Experta en finanzas
El sistema previsional uruguayo tiene importantes desafíos que atender, destacándose en ese sentido el problema de la sostenibilidad financiera y el de la equidad. Las medidas que se adopten no tendrán efectos de manera inmediata, por lo cual es fundamental implementar una reforma con determinado tiempo, lo que permitirá además llevar adelante un proceso de transición adecuado.
-¿Cuáles son los desafíos que presenta el régimen de seguridad social uruguayo? ¿Qué opinión tiene de los impactos que en su momento tuvo la reforma del 96?
-El sistema de seguridad social uruguayo tiene muchas fortalezas; para empezar, su gran cobertura —más de 95% de los mayores de 65 años están cubiertos por el sistema—. Pero tiene también desafíos que atender. Los dos principales son, probablemente y en este orden, la sostenibilidad financiera y la equidad.
En relación al primero, el gasto público previsional fue superior al 11% del PBI en 2018 —incluyendo el BPS y las cajas de pensiones militar y policial—, pero menos de la mitad está financiado con aportes. Las proyecciones indican que tanto el gasto como el déficit continuarán creciendo, de no implementarse medidas.
Seguir financiando déficits previsionales crecientes es una carga muy importante para la sociedad. Y aquí se plantean al menos dos problemas de equidad entre generaciones. Por un lado, por el hecho de que generaciones más jóvenes deben financiar un sistema crecientemente deficitario, estarán financiando pensiones más generosas de las que ellas recibirán. Por otro, al elegir como sociedad destinar una porción mucho más grande del gasto a los mayores que a los niños, eso hace que la incidencia de la pobreza sea 10 veces mayor entre los niños que entre los adultos mayores.
La reforma de 1995, además de devolver al régimen la sostenibilidad financiera, consagró el sistema mixto, que combina un régimen de reparto con el de capitalización individual. Es una solución intermedia, “a la uruguaya”, que a la postre otros países terminaron emulando.
-¿Cuál es la urgencia de esta reforma?
-De acuerdo a lo expresado, el sistema previsional tiene importantes desafíos que atender. Son cambios que deberían realizarse con tiempo, no solo porque las medidas que se adopten demoran en tener los efectos deseados, sino que el hacerlo con tiempo permite realizar una adecuada transición.
Hace años que el sistema político y los técnicos coinciden en que el régimen requiere modificaciones. Cuanto más se demore, más doloroso será el ajuste. Las peores reformas son las que se hacen en forma urgente, cuando hay menos opciones.
-¿Ve posible que se implemente en este período?
-Claramente, es posible que se implemente en este período de gobierno. Ojalá se tenga la voluntad política para lograr acuerdos amplios sobre temas en los que hay consensos entre los técnicos y en gran parte del arco político. Una de las mayores fortalezas de nuestro país es su madurez política y fortaleza institucional. Tenemos una hermosa oportunidad para, como país, lograr una reforma profunda, duradera y “a la uruguaya”.