La Asociación Cultivadores de Arroz (ACA) celebra su 75º aniversario este mes. Desde sus orígenes, ha velado por los intereses de los productores de todo el país y ha trabajado en pro del desarrollo de la actividad. En este escenario, el presidente de la organización conversó con CRÓNICAS sobre la realidad del sector y los desafíos que tiene a futuro. Si bien definió la situación actual como “estable”, alertó por la necesidad de mejorar la competitividad.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Cuáles han sido los mayores logros de la asociación en estos 75 años desde su nacimiento?
-En primer lugar, hay un cierto reconocimiento por parte de los productores y de quienes se vinculan con el arroz, de la importancia que ha tenido la ACA para diagramar la política institucional del sector arrocero, para relacionarse internamente con los actores del gobierno, con los distintos organismos, y también para incidir en el relacionamiento hacia afuera.
Estamos convencidos de que la asociación es una herramienta que ha generado logros para todo el rubro y ha beneficiado el desarrollo de la actividad. La mayoría de nosotros somos productores familiares y nos dedicamos a esto como principal y única actividad. Hemos encontrado en la ACA la forma de hacer nuestros planteos, reclamos y proposiciones.
Después de 75 años, se pueden ver los resultados y lo bueno y oportuno que fue la idea de los productores fundadores de ACA en el año 47, que tuvieron la capacidad de mirar hacia adelante y visualizar la creación de una entidad que hoy es la única y representa casi a la totalidad de los productores de arroz del país.
-¿Cómo definiría la realidad actual del sector?
-El sector hoy está en una situación de estabilidad, llevamos dos años con resultados económicos positivos. Cabe recordar que anteriormente tuvimos seis años de un contexto adverso, donde muchos productores quedaron por el camino, se redujo la superficie de siembra, varias industrias arroceras tuvieron que cerrar sus plantas de elaboración. De todas maneras, en el último tiempo hemos podido recuperar parte del área que dejamos –estamos en ese proceso–, reinvertir, mejorar nuestras instalaciones y varias industrias están en vías de mejora. Desde ese punto de vista entendemos que este es un momento bueno para el sector.
-¿Cuál es la importancia del rubro para la economía uruguaya?
-Es uno de los principales sectores de exportación, generamos casi US$ 500 millones de divisas al año, y eso lo hacemos solamente en el 1% del área nacional. Esto significa que tendríamos una capacidad de generar externalidades muy positivas para muchas regiones de las más alejadas de la capital del país, donde la cadena arrocera tiene una importancia muy grande a nivel socioeconómico. Por lo tanto, creo que el Uruguay en su conjunto se ha beneficiado muchísimo por tantos años de actividad.
-¿Qué perspectivas tiene en materia de inserción internacional?
-El 95% de lo que nosotros producimos lo tenemos que exportar, por lo cual la inserción internacional es un elemento clave para poder obtener buenos niveles de volumen de colocación y también de elaboración del producto. Es por esto que quizás donde mejor capitalizamos nuestro negocio es donde el Uruguay pueda tener tratados comerciales o en aquellos destinos en los cuales la carga arancelaria no sea alta. El mercado arrocero en el mundo es muy competitivo, muy protegido, y eso ha producido ciertas distorsiones en la valoración, pero Uruguay ha logrado un reconocimiento, básicamente, dado por la seriedad con la que se maneja y por la calidad del producto que ofrece.
-¿Cuáles son los principales desafíos a futuro para el sector arrocero?
-Los desafíos son siempre adelantarnos un poco a los movimientos en ese mercado mundial, justamente, por la dependencia de la colocación y, en ese sentido, debemos insistir en que haya cada vez una mayor y mejor inserción internacional a base de tratados entre países.
Al mismo tiempo, no podemos descuidar la competitividad interna. Nuestras posibilidades de generar un negocio atractivo para el productor, para la cadena arrocera y el país en general, tienen que ver con que seamos competitivos, y a veces en eso Uruguay queda un poco relegado. Para ello, todo lo relacionado con una mejor infraestructura, la salida hacia el exterior a través de puertos más eficientes y con tarifas más acordes a la realidad de los países que compiten con nosotros, son desafíos en los que hace tiempo que la ACA viene trabajando, porque entendemos que es allí donde está la esencia de las posibilidades de competir que tiene el Uruguay, no solo en el rubro arrocero sino en todos los sectores agroexportadores.