de Carrasco. Le ofrecimos al sindicato dialogar, mostrarle los números y cómo con las normas laborales nos sale más caro que si lo hace el privado. Le mostramos que, en ambos casos, de tener costos pasábamos a tener ingresos, y que ninguno de los 20 empleados iba a quedar sin trabajo.
Cuando se obtiene una negativa lo entiendo, ahora, cuando la negativa es “te paralizo el país”, la medida es totalmente desproporcionada, o cuando se discute si corresponde que se haga un descuento por tareas que no se realizan, o cuando se discute que no hay derecho a que la empresa pretenda limitar la licencia sindical. Nosotros tenemos un convenio laboral que el sindicato incumplió por decisiones no manejadas en los ámbitos que correspondían y porque no había una vocación de solución. El convenio contemplaba que tenía que haber 2.840 horas sindicales por mes, ese número fue calculado cuando Ancap tenía 6.000 funcionarios y no había WhatsApp. ¿La empresa de todos los uruguayos le va a estar pagando la actividad sindical a un sindicato que está en su contra y que no acepta dialogar sobre una medida racional de pasar 20 personas que están trabajando en un lugar a otro, y de tener costos pasar a tener ingresos?
-¿Cuál es la postura del sindicato frente a eso?
-El problema de fondo arranca en la falta de institucionalidad debida de un sindicato que es como una especie de conjunto de sindicatos; ellos insisten en llamarse federación, pero no lo son. Ancap no puede negociar con una federación de sindicatos, tiene que negociar con el sindicato de trabajadores, pero en cada reunión vienen 10 personas, vaya a saber por qué razón, no tienen a alguien que represente a varios, cada uno se tiene que autorrepresentar.
Es más fácil ir al conflicto que negociar, y si no gano yo, entonces que no gane nadie. Es un círculo bastante perverso. Estamos haciendo muchos esfuerzos para cambiarlo, pero no vemos que sean correspondidos. Dicen que no confían en el Directorio de Ancap, lamento que digan eso porque en todo lo que nos comprometimos hemos cumplido. Les hemos dado todos los números y datos que nos han pedido. En 2020, 2021 y 2022 era común la falta de respeto, levantarse de una reunión a los gritos y decir “no estoy de acuerdo, te voy a pelear con esto”. Por lo menos ahora con el cambio de autoridades hay otro diálogo, pero no es suficiente.
-Usted planteó en una entrevista con El País que los ajustes de precios de combustibles tendrían que ser semanales. ¿Por qué?
-Mi propuesta en realidad no es que el Poder Ejecutivo ajuste los precios todas las semanas, sino que los ajustes se hagan todos los días en las estaciones de servicio, que tengan en cuenta la oferta y la demanda de cada día. ¿Por qué hablo del ajuste semanal de los precios? Porque lo que quiero reforzar es la idea de que cuanto más frecuente sea el ajuste de los precios en Uruguay, más cercano a las variaciones del mercado internacional va a estar. Si ajustamos el precio de los combustibles en enero, como era antes, a lo largo del año se genera un desfasaje entre el precio del mercado y el precio local, que suele ser muy grande. Los últimos cuatro años del gobierno anterior se recaudaron más de US$ 620 millones por encima del precio de mercado, y entre 2021 y 2020 la sociedad dejó de pagar US$ 358 millones. Hacer el ajuste administrativo de los precios del Poder Ejecutivo todas las semanas sería una locura, pero hay formas de subsanarlo. El problema no está ahí, porque el ajuste mensual es un ajuste totalmente lógico y muy cercano a la operativa real que podría tener un importador.
-Desde la oposición se ha dicho que no es bueno ajustar los precios todos los meses.
-Se dice que el sistema genera inestabilidad porque se ajusta todos los meses. Primero, es porque estamos acostumbrados a que se ajuste una vez por año. Hay que quitarle dramatismo al cambio de los precios. Los consignatarios de ganado se juntan todos los lunes para fijar los precios de la semana, y yo no veo que haya un escándalo si los precios en las carnicerías cambian, o si un carnicero pone una oferta al corte de cuadril y está más barato que en la carnicería que queda a 10 cuadras. Dicen que es porque de los combustibles depende toda la economía, pero más o menos, porque si no, el boleto capitalino habría bajado.
