Ayer jueves el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentó su más reciente trabajo que analiza el estado de la educación en Uruguay durante los últimos dos años. El presidente de la Comisión Directiva del instituto, Javier Lasida, repasó junto a CRÓNICAS los principales resultados del estudio. “Lo que muestra el informe es que el Uruguay logró que el sistema educativo sorteara mucho mejor la pandemia que otros países, sobre todo de la región”, indicó y añadió: “Eso se logró mediante la combinación de grandes esfuerzos de los estudiantes, los docentes, las familias, las autoridades educativas y por la gestión que hubo de la pandemia a nivel nacional que permitió cerrar las clases menos días que en otras partes”.
A futuro, existen grandes desafíos como la inequidad, tanto en el acceso como en permanencia en el sistema, a lo que se suma una gran brecha en aprendizaje entre los estudiantes de distintos niveles socioeconómicos. Además, el bajo promedio de culminación de la educación media ubica a Uruguay en lo más bajo del ranking regional.
La pandemia y el desempeño educativo
El covid-19 fue un aditivo que agravó algunos problemas estructurales que el país arrastraba en materia educativa. “Ante el problema más grave que tiene el país, que es la inequidad, no todos los sectores lograron responder de la misma manera”, reflexionó Lasida haciendo referencia a los embates de la emergencia sanitaria.
Los sectores socioeconómicos de menores ingresos tuvieron más dificultades para responder, pero, según el presidente de la Comisión Directiva del Ineed, ese no es un problema del covid-19 sino que es definitivamente estructural.
La tecnología fue un aspecto clave para hacer frente a la pandemia y su consecuente confinamiento.
Para Lasida, fue posible sortear mejor las dificultades que proponía la pandemia al sistema educativo gracias a la utilización “muy intensa y muy rápida de recursos tecnológicos, especialmente de los provistos por el Ceibal que estaban siendo subutilizados y que pasaron a utilizarse muy intensamente”. De hecho, el día de menos uso de la plataforma Crea del Ceibal fue durante las vacaciones de julio, igual fue más usada que el día de mayor uso del 2019.
En educación media y en inicial el uso de la plataforma Crea del Ceibal en 2020 fue entre cuatro y cinco veces mayor en 2020 que en 2019. En educación primaria (en donde ya se registraba el mayor empleo) el nivel de uso fue dos veces mayor al de 2019. Tal fue la importancia de esta herramienta que únicamente un 5% de los docentes de inicial a media básica no utilizaron Crea durante el período de suspensión de clases presenciales.
“Dentro de lo adverso de la situación, es una capacidad que sería bueno que se mantuviera más allá de la coyuntura”, evaluó el director ejecutivo.
En la contracara, hay dos luces amarillas que se encendieron a raíz de la emergencia sanitaria. Se trata de dos tendencias muy positivas que se interrumpieron en el 2020, una es el aumento de la matrícula de primera infancia y la otra el descenso de la repetición.
“Cambia muy poquito, pero es importante cuando se trata de indicadores que cada año venían mejorando desde hace 15 o 20 años”, indicó Lasida y agregó: “Sabemos que las autoridades educativas se están planteando enfrentar estos efectos de la pandemia, pero que a nosotros nos toca encender la luz”.
Los peores de la clase
Según datos de 2019 que se desprenden del informe del último informe del Ineed, en Uruguay solo un 41,1% de las personas de 20 a 24 años completó la educación secundaria. Este es un promedio muy bajo si se lo compara con el de la región que se encuentra en un 63,4% y especialmente preocupante si se lo compara con países como Brasil (76%) o Perú (86,1%).
Inequidad, el gran desafío
Indagado acerca de cuánto pesa el nivel socioeconómico en los resultados educativos de los niños y de los jóvenes, Lasida no vaciló y aseveró que “es decisivo”.
“Uruguay es de los países donde más pesa el nivel socioeconómico de la familia, en cuanto a aprender o no aprender y es uno de los países en los que más distancia existe entre los que aprenden más y los que aprenden menos”, sostuvo el experto.
En este sentido, el titular del Ineed apuntó que para empezar a resolver este problema es clave la reforma curricular e incorporar cambios en el funcionamiento y la gestión de los centros.
El informe presentado este jueves por el Ineed revela que la inequidad no solo se da en los aprendizajes, sino que también se vislumbra en las tareas que se pueden llevar adelante con los estudiantes. “Con los estudiantes de menos ingresos hay posibilidad de hacer menos cosas, necesitan unos recursos más adecuados a sus condiciones y se necesitan, probablemente, más recursos para trabajar con ellos”, detalló Lasida. En tanto, agregó que ya sea en el sector público como en el privado se hacen más actividades informativas y menos actividades de comprensión cuando se trata de centros donde asisten estudiantes con menor nivel socioeconómico.
