En un mano a mano con CRÓNICAS, el consultor analizó el proceso de negociación entre Uruguay y China, tras el anuncio presidencial de que el estudio de factibilidad para un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambas naciones arrojó un resultado positivo. En la oportunidad, advirtió que esta deliberación puede ser “más larga de lo que la gente piensa”, e insistió en la necesidad de ingresar al Tratado del Transpacífico (Cptpp), ya que “para Uruguay sería una manera de diversificar socios y exportaciones y minimizar cualquier tipo de dependencia”.
Por Ariana Vezoli | @ArianaVezoli
-¿Qué lectura hace del anuncio que hizo el presidente la semana pasada sobre el resultado positivo del estudio de factibilidad para un TLC con China?
-En principio, creo que el presidente cumplió con lo que había prometido, aunque con una pequeña demora debido a que son temas complejos.
Lo que creo que corresponde a la oposición y a todos los partidos, es cerrar filas detrás del presidente; lo mismo que se hizo cuando el Frente Amplio (FA) era gobierno en el caso de Botnia, que se volvió un tema de «Uruguay primero”.
Vamos a empezar a recorrer un proceso que será más largo de lo que la gente piensa. El presidente aclaró que no va más allá de lo comercial, y eso envía una señal importante. No vamos a entrar en ningún tema de seguridad, defensa o estrategia con ningún país. Más allá del comercio, nada.
Cualquier crítica es prematura. Debemos evitar la conflictividad preelectoral criticando absolutamente todo, en este caso, con acuerdos que buscan ser una solución para todos, no solo para la coalición. Hay que bajar el tono desde la oposición y verlo de manera constructiva. Estoy seguro que el presidente va a tener diálogo con todos.
– En lo que refiere al TLC, ¿alguno de los países lidera los tiempos del acuerdo?
-En principio, cuando se hizo el estudio de prefactibilidad y quedó pendiente el resultado, uno ve -por la propia dinámica de los temas- que China estaba empezando a emitir opiniones que daban la impresión de que los tiempos los daban ellos. Quizás, porque escucharon lo que suponía negociar con Uruguay, tratan de manejar la agenda, que en cualquier negociación -ambos o el grupo- tratan de posicionarse de manera que puedan tener alguna ventaja.
Veremos cuando empiece la negociación de lleno. He visto comentarios pidiendo transparencia, y por supuesto que debería verse el máximo posible. Pero cuando se negocian tratados también tiene que mantenerse cierta reserva, porque si uno lo discute públicamente le está dando información al otro lado.
-¿Cuál cree que sería el modelo ideal para encarar este tratado?
-Como hizo Chile al principio: tendría que ser acotado. Habría que priorizar algunos productos, para luego llegar a un full TLC. Con acotado me refiero a empezar por aquellos productos que tienen los aranceles más altos, es decir, nuestros cinco productos agroalimentarios. Luego habrá un listado mucho más amplio, pero siempre priorizando el interés de Uruguay. Ellos intentarán hacer lo suyo en ese sentido. Y lo que es igual de importante, que el presidente aclaró el día de la conferencia de prensa, es no cerrarle la puerta a nadie.
-¿Considera que el escenario mundial y la cercanía de China con Rusia pondrían en riesgo la imagen internacional de Uruguay al aliarse con el país asiático?
-Hoy Taiwán y Japón son los socios principales de China, con los que puede haber diferencias. Incluso EEUU es un socio fundamental para el país asiático, por lo que no veo problemas en ese sentido. Tenemos que separar y mantener la tradición uruguaya: insistir en los derechos humanos. Pero esto es algo estrictamente comercial. Tenemos intercambio con Irán, y otros países autocráticos o teocráticos. El gobierno va a negociar en buena fe, y si surgen temas de esa naturaleza se sabrá corregir el rumbo, pero no creo que vaya a ocurrir.
-¿Cómo interpreta el comunicado que lanzó Argentina luego del anuncio de la presidencia uruguaya?
-El presidente lo dijo, no estamos buscando nada que pueda dañar ni menoscabar el Mercosur; somos el 1% del PBI del bloque. Lo que falta es comprensión y pensar serenamente, en particular, por parte de Argentina. Esto no significa nada en contra de ese país ni del bloque, y Uruguay no tiene ninguna intención de salirse. El resto tiene que entender que la situación no deja mayor opción. Argentina está negociando con los Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), y con la Unión Europea (UE). Son todos acuerdos en los que entra el comercio. Lo mismo hace Brasil. Estoy seguro de que lo harían más allá de lo que Uruguay pudiera decir.
-En medio de la crisis económica e institucional que azota Argentina, también se han dado cambios grandes dentro del gabinete. ¿Cómo cree que se proyecta esto ante el escenario del Mercosur?
-Los ministros de Economía siempre se entienden mejor, pero preocupa que Argentina esté en una situación crítica. Cuando se está así no se piensa en el impacto de las palabras, como ya ha sucedido con Fernández. Espero que no se repita, porque nuestro presidente no va a cambiar el rumbo ni el tono.