-¿Cree que tendría que haber bajado?
-Yo no sé, no conozco la mecánica del mercado, pero lo que ocurrió claramente es que el precio del boleto se fijó a la suba —más allá de que hay un subsidio—, pese a que bajó el costo del combustible. Eso significa que el mercado del boleto no está tan atado a los combustibles. Que en el pasado se haya utilizado la excusa de que subieron los combustibles para que suba el boleto, vaya y pase, pero si cuando baja el combustible no baja el boleto, entonces es que están desacoplados.
Si vos querés que los precios de los combustibles estén quietos todo el año, que para muchos puede ser razonable, eso significa regular la economía, y la economía a veces no se puede regular. Si tú fijás el precio el 1º de enero y lo vas a dejar quieto todo el año, alguien gana y alguien pierde. En el año 2019, año electoral, perdió Ancap, pero en 2018, 2017 y 2016, perdió la ciudadanía, porque hubo un año que se llegó a recaudar casi US$ 300 millones de más por combustible. En el sistema actual Ancap está bajo la lupa y está obligada todos los meses a vender a lo sumo a los precios del mercado.
-¿Cree que este mecanismo es entendido por la gente? ¿Genera confianza?
-No, yo creo que les preguntás a 100 personas y el 90% te pueden decir que es más transparente, pero que es malo porque suben los combustibles. Y esa afirmación tiene dos bases, primero, la base histórica, porque los ajustes siempre fueron a la suba: en los últimos 10-15 años bajaba el precio internacional y acá no te dabas cuenta, no nos interesaba a cuánto estaba el petróleo. Durante muchísimos años los gobiernos no fueron confiables y fueron muy opacos en cuanto a cómo tomaban la decisión, porque nadie preguntaba cómo se había hecho el cálculo. Entonces, eso fomenta las ineficiencias, los despilfarros. Y la otra desconfianza se da porque en los últimos 20 meses, desde que se aplica este sistema, la mayoría de las veces subió y menos de la mitad de las veces quedó igual o bajó, entonces, el ajuste lo asimilás a aumento.
¿Por qué llamó tanto la atención la baja en enero? Porque la gente no la esperaba, pero bajó seis pesos la paridad de importación. Cuando subió, lo hizo a lo sumo al precio internacional, pero la mayoría de las veces ni siquiera subió eso, por eso es que Ancap dejó de recaudar US$ 358 millones en dos años, porque vendimos por debajo del precio que debió haber sido. La población todavía no lo reconoce porque no identifica que con este mecanismo el gobierno inclinó la balanza en favor de la sociedad.
La caja de Ancap en 2022 nunca estuvo por debajo de US$ 90 millones. El promedio del año pasado estuvo por encima de US$ 200 millones y en el único mes donde tuvimos algún apriete fue en octubre. Estamos sobrados con las obligaciones de caja y además pagamos deudas contraídas en el 2015 en la capitalización y seguimos pagando. Entonces, los uruguayos pagaron menos, y patrimonial y financieramente Ancap está bien. Yo no sé qué porcentaje de la población está de acuerdo o no con el sistema, no sé si lo conoce bien, pero la sanidad de Ancap no se puso en tela de juicio como en otras épocas y la gente paga por debajo de los precios del mercado.
-¿Cuándo estima que será un mecanismo confiable?
-Cuando sistemáticamente yo te pueda decir que la salud patrimonial y financiera de Ancap es buena, y aun así todos los meses bajen los combustibles. Pero para eso tiene que ocurrir en el mercado internacional, por eso no tendría que llamar la atención que hayan bajado los combustibles en enero. En octubre, noviembre y diciembre los combustibles tendrían que haber subido y solo subieron en octubre, en noviembre y diciembre no subieron, y en enero bajaron. La regla es subir lo menos posible y bajar todo lo necesario. Si el mercado internacional muestra una baja, en Uruguay tiene que mostrarse la misma baja. Las bondades del sistema las niega quien no lo entiende o no lo quiere entender, o entendiéndolo tiene que expresar su oposición, pero funciona bien.
