Pasados casi tres años de la creación del Ministerio de Ambiente y en el marco de un nuevo Día Mundial del Medio Ambiente, CRÓNICAS entrevistó a Gerardo Amarilla, subsecretario de la cartera. En un momento coyuntural marcado por el déficit hídrico que ha afectado no solo a nivel productivo, sino también urbano, especialmente en el área metropolitana, el jerarca puso foco en los desafíos ambientales del presente y el futuro. Además, destacó la importancia del trabajo coordinado del gobierno y el rol que juega la conciencia de la ciudadanía en este campo.
-¿Cómo se encuentra Uruguay en materia de medio ambiente?
-Podríamos decir que coyunturalmente hay una situación complicada por el tema de la sequía. Esto nos ha afectado toda la planificación ambiental que teníamos pensada, pero, de todas maneras, hay que reconocer que con la nueva institucionalidad ambiental se ha logrado determinar una política ambiental. A partir de la creación del Ministerio Ambiente se empezaron a abordar temas en forma planificada, los cuales claramente estaban en un debe, como la gestión de residuos, la implementación de la Política Nacional de Aguas y temas vinculados a la protección de la biodiversidad, lo que incluye las prácticas en materia productiva y específicamente lo relativo a certificar ambientalmente nuestra producción.
-¿Cuáles son las funciones del organismo en lo relativo al cuidado ambiental?
-Tenemos la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental, que es la que evalúa y aprueba todos los proyectos que se presentan en el marco de la ley de impacto ambiental. Es una función muy importante porque está ligada a las autorizaciones previas de obras y actividades que pueden generar impactos en el ambiente. Es a partir de su rol que se trata de minimizar o eliminar los impactos ambientales negativos. Además, la misma dirección, después de llegar a los trámites destinados a la autorización, controla esas actividades productivas y trata de ajustarlas al cumplimiento de la normativa aplicable en cada caso.
Otra de las funciones es cumplida por la Dirección Nacional de Aguas, la cual tiene el papel de controlar el uso de los recursos hídricos del país, tanto de aguas superficiales como subterráneas. Esto lo hace autorizando las extracciones de agua para todo tipo de usos y encargándose de la gestión y las obras que se realizan en relación con esos recursos.
Aparece también la Dirección Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, que tiene que ver con la función de la protección en general de la biodiversidad, el control del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y lo vinculado a los organismos genéticamente modificados.
Por último, la Dirección Nacional de Cambio Climático, que en primera instancia está relacionada al control del cumplimiento de los compromisos internacionales del país, como la Convención del Cambio Climático y el Convenio de Ozono. Y además comprende la evaluación del Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático y la elaboración de todo aquello relacionado con la evaluación y la reducción de gases producidos por parte de Uruguay.
-Más allá de los desafíos coyunturales, pensando en el futuro, ¿cuáles ve como los principales desafíos en materia ambiental?
-Hay varios, pero uno de ellos, sin dudas, es la adaptación al cambio climático. Me refiero a la inclusión de tecnología y de planificación a los efectos de la vida urbana. En otras palabras, tratar de generar las herramientas necesarias para tener una vida más sana, procurando contribuir a la amortiguación de los efectos del cambio climático. Se trata de ciudades más inteligentes, con mejor movilidad, menos contaminadas, con mayores espacios verdes, entre otros aspectos.
Después, está el desafío relativo a lo productivo. Uruguay tiene un gran potencial para desarrollar la certificación de las buenas prácticas en materia productiva y la actividad económica en general. A través de certificar ambientalmente lo que producimos o los servicios que damos, se va a poder obtener un mejor valor a partir de nuestra actividad económica. No se debe olvidar la necesidad de mejorar las prácticas en algunos sectores para llegar a esos estándares.
Por último, un desafío que es coyuntural, pero que va más allá, tiene que ver con el manejo del agua. A partir de esta situación que hemos vivido con tres años de sequía, tenemos mucho para desarrollar en materia del uso de los recursos hídricos, no solamente para que no nos falten, sino también para una utilización más eficiente.
-Dada la situación que estamos viviendo en lo que se refiere al agua, ¿cuáles entiende que pueden ser sus aportes si pensamos en evitar que se vuelva a repetir a futuro?
-En primer lugar, esta situación nos ayuda a estudiar mejor las fuentes de agua que tiene el país, sobre todo pensando en los recursos subterráneos. En segundo lugar, sirve para incluir algunas prácticas interesantes, que en el mundo de hoy ya se desarrollan y tienen que ver con la reutilización del agua. Esto, sobre todo, en relación con el agua que ha sido utilizada tanto a nivel doméstico o a nivel industrial, que puede ser tratada y reutilizada, por ejemplo, en materia agropecuaria. Y después, no menor, aporta a todo lo relacionado con una nueva cultura de la utilización de agua que nos permita la inclusión de mayor y mejor tecnología a los efectos de ser más eficientes.
