El historiador, politólogo e investigador Gerardo Caetano mencionó a CRÓNICAS la importancia de impulsar una reforma educativa a fin de sostener los avances sociales que se han realizado y mencionó la falta de incentivo en los jóvenes. “En un país que se quiso y se quiere hijo de la educación, la idea de que no vale la pena estudiar o de cuánto cuesta encontrar un trabajo calificado me espanta”, dijo.
La educación se posiciona como un aspecto clave en la próxima campaña electoral. Frente a un futuro que, de la mano de la revolución tecnológica que vive el país y el mundo, incorpora nuevas modalidades de empleo –y también pérdidas de puestos laborales convencionales- la preparación parece ser clave para el porvenir. En este marco comenzaron a surgir propuestas, como la de Eduy21, que plantea “cambio educativo y educación para el cambio”.
Gerardo Caetano, politólogo, historiador, investigador del Instituto de Ciencia Política de la UdelaR y también miembro honorario de Eduy21, dijo en diálogo con CRÓNICAS que el problema de la educación “no es de libreto y no es que falten ideas”. En este sentido, señaló la experiencia del instituto y la pluralidad de quienes lo integran. Mencionó que está integrado por técnicos que se identifican con todos los partidos políticos y que rápidamente pueden coincidir mayormente en lo que hay que hacer. “A ninguno les asiste una ambición político partidaria, porque el día en que Eduy21 se convierta en un instrumento político partidario, va a desaparecer”, enfatizó.
Asimismo, remarcó que el nivel de lo que hay que hacer es tanto mayor que no puede sino sentirse una demanda de urgencia. Recordó un informe realizado por Banco de Desarrollo de América Latina – CAF, que señalaba que el 40% de quienes ingresan a educación media no culminan la educación superior. “Las reacciones de las autoridades me dejaron perplejo, porque frente a este tipo de datos se está comprometiendo al país para los próximos años”, remarcó.
Es que, frente a la revolución del empleo, el principal problema de Uruguay será que las personas no estén capacitadas. En una sociedad en donde todo está cambiando, los problemas continúan. “Los centros de enseñanza no tienen políticas de centro, hay aniquilamiento de los programas curriculares, con una suerte de espantamiento ante todo lo que pudiera significar un cambio”, enumeró Caetano respecto a las demandas del sistema, las cuales han ido cambiando a lo largo de los años.
Afirmó que la sociedad ha cambiado de forma tal que hoy exige que la enseñanza sea un proceso que continúe permanentemente, y que se ha distanciado de las exigencias anteriores, en donde el objetivo de muchos estudiantes era solamente recibirse de bachiller. Pero, ante esto, aparece la ausencia del incentivo. “Los atajos aparecen, así como también el delito, las fracturas sociales y culturales”, observó.
En tanto, Caetano hizo referencia al concepto de “vulnerable” dentro del ámbito de la educación, y definió como tal al que ha salido de la pobreza pero que puede recaer sin siquiera aprovechar el contexto económico favorable. “Es sabido hasta el cansancio que salir de la pobreza por primera vez es mucho mas sencillo que salir por segunda vez. En un país que se quiso y se quiere hijo de la educación, la idea de que no vale la pena estudiar o de cuánto cuesta encontrar un trabajo calificado me espanta”, remarcó. Añadió que las transformaciones más profundas son aquellas que incorporan acuerdos de distintas partes y poseen sentido estratégico.
Por otro lado, señaló que los mejores logros en términos de integración social si no se posee soporte educativo, se pierden. “Hoy estamos celebrando la baja de la pobreza e indigencia, pero si no apuntalamos en términos educativos, se pueden perder muy rápidamente”, aseguró.
Además, opinó que las empresas deben ser escenarios educativos y de impulso a la ciencia y la tecnología y comentó que estas no lo están siendo en la magnitud que se requiere. De este modo, subrayó la necesidad de construir una educación que se asocie con el proyecto país, orientado hacia la robotización, la inteligencia artificial y la cuarta revolución industrial, donde los empleos tiendan a ser más calificados, de forma tal que se evite la generación de una situación de marginación a causa de ausencia de calificación. “Se tiene que formar para esto”, resumió.
