La renuncia de Luis Caputo al BCRA, en momentos en que el gobierno de Mauricio Macri negociaba una ampliación del acuerdo con el FMI, generó una nueva semana de inestabilidad que repercutió directamente en el mercado cambiario. De todas formas, expertos consultados por CRÓNICAS evalúan que el acuerdo con el FMI parece haber calmado al mercado. Para Uruguay, esperan “en el mejor de los casos” un crecimiento bajo, y consecuencias directas en el comercio y el turismo. Asimismo, lamentaron que el país no cuente con margen fiscal para aplicar políticas contracíclicas.
Por Ricardo Delgado | @ricardo_dl e Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
Las noticias que llegan desde Argentina nuevamente generan preocupación e incertidumbre, lo que se ha reflejado directamente en el mercado cambiario con una nueva apreciación del dólar. La sorpresiva renuncia de Luis Caputo como presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), en momentos en que se negociaba un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) pareció ocurrir en el peor momento de todos y reavivó los temores sobre el futuro de la economía argentina. Sin embargo, el paso de las horas parece haber llevado tranquilidad y el mercado parece haber asimilado la decisión con una relativa calma.
Pero más allá de las reacciones de los mercados cambiarios y bursátiles, que suelen ser muy emocionales en su toma de decisiones, es interesante bajar la pelota el piso y ver qué posibles repercusiones tiene el nuevo acuerdo con el FMI (ver recuadro página 14), los cambios de nombres en el BCRA, y –por supuesto- la situación de Uruguay en medio de este mar embravecido.
La renuncia
Para Gabriela Mordecki, coordinadora del área de Coyuntura del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad de la República, la decisión de Caputo se dio en “un momento un poco especial” ya que ocurrió “con Macri en plena negociación en Estados Unidos”. En ese sentido, estimó que fue “un poco a destiempo en la negociación y aportó más incertidumbre”.
De todas formas, interpretó que con el paso de las horas “no fue algo tan negativo como podría pensarse”. “Cuando se analiza en frío parece que no es el mejor momento, agrega un hecho que aporta más inestabilidad. Sin embargo, el reemplazo fue inmediato y con un profesional muy sólido, que ya venía trabajando en el equipo”, explicó Mordecki. “Al final resulta que el equipo que sobrevive tiene más coherencia” entonces lo convierte en un hecho que “terminó -a posteriori- calmando el mercado”.
Pablo Moya de la consultora Oikos, evaluó que “el mercado está viendo los movimientos que está teniendo el gobierno argentino –que no son buenos- en cuanto a la conducción de la economía del país” lo que ha generado mayor incertidumbre y esa incertidumbre se traslada al dólar que funciona como activo de refugio. “Es bastante sintomático y bastante lineal”, comentó. De todas formas, negó que la renuncia se haya dado en el peor momento. “La señal que se quiere dar es de estabilidad y creo que esto es consecuencia de las exigencias del FMI (…), no es una señal al mercado. Me imagino que nadie lo va a decir, pero era “prácticamente” una exigencia del Fondo, o que el Fondo no estaba de acuerdo en cómo se venía manejando la política económica, monetaria y cambiaria, (que) en general no estaba siendo clara y transparente”.
Por su parte, Hernan Bonilla, director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) interpretó que no fue una buena señal, dado el momento de la negociación con el FMI. “En momentos en que se está atravesando una situación compleja, no son buenas señales que renuncie una figura importante del equipo económico”, comentó. De todas formas, estimó que habrá que esperar el manejo del nuevo titular del BCRA, Guido Sandleris, y en qué grado mantiene la independencia respecto al equipo económico liderado por el ministro de economía Nicolás Dujovne.
“Parece que la tendencia ha sido reforzar la conducción desde el Ministerio de Dujovne”, señaló Bonilla.
