El portal InfoCasas realizó un recorrido por el real estate local y los impactos que el mismo tuvo en 2020, año marcado por la pandemia del covid-19.
Del informe se desprende, entre otras cosas, que el de los ladrillos sigue siendo un rubro que es calificado como uno de los más seguros para invertir.
¿Qué pasó con la venta de inmuebles y arrendamientos residenciales? ¿Cuál fue el comportamiento de los alquileres temporales? ¿Quién buscó propiedades? Esas y otras interrogantes las responde el estudio.
El 2020 fue un año complejo y de desafíos para todos los sectores productivos en Uruguay y el mundo. Las repercusiones de la pandemia del covid-19 generaron impactos impensados en varios rubros, incluido el del real estate, aunque en algunas áreas pudo mantener su estabilidad. Cambios en las necesidades de los usuarios marcaron el surgimiento de nuevas tendencias, mientras que cambios normativos propiciaron un mayor interés del público inversor, tanto local como extranjero, según establece el informe del portal InfoCasas, generado a partir de datos propios y consultas realizadas a expertos del sector, que analizaron lo que sucedió en 2020.
El año empezó con fuerza en la actividad del portal, con un aumento del 97% en tráfico y consultas en comparación con enero de 2019, representando por cuarto año consecutivo el mes récord en los dos ítems mencionados anteriormente.
Pero en marzo, tras la llegada del covid-19 al país, el tráfico del sitio presentó una caída de 35%, aunque 15 días después empezó la recuperación progresiva.
Para inicios de junio InfoCasas ya había recuperado el tráfico a valores precoronavirus. Sobre esta dinámica, el análisis establece, a modo de reflexión, que las necesidades de vivienda siempre van a estar, y que aunque las búsquedas se pausaron, ese período fue acotado y rápidamente se recuperó el tránsito.
Finalmente, en el global, en 2020 hubo un aumento del 15% en la demanda con respecto a 2019.
Un repaso del año
Martín Coulthrust, gerente de operaciones de InfoCasas, en diálogo con CRÓNICAS, dijo que si bien el 2020 fue un año muy atípico, dentro de la gravedad de la situación el rubro inmobiliario fue el que se mantuvo más estable, aunque con ciertos altibajos, dependiendo del sector analizado. Por ejemplo, mientras algunos rubros mejoraron -como el de obra nueva-, el de las oficinas se vio muy afectado.
“Cuando arrancó la pandemia, en marzo, enseguida se dio un párate muy grande en todo el sector, y eso enseguida lo registró el tráfico del sitio, con una caída del 35%. La gente que estaba buscando casa dijo ‘ésta ya no es mi prioridad, mi prioridad ahora es la salud, cuidarme, conseguir las necesidades básicas’. Entonces, la gente dejó de buscar, paró de perseguir el desafío, el sueño y el deseo de la casa propia, de la mudanza y del cambio. Luego tuvimos la suerte de ser un país al que la pandemia, en un principio, no le pegó la primera oleada, lo que permitió que se fueran reacomodando algunos sectores. En nuestra actividad se fue recuperando el tráfico en el sitio, asociada a las transacciones en el rubro. Y en junio llegamos a los niveles que tuvimos prepandemia”, resumió Coulthrust sobre la primera parte del año.
Sobre el aumento de un 15% de la demanda de propiedades que se dio tras cerrar el año, el ejecutivo expresó que la principal razón es la inversión.
“Hoy, las opciones que maneja el inversor son el mercado financiero o el rubro inmobiliario. El mercado financiero tuvo un momento de inestabilidad y volatilidad que hizo que estos inversores tendieran a respaldar sus activos en ladrillos. Acá el gran ganador de todo esto son los proyectos de vivienda social, sumado a que el año pasado, con la ley de urgente consideración (LUC) hubo cambios que beneficiaron más aún al desarrollador y al inversionista de vivienda social. Los números de este tipo de unidades de compra para inversión son bastantes buenos y tienen una rentabilidad estable” indicó Coulthrust.
Al establecer los puntos más relevantes del estudio, en lo que respecta a inmuebles residenciales, el ejecutivo mencionó que se registró un crecimiento de 10% en las ventas de obra nueva para unidades por debajo de los US$ 200.000, mientras que hubo una baja del 14% en las ventas de propiedades usadas.
Este comportamiento se explica, según el informe, a que muchos inversores volcaron sus capitales al ladrillo, y a diferencia de la obra usada -que tiene un valor más subjetivo y variable-, la obra nueva funciona más parecido a la compra de otros commodities, es más fácil comparar la oferta disponible y tiene beneficios fiscales.
Cómo segundo punto, según el ejecutivo, en una temporada atípica, sobresale el alquiler temporal. En ese sentido, se registró un aumento de un 80%, respecto de 2019, por parte de los uruguayos de propiedades de alquiler temporal.
Aún cuando el 12% de los propietarios decidió no alquilar su casa de verano por la pandemia y decidió darle uso personal durante esta temporada, la ocupación registrada en Casas en el Este, el portal especializado de alquileres temporales de InfoCasas, fue del 89%, una cifra alta teniendo en cuenta el contexto de pandemia y las fronteras cerradas.
A su vez, se duplicó el tiempo promedio de reserva con respecto a la temporada pasada, posicionándose en 10 días.
Otra dato a destacar es que se concretaron alquileres por períodos largos –entre tres y seis meses, con descuentos especiales. Esto se atribuye a una tendencia de pasar la cuarentena en casas con ambientes más amplios y al aire libre, según el informe.
En materia de alquileres, Punta del Este fue el balneario con menor ocupación en comparación con 2019, dado que es el que más depende del público argentino y brasilero.
“El uruguayo compensó en buena medida lo que faltó de argentinos y brasileros. El turismo interno reemplazó en parte lo que no vino desde afuera”, explicó Coulthrust.
Como tercer punto, y quizás más negativo, en opinión del entrevistado, es el impacto que hubo en el segmento de las oficinas. “Lógicamente, el teletrabajo fue un cambio gigante que vino en la pandemia, y eso llevó a que la gente pasara cumplir las tareas laborales desde sus casas, lo que trajo aparejado, en muchos casos, una renegociación del valor del alquiler de la oficina en que estaban o, en otros casos, a cerrarla. Eso bajó la demanda y, a la vez, aumentó la oferta, impactando en los precios”, manifestó sobre el tema el ejecutivo.
Pierde terreno el concepto de centralidad
El informe establece que al igual que para la venta, las consultas referidas a alquileres residenciales en Ciudad de la Costa aumentaron este año. En este caso, el incremento fue del 16%, reafirmando los cambios que cada vez más personas eligen opciones de viviendas fuera de Montevideo pero en el radio de la zona metropolitana.
También se presentó un alza en la implementación de filtros como jardín, parrillero y piscina, evidenciando que los usuarios empiezan a evaluar y valorar opciones con más espacios al aire libre para vivir.
“Estamos detectando es que cada vez crece más el interés por tener un jardín, por estar cerca de la playa, por tener un espacio luminoso, un parrillero. Entonces, por la pandemia más gente trabajó desde su casa, estuvo más tiempo en el hogar, y eso acentuó el interés de tener estos espacios abiertos, con mucho verde.¿Dónde puede pagar la mayoría de la gente esas comodidades? Saliendo de la zona de Montevideo y yéndose a la periferia. De ahí que el ganador es Ciudad de la Costa, lo que es Lagomar, el Pinar, Shangrilá”, reflexionó sobre el tema el entrevistado.