Pasaron casi tres años desde que se aprobó la ley que regula el mercado de la marihuana, y todavía no se pudo concretar en su totalidad. Las empresas dedicadas a la producción de la planta han tenido inconvenientes, lo que se suma al poco interés de las farmacias en la venta y al reciente conflicto en el Correo, que impide la apertura del registro de consumidores. De todas formas, ya está reglamentado el autocultivo del cannabis y la participación de los usuarios en clubes de membresía.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
En entrevista con CRÓNICAS, el vocero de la Asociación de Estudios del Cannabis del Uruguay (AECU), Juan Vaz, dijo que algunos de los sistemas de abastecimiento presentan dificultades, pero destacó la importancia de preservar el modelo de regulación para poder implementarle los cambios necesarios.
AECU se formó en el 2011 con el objetivo de ser un interlocutor del gobierno. Quienes la conformaron, antes pertenecían a un colectivo de activistas cultivadores llamado “Planta tu planta”, donde empezaron a militar por la legalización del cannabis, pero que no tenía autoridades ni la posibilidad de incorporar médicos, contadores, escribanos y otros profesionales, por lo que decidieron pasar a ser una asociación civil.
Hoy tienen un diálogo muy fluido con el gobierno. De hecho, Laura Blanco, su presidenta, le informa al Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) cuáles son las necesidades o los puntos a limar en cuanto a los clubes de membresía. La asociación ha participado en el proceso de reglamentación como asesora del gobierno, aunque éste no ha tenido en cuenta todos sus aportes.
Vaz afirmó que la regulación es totalmente funcional, pero hay problemas con algunos de los sistemas de abastecimiento. ¿A qué se debe? El gobierno otorgó la licencia a dos empresas para producir la planta, pero más allá de su buena voluntad, “jamás han producido nada y ahora tienen que producir dos toneladas”, sostuvo, y explicó que el cultivo tiene muchos imponderables, que no es fácil y menos para quien no tiene experiencia.
“No compartimos que haya venta en farmacias, pero si no tenemos un modelo, no podemos luchar para cambiarlo”
“Como todas las cosas de este gobierno, hay muchas fallas en la gestión. Yo creo que se priorizó, por una cuestión de miedo, la confianza en la transparencia de las empresas. El gobierno priorizó la seguridad porque era de lo que sabía, y no la producción, que era lo que no sabía, entonces las empresas no empezaron bien”, señaló. Incluso éstas fueron observadas por el Ministerio de Salud Pública tras inspecciones, por lo que deberán mejorar su operativa.
De todas maneras, cada una de estas empresas en un principio solamente producirá dos toneladas al año, es decir, una cantidad mínima si se compara con las 40 que se calcula que Uruguay consume.
Por otro lado, los usuarios tienen la posibilidad de plantar en sus casas o formar parte de un club de membresía. “Más allá de que el gobierno diga que hay 5.000 cultivadores inscriptos, el universo de cultivadores es mucho más grande”, aseguró. Y los clubes de membresía, por su parte, crecen exponencialmente.
Según las cifras de AECU, hoy se calcula que en el país hay unos 15-20 mil cultivadores y alrededor de 250 clubes, y si bien no todos están en la formalidad, van camino a estarlo. Igualmente, la cantidad total de consumidores oscila entre 150 y 200 mil.
Se dieron vuelta
El activista recordó que cuando todavía no se sabía dónde se iba a vender la marihuana producida por el gobierno, las farmacias fueron las que pidieron participar en la comercialización, e incluso hubo negociaciones entre las autoridades gubernamentales y el Centro de Farmacias del Uruguay (CFU), donde se intentó transar la vuelta de los medicamentos mutuales a los locales, a cambio de la venta de la droga.
Luego las autoridades del Centro cambiaron. “Las actuales tienen una filiación política diferente a las anteriores y le pegan al gobierno. ¿Cómo? Incitando a las farmacias a que no se inscriban, junto con el lobby de los químicos farmacéuticos. Es decir, en todo esto hay un tema político atrás”, puntualizó.
“Más allá de que el gobierno diga que hay 5.000 cultivadores inscriptos, el universo de cultivadores es mucho más grande”
Además, expresó que hubo actores que dieron falsas expectativas adelantando la fecha en la que se comenzaría la venta en las farmacias.
Según informó El País la semana pasada, son cada vez menos las sucursales interesadas en vender marihuana. “Son menos de diez”, dijo al diario el vicepresidente del CFU, Alejandro Antalich. Sin embargo, el secretario general de la Junta Nacional de Drogas, Diego Olivera, manifestó que ese dato es “erróneo”, y agregó que “hay un listado mucho mayor a diez –cerca de 50- que garantiza una razonable cobertura”.
Preservar el modelo
Si bien Vaz se define como apolítico, rechaza que se tome el tema para “pegarle al gobierno”, porque eso perjudica al modelo de regulación del consumo, que debe sobrevivir para poder hacerle los cambios que necesita. “No compartimos que haya venta en farmacias, pero si no tenemos un modelo, no podemos luchar para cambiarlo”, argumentó.
A su vez, expresó que hoy hay tres tipos de marihuana seleccionados por gente que nunca fumó y producidos por gente que nunca produjo. “Eso está mal pero es el principio, y estamos esperando que la producción salga, que se pueda vender aunque sea en dos farmacias, para que la gente vea que no es un cuco, que no las van a asaltar para llevarse 200 gramos de marihuana”, comentó.
Conflicto
Otro de los motivos del atraso en el comienzo de la venta de marihuana es el conflicto sindical desatado en el Correo, donde se está negociando el convenio colectivo del sector desde hace varias semanas. Esta paralización impide que se pueda abrir el registro de consumidores de cannabis interesados en comprar en las farmacias.
Menor impacto
Consultado acerca del impacto que ha tenido la ley que regula el consumo de esta droga en el narcotráfico, explicó que muchos de los que antes vendían “faso” paraguayo, hoy están vendiendo pastillas. En la misma línea, indicó que si se observan las últimas incautaciones, ha habido un movimiento de pastillas que antes no había, o sea que el narcotráfico se mueve porque ya no se vende tanto “faso” prensado, y cada vez se va a vender menos.