Por su parte, el socio de Asesoramiento Económico de Deloitte, Pablo Rosselli, comentó que la renuncia “fue sorpresiva”, pero que luego se entendió que fue parte “del proceso de renegociación del acuerdo con el FMI”, por lo que los impactos “fueron esencialmente pocos”. “El alejamiento de Caputo recogía algún grado de discrepancia importante con la estrategia que se estaba siguiendo, pero lo relevante enseguida fueron los términos del acuerdo”, comentó. Rosselli enfatizó que lo importante “es el nuevo acuerdo”. “En lo que tenemos que concentrarnos es en el acuerdo, más allá de la renuncia”, señaló.
El acuerdo
Para Rosselli, los anuncios del acuerdo con el FMI “fueron realmente importantes” y “parecen que van en la dirección correcta”. “El acuerdo con el Fondo involucra un mayor volumen de crédito del FMI, que da una muy razonable certeza de que Argentina no debería tener problemas de financiamiento en 2019, e implica pasar de controlar la tasa de interés a los agregados monetarios. Esas dos cosas nos parece que van en la dirección correcta”, sostuvo. Otro hecho importante al que hizo referencia es a la nueva política monetaria que “va a ser muy, pero muy, restrictiva. Mucho más de lo que podíamos imaginar”. Para Rosselli, esto va a tener dos fuertes impactos: la recesión en Argentina va a ser más profunda de lo que estaban pronosticando los analistas, y se vuelve más incierto el comportamiento cambiario –al menos- en el corto plazo. “Con los elementos que tenemos en este momento no me animaría a hacer ningún juicio de valor acerca de si esto es mejor o peor para Uruguay de lo que teníamos antes. Si el programa termina siendo exitoso y el gobierno logra cerrar el déficit fiscal y estabilizar los precios con una inflación más baja en el 2019, en el largo plazo habrá sido mejor para Uruguay”, evaluó.
Por su parte, Mordecki dijo que es difícil evaluar qué es lo que ocurrirá, pero valoró que la incertidumbre sobre Argentina no va a aflojar hasta tanto “no se vean como resultados positivos en la economía real”. “Creo que justamente este nuevo acuerdo, un nuevo préstamo, lo que busca es darle como más solidez al gobierno para poder afrontar posibles subas o corridas contra el peso argentino”, comentó.
Impactos en Uruguay
Tratando de interpretar por dónde puede venir el golpe para Uruguay, Bonilla descartó la posibilidad de una crisis como la de 2002 “porque la vía fundamental de contagio que era la financiera no existe hoy”. Sin embargo, evaluó que sí habrá “un impacto comercial” por la caída de las exportaciones a Argentina, lo que golpea fundamentalmente a algunas industrias que dependen mucho de ese mercado. Asimismo, “va a pegar en el turismo”, ya que “más del 70% de los turistas son de ese origen” y “hoy Uruguay está muy caro para los argentinos”. De todas formas, dijo que es difícil saber la magnitud del impacto.
Bonilla también sostuvo que Uruguay tiene un problema en el frente fiscal, con un elevado déficit y nivel de deuda, lo que son “datos malos en una situación de incertidumbre”. También opinó que el pronóstico de crecimiento del gobierno no se va a cumplir este año, ni el próximo, lo que hará que la recaudación sea menor a la prevista. “Ahí hay un tema fiscal que seguramente va a haber que atender”, comentó el experto, quien valoró que será difícil que se tomen las medidas necesarias debido a que estamos en un período preelectoral. “Habría que intentar reducir el déficit fiscal mientras todavía tenemos un panorama bastante tranquilo”, señaló Bonilla quien criticó que luego de años de crecimiento “tendría que haberse previsto una trayectoria fiscal que hoy nos permitiera estar en una situación más cómoda”.
Por su parte, Rosselli destacó que “la economía uruguaya cuenta con fortalezas importantes, que me parece nos separan mucho de Argentina”. Detalló que Uruguay no tiene el déficit fiscal ni de cuenta corriente que tenía Argentina cuando se desató esta crisis y cuenta con una posición de endeudamiento “muy sólida” en plazos, composición de moneda y tasas. “No debemos esperar consecuencias traumáticas para la economía uruguaya”, dijo Rosselli, aunque advirtió el crecimiento económico será en los próximos doce meses “en el mejor de los casos, muy, muy pequeño”.
