En diálogo con CRÓNICAS, el analista internacional, Ignacio Bartesaghi, se refirió a las elecciones de Estados Unidos (que, al cierre de esta edición, continúan sin un ganador definido). Así, el experto señaló que se tratan de unos comicios donde la sociedad está “polarizada, tensionada, y dividida en partes”. En este contexto, apuntó que el candidato demócrata, Joe Biden, “se está aprovechando de lo mal que (su contrincante republicano, el actual presidente Donald) Trump hizo las cosas en los últimos cuatro años”. Agregó que el exvicepresidente de Obama, favorito a quedarse con el puesto, “ha logrado transmitir que puede dar seguridad en un momento de mucha turbulencia”.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
– ¿Cómo evaluaría la gestión de Trump a lo largo de su presidencia?
– Para decir si fue buena o mala la administración tenemos que separar por áreas. Habría que ver lo que es la política interna, la política económica, la política social, lo que es su rol político propiamente dicho, y después lo que es la política internacional, que está cargada de sombras, de dudas, de dificultades. Y a eso agregarle su mala gestión de la pandemia, casi como que negándola.
Entonces, uno encuentra más sombras que luces. Pero no tanto por sus resultados económicos -que no fue tan malo pero que no cumplió con las metas que dijo que iba a cumplir-, sino, fundamentalmente, por su estilo de ejercer el liderazgo.
– Si continuara Trump, ¿podría esperarse más de lo mismo? ¿Qué impacto tendría eso, tanto para Estados Unidos (EEUU) como a nivel mundial?
– No, podría esperarse más, porque si las urnas reconocen su gestión, él va a aumentar la apuesta. Creo que es riesgoso.
Para el sistema internacional un Trump fortalecido va a acentuar aún más las tensiones con China -y podrían pasar a un terreno más complejo todavía-, y las va a extender a Europa. Y eso afectaría la reforma de los organismos internacionales, impactaría en el sistema de Naciones Unidas –en particular afectaría a la Organización Mundial de la Salud (OMS)-, perturbaría lo que se necesita renegociar en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el vínculo con Europa, que es tan importante.
– ¿Y con Biden? ¿Sería muy distinta su forma de gobierno?
– Todo esto cambiaría, porque él -si bien va a seguir sosteniendo su puja internacional frente a China, y también va a ejercer presión para que la OMC se reforme- lo va a hacer desde otro lugar, a partir del diálogo.
Y va a tomar visiones distintas a Trump en otras cosas; por ejemplo, volvería al acuerdo de París, que es un cambio sustancial para la agenda global. Biden buscaría una relación distinta con Europa, lo que es fundamental, porque un EEUU vinculado fuertemente con Europa es clave para el sistema internacional.
– ¿Quién es el principal ganador y perdedor de las elecciones?
– Si no gana, el gran perdedor es Trump. Acá el que está perdiendo es Trump, no está ganando Biden. Primero porque, por lo general, los presidentes en EEUU se reeligen; entonces, si no se reelige, es porque ha hecho las cosas muy mal.
Biden, si finalmente gana, no lo hace por ser un candidato fuerte o porque los demócratas atraviesan un buen momento en cuanto a una plataforma de ideas. Lo que sí creo es que Biden está aprovechando lo mal que Trump hizo las cosas en los últimos cuatro años. Lo que sí ha logrado transmitir es que puede dar seguridad en un momento de mucha turbulencia.
En relación a los resultados electorales (parciales), Bartesaghi opinó que “el que está perdiendo es Trump, no está ganando Biden”.
– ¿Qué análisis hace del clima político de las elecciones estadounidenses? ¿Cómo votó la gente?
– Polarizada. En primer lugar, destacaría el nivel de participación histórico. Es un indicador muy importante, porque -al no ser obligatorio votar- el hecho de que se haya volcado una gran mayoría de votantes tiene que ver con estar descontentos, con una polarización, con diferencias cada vez mayores entre valores y ya no tanto entre partidos. Estos valores son cómo se manejan los aspectos vinculados con el racismo, con el acceso a la salud, el sistema migratorio, qué visión tiene EEUU de esta clase media que se ha venido abajo… Son muchas presiones.