Los combustibles deberían variar en Uruguay como en el mundo, y hacerlo en el punto de venta. ¿Qué tiene de malo que una estación de servicio venda la nafta más barata de mañana y más cara de tarde? ¿Por qué no lo hacen los estacioneros? ¿Por qué están todos pegados al precio máximo cuando podrían poner precios mínimos? Esa es la mecánica que se tendría que dar en todo el mercado.
-¿Qué opina de las críticas de la oposición con respecto a esta política de combustibles, a pesar de que los artículos para establecerla fueron votados por unanimidad?
-Quien critica el sistema es o porque no lo conoce o porque no lo quiere conocer. Si lo conocés, podés estar un poco más o menos de acuerdo, pero si lo conoces y lo entendés, es innegable, porque se trata de los números: la población pagó de menos y Ancap está mejor patrimonial y financieramente que cuando la recibimos. El sistema no perjudica a Ancap, pero tampoco a la población. Es justo. La unanimidad del Parlamento aprobó este mecanismo porque estaban todos de acuerdo. Pero es fácil decirle a la gente que los combustibles suben por el método que están aplicando y que compren esa idea. Se utiliza esto para criticarnos. Es faltar a la verdad decir que el precio sube por el mecanismo que estamos utilizando, sube porque refleja el precio internacional.
-Hay quienes dicen que no es justo el precio de mercado que se toma.
-Todavía hay algunos negacionistas que dicen eso, y que hay que tomar el precio de Brasil. No, hay que tomar el precio de un mercado asequible y sostenible en el tiempo, no uno oportunista, porque para eso están los traders. Pero Ancap no puede depender de las oportunidades que haya en el mercado de Brasil. Este gobierno no sube los precios todo lo que podría. Si hubiéramos seguido exactamente los precios del mercado, en los últimos dos años se habrían pagado US$ 360 millones más caros los combustibles. Las discusiones se transforman en cuestiones tácticas, electorales, y no se llega a la profundidad de qué le conviene o no al país. En Brasil en los últimos tres años cayeron dos presidentes de Petrobras por seguir los precios del mercado; en Argentina faltó gasoil porque en la refinería dijeron “no tengo más gasoil para producir y no voy a importar a pérdida”. Esas son las cosas que, en el debate público, en el titular, no se dicen. ¿Cuándo la población va a estar confiada en este sistema? Cuando baje tantas veces como suba.
“Comparto la preocupación del sector productivo por el precio del gasoil, pero no es culpa de Ancap”
-Hay un reclamo histórico de los sectores productivos en cuanto a los costos de combustibles que a nivel regional hacen que Uruguay no pueda ser competitivo. ¿Cuál es su visión?
-¿Por qué la pasta de dientes es más cara en Uruguay que en Brasil? ¿Por qué la hamburguesa Big Mac sale más cara en Uruguay que en casi todos los países del mundo menos Suiza? El problema no es solamente de competitividad de los combustibles. El precio de los combustibles tiene tres componentes: el precio del producto, los impuestos y el costo de la distribución. El costo del producto está solucionado con la metodología de fijación de precios. Los impuestos dependen de la política fiscal del gobierno. ¿Podemos bajarlos? ¿Uruguay se puede dar el lujo de bajarle el IVA al gasoil o el Imesi a la gasolina? Sí, claro, por decreto, es fácil. ¿Y quién paga las cuentas del Estado? De algún lado tiene que salir. ¿De los sueldos? ¿De las pasividades? ¿De las compras? ¿Aumentamos el IRPF? El problema de los impuestos es del fisco. Uruguay tiene una estructura de costos que está fuertemente indexada y es altamente rígida, se van ajustando al alza. Y los costos de distribución son US$ 400 millones por año. Seamos un poquito más sinceros en la discusión. Yo entiendo la presión y lo veo porque el precio final es más caro que en otros lugares, pero en Argentina no hay un subsidio al transporte colectivo de pasajeros que sale cinco pesos por litro. Cinco pesos del litro de gasoil van al transporte capitalino que usa gasoil. ¡Es una locura!
-¿Habría que reverlo?
-Sí, claro. Yo comparto la preocupación del sector productivo, de algunas gremiales, que se quejan del precio del gasoil, pero no es culpa de Ancap, que está vendiendo por debajo del precio de mercado y no tiene más deudas ni problemas patrimoniales.