Para Rosselli, pesan en esta menor dinámica de crecimiento los desequilibrios macroeconómicos del país. “Uruguay ha quedado muy caro en dólares, los niveles de competitividad cambiaria son extremadamente bajos y eso está generando un conjunto de decisiones del sector privado que conducen a esta situación de mínimo crecimiento económico”, señaló. Interpretó que lo deseable sería contar con una política económica anticíclica que alentará el crecimiento, pero debido a la alta inflación y el déficit fiscal alto “no hay espacio para que la política fiscal sea expansiva”.
Por su parte, Mordecki evaluó que tanto Argentina como Brasil, son mercados muy relevantes y en los cuales los inversores se fijan para tomar decisiones, por lo que “Uruguay tiene riesgos regionales fuertes”. Opinó que el turismo sentirá el efecto directo por el encarecimiento del país, y luego “dependerá de cada sector”. Para Mordecki, el gobierno ha tomado algunas medidas -fundamentalmente asociadas al turismo-, pero tampoco cuenta con “margen” porque “el déficit fiscal es muy elevado”. “Margen por el lado de dar apoyos o subsidios no existe”, concluyó.
Por último, Moya evaluó que el riesgo inmediato viene por el mercado cambiario, aunque opinó que “una fuerte devaluación de la moneda local no sería proyectable”. En cuanto al sistema financiero, dijo que “está lo suficientemente sólido y con buen respaldo como para poder atender alguna mayor demanda de los depositantes”. “Creo que el sistema financiero está suficientemente sano y sólido, solvente, como para atender ese eventual riesgo”, señaló.
Otro riesgo mencionado por Moya es la pérdida de competitividad y relacionado a lo anterior, el turismo: “Se encarece muchísimo el destino uruguayo”.
Al igual que sus pares, el economista de Oikos entiende que el margen para aplicar medidas paliativas a esta coyuntura “es muy reducido”.
A modo de resumen, dijo que “el país en términos generales está bien parado. Está realizando, desde el punto de vista monetario y cambiario, una buena política. (…) tratando de quitarle volatilidad y mantener la tendencia que presentan otras monedas de países emergentes en el mundo”. “Se está haciendo lo que se puede, y no es posible hacer mucho más”, agregó.
Dólar seguirá fortaleciéndose por decisión de la Fed y volatilidad regional
Las turbulencias en Argentina tuvieron un impacto inmediato sobre el mercado cambiario del vecino país, donde el peso argentino volvió a cotizar por sobre los 40 pesos, y también en Uruguay, donde el billete verde cortó con la estabilidad que había mostrado la semana pasada. El martes, día de la renuncia, el dólar interbancario en Uruguay cerró en 33,02 pesos, 1,2% de aumento respecto al día anterior, y cortó con seis descensos diarios consecutivos. El miércoles, una vez se calmó el nerviosismo inicial el billete verde bajó 0,24% a 32,94 pesos y ayer jueves recuperó lo perdido la jornada anterior y se apreció un 0,30% cerrando a 33,04 pesos.
En las pizarras del Banco República el dólar cerró ayer jueves a 32,37 pesos a la compra y 33,78 pesos a la venta.
Consultados respecto a qué esperar del mercado cambiario teniendo en cuenta la inestabilidad de Argentina y la decisión de la Reserva Federal (Fed) estadounidense de incrementar la tasa de interés (ver nota página 17), Mordecki dijo que “es muy difícil proyectar qué es lo que va a pasar”, pero lo más probable es que continúe habiendo “episodios” de volatilidad, con una tendencia a la apreciación del dólar. “Vamos a tener estos episodios de subas y bajas, por lo menos mientras dure este período de alta inestabilidad. Eso va a ser así, no hay cómo aislarse de ese fenómeno”, opinó.