En negocios, Argentina está en un momento similar al nuestro: buscando socios en todas partes, como Rusia, China, y la UE. Y, cuando llegue el momento de negociar, no le vamos a recordar la cláusula 32/00, porque Uruguay no tiene esa vocación.
No nos vamos a mover un centímetro, y ojalá el Mercosur nos acompañe, pero nada se puede interponer entre el derecho al desarrollo y nuestro país. Si hubiera opciones podríamos hablar, pero un país con un mercado tan pequeño no tiene otra que abrirse y competir.
-¿Qué lectura hace del intercambio en el marco de la cumbre del Mercosur?
-Uruguay sigue una línea coherente y respetuosa, donde reitera los argumentos que justifican su decisión de negociar dentro y fuera del Mercosur.
De todas maneras, lo de China se extenderá en el tiempo y veremos cuándo y cómo termina. Pero lo que sí sirve es que abre también las puertas y las opciones para buscar acuerdos como el Cptpp, un TLC de última generación, diversificando los socios, los productos, minimizando las dependencias y yendo más allá de algo «mercantilista», ya que nos exige disciplina interna y nos integra a una sociedad más amplia y con principios compartidos.
Confiamos en que sea con altura y Uruguay muestre lo que siempre fue: un país con vocación internacional, que ha moderado entre los grandes, no hegemónico, que representa el 1% del PBI del Mercosur y tiene derecho al desarrollo. Es algo consagrado en el derecho Internacional, y nadie puede impedir que busque empleo y bienestar para su gente.
Paraguay acá está jugando con sus declaraciones, sin embargo ellos tienen relaciones con Taiwán. Cada cual está obligado a dar un discurso de acuerdo a su realidad y sus intereses.
-Ha insistido en que el Tratado del Transpacífico sería un camino más viable o útil que el TLC con China. ¿Qué podría aportar este que el TLC no?
-Uruguay se sentiría muchísimo más cómodo negociando en 11 mercados que en uno. Inclusive, habría mayores posibilidades de colocar nuestros productos de exportación en países que tienen necesidades agroalimentarias.
Vamos a seguir teniendo alrededor del 30% del comercio con China, eso no va a cambiar. Pero saber que podemos abrir una alternativa con 11 países más nos daría más margen y alternativa, siguiendo los tiempos de la negociación con China -que no sabemos cuánto puede demorar-.
Por su calidad de país con tradición de respeto al derecho internacional y que puede jugar un papel importante, ha tenido siempre una postura impecable. Inclusive puede ayudar, porque no todos los miembros son democracias plenas.
Para ingresar, China y Taiwán corren por un camino separado al resto, no hay una cola para estos dos. Se puede demorar diez o quince años, si es que sucede.
Por otra parte, sabemos que Corea ha decidido no presentar su candidatura y que Inglaterra se ha demorado más de lo que se pensaba.
Para Uruguay sería una manera de diversificar socios y exportaciones y minimizar cualquier tipo de dependencia. Que sea al mismo tiempo que estamos comenzando la negociación para el TLC no debería llamarle la atención a nadie. Lo está haciendo Ecuador, que presentó solicitud de membresía al Cptpp mientras que negocia un acuerdo con China que pretende cerrar a partir de diciembre.
Y diría más, si todo esto se da no sería descartable que se reabra la oportunidad de negociar con la UE, dada la situación de inseguridad alimentaria, pero también por la de las cadenas de suministro de energía y transporte. Los países proteccionistas de la agricultura hoy nos necesitan, y el Mercosur iría junto. Si nosotros podemos alimentar 10 veces más, imagínese Brasil y Argentina.
-¿Tiene conocimiento de que desde el gobierno se hayan hecho avances en este sentido?
-El presidente no está quieto, lo tiene muy presente. Debe haber ya un borrador de carta solicitando nuestra adhesión, es lo mínimo que puede tener preparado el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Economía y Finanzas. Es algo que tenemos que hacer de manera inmediata. Como lo dijo el presidente en su momento, no solo por el Cptpp, sino por EEUU y otros. Confío en que el borrador esté pronto. Esto significa comenzar un proceso que puede llevar quizás menos tiempo que el de China.
Si estamos con estos planes, necesitamos una institucionalidad fuerte, como Chile o México, crear recursos humanos, diplomáticos y económicos; tener negociadores comerciales que sean diplomáticos, porque acá empieza el detalle que solo lo pueden tratar los negociadores. Estamos hablando de porcentajes, cifras y fórmulas que, para quien no conozca el tema, le puede parecer esperanto.
Hay que estar preparados, porque China tiene -culturalmente- otras formas de negociar.
Retomar la exploración
-Hace poco, el gobierno hizo concesiones a privados para la exploración en busca de petróleo. ¿Cómo evalúa la decisión?
-Soy partidario de retomar la exploración. Explotar de manera responsable un recurso comprobado para crear un fondo, para poder fortalecer la educación, que es donde estamos fallando de verdad, es un objetivo necesario y noble.
Cuando los precios han subido por encima de US$ 100, se justifica. Por más que seamos el país N°2 en energía eólica, el precio de los combustibles está generando una inflación brutal en todo lo que es transporte y en la productividad del país; a pesar de que seguimos en una transición a renovables y hemos llegado antes que casi todos.