-El Día Mundial del Medio Ambiente de este año se centrará en las soluciones a la contaminación por plásticos. ¿Cuál es la situación de Uruguay al respecto de esa contaminación? ¿Hay alguna política específica que apunte a eso?
-Tenemos varios proyectos, tanto con la Cámara de Industrias y lo que es el Plan VALE, como con la Red de Empresas por el Desarrollo Sostenible (Deres) y el Proyecto Interior, además, la participación de los gobiernos departamentales. En todos estos se trabaja a los efectos de mejorar la situación al respecto de proyectos de economía circular, que nos permitan reutilizar el plástico y otros materiales que hoy lamentablemente tratamos como desperdicios. Entendemos que podríamos valorar mucho mejor esos recursos con un plan que incluya la segregación en origen, circuitos limpios, puntos verdes y lugares de recuperación de ese material antes de los rellenos sanitarios. Además de un beneficio ambiental, también hay un beneficio económico y un impacto social a partir de la generación de empleos. Hay mucho para crecer, por eso estamos trabajando en coordinación con el gobierno nacional, los gobiernos departamentales y los municipios, pero también con el sector privado, el que nos parece un socio fundamental en este tipo de estrategias.
-¿Qué metas se han fijado para cumplir en lo que resta de la administración?
-Avanzar en los proyectos de agua y saneamiento. Esto es en definitiva un compromiso electoral, que, por un lado, apuntaba a una nueva fuente alternativa de agua para el área metropolitana y también a una fuerte inversión en saneamiento en todo el territorio nacional. Por supuesto, aparece por otro lado la meta de avanzar en áreas protegidas, especialmente a nivel marino. También están los desafíos de la mejora de la movilidad eléctrica, el cierre de vertederos de residuos en todo el país y la mejora en el aprovechamiento de los recursos con emprendimientos de economía circular.
El ambiente y el rol de la gente
-Más allá del trabajo que puede hacer el Ministerio para el cuidado del ambiente, en cierto punto la responsabilidad es también de la sociedad. ¿Cómo ve a Uruguay en ese sentido? ¿Cree que hay conciencia social de cara al cuidado del Medio Ambiente?
-En los últimos tiempos ha mejorado la conciencia de los uruguayos respecto al tema ambiental, eso se puede medir con relación a las denuncias y a los planteos que hace la ciudadanía a través de los espacios del Ministerio de Ambiente para la participación ciudadana. En esta línea, hemos estado generando a través de la red de educación ambiental que el Ministerio de Ambiente coordina, una fuerte apuesta por la sensibilización, que es la mejor herramienta para mejorar de forma transversal en estos temas. Podemos limpiar todo el país, generar nuevas áreas protegidas, incluso aprobar los delitos ambientales, pero si no logramos una mejora en la conciencia de los ciudadanos, esas mejoras pueden tener un retroceso en poco tiempo. Considero que ahí está la fuerte inversión que tenemos que hacer.
El ambiente en el gobierno, más allá de un ministerio
-La cuestión ambiental es transversal. Por ejemplo, durante esta gestión, el Ministerio de Economía realizó la emisión del llamado bono verde, indexado a indicadores de cambio climático. Pensando en esto y en otros ejemplos, ¿cómo se ha dado la coordinación en materia ambiental con los otros ministerios?
-Realmente ha sido muy buena. No solamente a nivel político, sino también a nivel técnico. Puedo decir que hay un muy buen trabajo de coordinación con los ministerios de la producción, el Ministerio de Ganadería y el Ministerio de Industria. Pero también con los ministerios con los que tenemos que trabajar por coordinaciones de compromisos internacionales, como el de Relaciones Exteriores. Además, con el Ministerio de Economía, cuya conciencia ambiental nos da orgullo. El mismo tiene a la ministra como su principal figura, y con ella hemos trabajado juntos en el bono verde, que ha situado al país como un ejemplo a nivel global. Pero, más allá de eso, se trata de un Ministerio con una conciencia en la gestión cotidiana, porque ha sido sensible a los pedidos del Ministerio de Ambiente, por ejemplo, para el aporte de recursos que contribuyan al cierre de los vertederos de los gobiernos departamentales. A esto hay que agregarle el fortalecimiento institucional del propio Ministerio de Ambiente, que tiene bastantes más recursos de lo que tenía la anterior institucionalidad ambiental.