En el Colegio de Contadores, autoridades de la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) y la Auditoría Interna de la Nación (AIN) desarrollaron las oportunidades para la mejora de la gestión pública dentro de un gobierno digital. Entre las tantas presentadas, se destacaron la posibilidad de realizar trámites de manera 100% online, la búsqueda de transparencia y una mayor Rendición de Cuentas.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
En el Colegio de Contadores, Economistas y Administradores del Uruguay (CCEAU) se dio una charla que tuvo al director de Agesic, José Clastornik, y a la auditora interna de la Nación, María del Carmen Rúa, como expositores. En ella, ambos presentaron su visión de cómo llegar a un gobierno digital.
El primero en presentar sus ideas fue Clastornik. Él hizo énfasis en la distinción entre gobierno electrónico y gobierno digital, sosteniendo que el último va más allá que “simplemente hacer trámites” de manera online. Además, agregó que al transformar al gobierno a un formato digital “se cambia la lógica de cómo funciona el Estado”.
Luego se dispuso a hablar sobre el plan para este gobierno digital de Uruguay 2020. Para esto, creó una estructura de gobierno dividido en seis áreas de acción: gobierno inteligente, relacionado a los sistemas de análisis; gobierno abierto, relacionado a los datos y servicios abiertos; gobierno eficiente, relacionado a los sistemas de gestión; gobierno cercano, relacionado a los trámites y canales; gobierno integrado, relacionado a las plataformas; y gobierno digital confiable, relacionado a la infraestructura y seguridad.
A su vez, cada una de estas áreas se encolumna detrás de objetivos a cumplir por medio de 56 iniciativas.
Objetivos para un gobierno digital 2020: Disponer el Portal del Ciudadano, promover la transparencia y fortalecer mecanismos de tomas de decisiones.
Algunas de las metas más remarcables son: lograr que el 100% de los trámites de la Administración Central puedan completarse en línea a 2020; hacer disponible el Portal del Ciudadano, en el que cada persona pueda acceder a una plataforma para la gestión unificada y personalizada de su información, comunicaciones, notificaciones y trámites con el Estado; promover la transparencia y la Rendición de Cuentas, impulsar la disponibilidad de los datos abiertos por defecto, y fortalecer los mecanismos de toma de decisiones con base en evidencia.
Según expresó Clastornik, las iniciativas “interactúan entre todas y comparten cosas” con un fin común: ser cada vez más un mejor gobierno al servicio de la ciudadanía.
Cuando le llegó el turno, Rúa se enfocó en el proceso de cambio que implica la migración. Señaló que esta transformación hacia un gobierno digital va mucho más allá que esto mismo: a su parecer, es más un “cambio de paradigma” dentro del gobierno en sí, que implica “modificaciones en estructuras mentales”.
En este sentido, remarcó que el foco del cambio está en el ciudadano, y que es para él que se da esta transformación digital.
Rúa se dedicó entonces a detallar cómo se prepararon desde AIN para enfrentar este cambio y aseguró que se partió de “validar lo que hacemos hoy, si sigue siendo requerido o hay nuevas necesidades, y reconocer qué, por qué y para qué se hace este cambio”. Una vez hecho esto, asignaron autoridades y responsabilidades que lleven a cabo el proceso, y por último “formularon indicadores para medir desempeño y realizar ajustes oportunamente”.
La auditora observó también que existen cuatro grupos de personas en cuanto a la actitud de las mismas frente al cambio: aquellos que se resisten, aquellos que lo aceptan, aquellos que lo preparan y aquellos que lo promueven. A pesar de la implicancia negativa que los primeros dos puedan tener, indicó que “se debe trabajar con los cuatro grupos (…) no se puede generar un proceso de cambio solo con los que lo preparan y promueven”, puntualizó Rúa.
Sobre esto, expresó también que el cambio conlleva una transformación organizacional, donde se debe – entre otras cosas – trabajar en la gestión de este cambio de los cuatro grupos previamente mencionados.
Por último, este proceso “de mejora continua” tal cual mencionó Rúa, le significó aprender algunas lecciones como: adoptar buenas prácticas de trabajo y poder adaptarlas al contexto con efectividad, estar dispuestos a equivocarse y que la tecnología no es un fin en sí mismo, sino “un empujón que nos da para hacer estos cambios profundos de transformaciones organizacionales”. Es esto, dijo Rúa, lo que hará que los organismos del Estado den el salto del siglo XX al siglo XXI.