En una línea similar, Moya sostuvo que “la tendencia de doce meses es de una suba del dólar” por cuestiones internacionales como los recientes anuncios de la Fed y a factores regionales como los sucesos políticos de Argentina y Brasil, que “hace que se genere ruido y todo ese ruido presiona al alza”. “Está claro que esos ruidos, en todo caso, lo que hacen es que suba y después baje, pero en ningún caso es que baje y después suba. La primer reacción es que suba”, sostuvo.
Por su parte, Bonilla interpretó que “la tendencia va a ser a que se refuerce a un aumento del dólar, pero a un ritmo mucho más gradual”. Al igual que Moya, fundamentó su opinión en el aumento de la tasa de interés de la Fed y los aspectos regionales. “La tendencia global es la que el dólar se fortalezca. Por lo tanto, es probable que veamos -sin sobresaltos- una suba gradual del tipo de cambio”.
En tanto, Rosselli explicó que “la dinámica económica en Argentina hoy por hoy tiene un conjunto de ingredientes domésticos que terminan siendo mucho más gravitantes que la decisión de la Fed”, que “ya estaba ampliamente descontada en los mercados”. Por su parte, advirtió que “el contexto internacional no es el mejor” y es particularmente “adverso para los países que tienen fragilidades macroeconómicas importantes como es el caso de Argentina”.
Nuevo acuerdo con el FMI modifica el régimen cambiario y la política monetaria
Aire. Eso fue lo recibió Argentina de parte del FMI, cuando se le dio el visto bueno a la ampliación del acuerdo firmado con el país en junio. A los 50.000 millones de dólares del acuerdo original, se le suman 7.100 millones adicionales y se adelantaron fondos para despejar los temores sobre un eventual cese de pagos, según anunció el ministro de Economía argentino Nicolás Dujovne y la directora del FMI, Christine Lagarde.
De acuerdo a lo explicado, en lo que resta del año Argentina recibirá 13.400 millones de dólares de los 6.000 previstos originalmente mientras que en 2019 la cantidad se elevará de 11.400 a 22.800 millones. Esto es para que Argentina “pueda seguir afrontando los desafíos que la actual situación internacional le está presentando”, dijo Lagarde, agregando que “el Fondo mantiene su compromiso de ayudar a Argentina”.
Los analistas estiman que con la nueva ayuda, Argentina cubre sus necesidades de financiamiento hasta el año próximo.
Pero como nada es gratis en la vida, a cambio del financiamiento, Argentina acordó cambios importantes en el régimen de tipo de cambio y cambió el foco de la política monetaria del manejo de la tasa de interés al control de los agregados monetarios. Al mismo tiempo el BCRA no emitirá pesos y reducirá a cero por ciento el crecimiento de la base monetaria hasta junio del próximo año.
Respecto al tipo de cambio, el nuevo régimen constará de dos zonas: una de no intervención y otra de intervención del BCRA. La primera se fijó entre los 34 y 44 pesos por dólar y se ajustará diariamente a una tasa del 3% mensual hasta fin de año, anunció el nuevo presidente del BCRA, Guido Sandleris. Si el peso se deprecia por encima del límite más alto la autoridad monetaria podrá intervenir ofertando hasta 150 millones de dólares diarios. Si la moneda se aprecia contra el dólar por debajo de los 34 pesos, accionará mediante la compra de divisas.
“El nuevo régimen monetario permitirá reducir la inflación y recuperar la estabilidad y previsibilidad de precios que Argentina tanto necesita”, explicó Sandleris, el tercer titular del BCRA desde la llegada de Macri al poder en 2015. El funcionario defendió que este sistema se aplicó con éxito en varios países del mundo, entre ellos Chile e Israel.
En otro orden, el BCRA decidió no aumentar la base monetaria, el dinero legal en circulación más las reservas de los bancos, hasta junio de 2019. En los últimos meses la masa monetaria mostró un crecimiento superior al 2% mensual.