Los recursos
A la hora de hablar de educación es ineludible tratar el tema de los recursos. Según el documento, el gasto en educación aumentó de manera importante hasta 2020. El principal ejecutor es la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), con casi un 70% del monto total. En este contexto se resalta el crecimiento del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), así como el gasto de los hogares en primera infancia, con un incremento relevante a partir de 2017. La educación media fue la que recibió un mayor incremento. Por otro lado, la tendencia no es tan favorable para la educación técnica con relación al gasto por estudiante.
A este respecto, y haciendo hincapié en la inequidad, el director del Ineed confirmó que “se le asignan más recursos -sobre todo vía el principal gasto educativo que es el salario- a los centros a los que asisten los estudiantes de más ingresos porque los profesores tienden a elegir, razonablemente, los centros a los que asisten estudiantes con mayores ingresos”.
En definitiva, Lasida reconoció que la actual situación de inequidad en el sistema educativo es “un desafío enorme”.
Cuadro
Metas pasadas y porvenir
Según el director ejecutivo del Ineed, se lograron avances escasos de acuerdo a las metas que se había planteado el gobierno anterior. En su opinión, algunos avances fueron importantes como un crecimiento de la cobertura en el ciclo básico o el corrimiento de la matrícula hacia la educación técnica, “pero son pocos, menos de los esperados, y que no logran resolver una situación de déficit de calidad de los aprendizajes ni de abandono de la educación media”.
Los datos indican que la cobertura para tres años aumentó casi ocho puntos porcentuales entre 2015 y 2019, ubicándose en un 75,8% pero estuvo seis puntos por debajo de la meta establecida para 2019, brecha que aumenta en 2020.
Las metas de acceso al sistema educativo para 2020 para los 15 y los 16 años fueron alcanzadas (más de un 90% de los adolescentes de esas edades asiste al sistema educativo).
En el tramo de 15 a 17 años el aumento de la cobertura redujo la inequidad en el acceso. En 2020 la brecha entre los adolescentes de hogares de contexto más y menos favorable era de casi nueve puntos porcentuales, mientras que en 2015 fue de casi 30% y, en 2010, de 36%.
De cara al futuro, Lasida recordó que la ANEP trabaja actualmente sobre 70 objetivos. “Hay metas ambiciosas, relacionadas con la trayectoria, con que se mantengan en el sistema educativo, con bajar los niveles de repetición, que generan rezago y otras vinculadas a mejorar los niveles de aprendizaje que es algo en lo que nosotros colaboramos desde el instituto”.
La meta más ambiciosa es aumentar en más de 30% el egreso de media superior entre los jóvenes de 21 a 23 años: de un 43% (2019) a un 75% (2024). Las metas sobre matriculación en escuelas de contexto desfavorable con extensión del tiempo pedagógico y egreso oportuno de cursos técnicos terciarios también resultan ambiciosas: se espera casi duplicar en 2024 el valor de 2019.
Asimismo, las metas sobre el desempeño de los estudiantes son poco ambiciosas, tal vez porque fueron definidas durante el período de suspensión de las clases por el covid-19, a partir de los datos alcanzados en 2017 y 2018, y de las tendencias previas que mostraban muy pocas variaciones.
La educación en números
Según los datos que se desprenden del informe, un 44,7% de los niños de dos años y un 22,8% de los de tres años no asiste al sistema educativo. Siempre teniendo en consideración que existen variaciones importantes según las condiciones socioeconómicas de los hogares.
En educación primaria el egreso es prácticamente universal. Sin embargo, casi un 15% de los niños de siete a 11 años presenta rezago escolar. A su vez, hay una brecha de 14,3 puntos porcentuales entre los de hogares de contextos más y menos favorables.
Al aumentar la edad, aumenta el rezago. Entre los adolescentes de 12 a 14 años, un 22,5% tiene rezago y hay una diferencia de 24 puntos porcentuales según las características socioeconómicas y culturales del hogar. Entre los 15 y 17 años el rezago es de un 46% y la brecha por las características de los hogares se profundiza: casi 50 puntos porcentuales.
En vilo por la LUC
En la visión de Lasida, en el plan quinquenal de la ANEP y en el plan de política educativa nacional del MEC se identifica claramente la intención de mitigar la inequidad. Sin embargo, para el especialista, el tiempo puede llegar a jugar en contra siendo que ya transcurrieron dos años de gobierno y restan solo tres la implementación del plan. “Ahí está también el referéndum de la LUC que no bloquea pero sí interfiere con el proceso de la política educativa”, manifestó Lasida. Esto se debe a que en la normativa están incluidos varios cambios importantes que refieren a la educación como por ejemplo, direcciones generales que deberían cambiar en caso de que se derogue la normativa.