Hay muchas discusiones de fondo. Lo que esta elección demostró es que la sociedad estadounidense está polarizada, está tensionada, está divida en partes, y antes eso no ocurría. Quizás antes había más desinterés por la política; les importaba la economía. Eso hace que estemos en una elección que es totalmente distinta, donde algunos defienden otros asuntos votando a uno o a otro más allá de la economía.
– ¿Qué puede pasar en la sociedad norteamericana a partir de ahora? ¿Cómo ve a EEUU post-elección?
Si Trump llegara a coronarse presidente, su segundo mandato “va a ser menos moderado que el primero”.
– Dependerá mucho cuál es el presidente electo. Si es Biden, creo que se va a preocupar de intentar cortar esas brechas que se han generado, de reconstruir un poco la interna de la sociedad estadounidense. Si es Trump, probablemente eso se acentué aún más. No lo imagino interesado en reconstruir esto, en cambiar, o en tener una presidencia más moderada; al contrario, creo que un segundo mandato va a ser menos moderado que el primero.
– ¿Cómo afecta a la democracia estadounidense la actitud de Trump de estos últimos días? Me refiero a autoproclamarse ganador sin un resultado claro, rehusarse a contar todos los votos, y llevar el resultado a la Suprema Corte.
– No hay que sobredimensionarla, pero afecta. No es la primera vez que ocurre que haya un cuestionamiento. El tema es cuántos días sostiene Trump este reclamo, y qué actitud termina tomando la Suprema Corte, porque puede ocurrir que sea quien decida al próximo presidente de EEUU. Si ese sistema funciona bien, no se va a ver afectada la democracia del país. Si en estos días Trump aumenta la apuesta y se empiezan a generar mayores problemas, no estaría tan seguro. Podría allí afectarse la democracia. Pero no sobre-potenciaría ese hecho si no dura mucho en el tiempo.
Un sistema complejo
– ¿Cómo funciona el Colegio Electoral?
– La votación de EEUU es indirecta. El voto popular deriva en electores, por estado, dependiendo de la población. Y esos electores terminan de definir quién es el presidente de EEUU; son esos famosos 270 votos que se necesitan para ganar.
Eso hace que sea un poco complejo, porque puede llegar a ocurrir que el candidato con más votos populares no es el presidente, porque va a depender de los votos electorales. Entonces, este voto indirecto le da un rol específico a cada uno de los estados de EEUU en la capacidad de elección del presidente, pero también en su representación en el Congreso.
Es un sistema que tiene su justificación en el pasado más que en el presente, y que genera este tipo de incertidumbres. Pero yo creo que la incertidumbre mayor hoy se está dando por los votos por correo, por lo que está demorando la gran cantidad de votos mediante esta modalidad, que se triplicaron con respecto a la elección anterior.
Me quiere, no me quiere…
– ¿Qué puede esperar Uruguay del resultado de la elección?
– Uruguay ha tenido una relación razonable con Trump, con coincidencias –por ejemplo, cómo ven a Cuba, a Nicaragua y a Venezuela-. No va a cambiar sustancialmente la relación si gana Biden; lo que sí va a pasar es que esa relación se va a enfriar, porque hay que enlazar nuevamente con los demócratas.
Hay algunas señales que indican que Uruguay se ha sentido cómodo con Trump, y que ha coincidido en la visión por lo menos de agenda hemisférica. Y eso es lo que hay que revisar si gana Biden, sin decir que tenemos que arrancar de vuelta.
En principio para Uruguay el cambio no va a ser tan sustancial; eso se va a dar con Brasil, porque (su presidente, Jair) Bolsonaro no representa los intereses de Biden.
En lo que Uruguay sí podría verse beneficiado con un gobierno de Biden es que el sistema internacional baja un poco las tensiones. Nosotros queremos discutir sobre la OMC, queremos una Europa fuerte, queremos una China no enfrentada con las principales economías, y eso es más fácil con Biden que con Trump.
Yo separaría los intereses individuales de Uruguay donde, con Trump se sentiría relativamente bien si vuelve a ganar, y con Biden habría que redireccionar un poco. Perderíamos esa relación fuerte de Brasil con EEUU, pero ganaríamos con el mundo, porque habría menos tensiones.