El Tratado de Libre Comercio entre Uruguay y China o, en su defecto, entre el Mercosur y el gigante asiático, configuraría más ventajas que desventajas, según afirman tanto especialistas como cámaras empresariales. No obstante, Uruguay aún no ha logrado mayores avances en esta materia, al tiempo en que los países de la región se diferencian por el cierre de nuevos acuerdos comerciales.
En la pasada mañana del jueves 29 de agosto, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE) realizó un panel donde Ignacio Bartesaghi, decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), y Natalia Melgar, profesora de alta dedicación del Departamento de Negocios Internacionales de la UCU, disertaron acerca de los posibles impactos en Uruguay con un Tratado de Libre Comercio con China (TLC).
En la ocasión participaron como panelistas Gabriel Rozman, presidente de la Cámara Uruguay-China; Ángel Díaz, presidente de la Cámara Mercantil del País; Julio Lestido, presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios (CNCS); y Gabriel Murara, presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU)
Durante su exposición, Bartesaghi señaló que la agenda internacional de Uruguay durante el último período de gobierno ha tenido pocos resultados en el cierre de acuerdos comerciales. A la vez, aseguró que China está ávida de cerrar más TLC, tal como lo hizo con Chile y Perú, y con Panamá, con quien inició tratativas. Colombia, en tanto, también se encuentra en el radar del gigante asiático.
En este panorama, el Mercosur ha tenido “magros avances” en la agenda, opinó Bartesaghi, por lo que no ha tenido éxito en su política internacional. Y, por su parte, la mayoría de los acuerdos que tiene el bloque del sur están relacionados con la región. Aquellos que se ubican extrazonas son poco significativos en temas económicos, aseguró. “No tenemos acuerdos con las principales economías del mundo”, resumió. Mientras el gobierno uruguayo aún no tiene claro si avanzar independientemente o aguardar a negociar junto al Mercosur, Chile posee 25 acuerdos comerciales, Colombia 13 y México, al igual que Perú, 20. “Basta mirar a la región para darnos cuenta de que algo pasa”, afirmó.
No obstante, apuntó que, según información presentada en el Banco Asiático de Desarrollo (ADB), China considera que ya le propuso al Mercosur un acuerdo comercial, lo que podría ser, según opinión del especialista, “un antecedente interesante para avanzar de forma bilateral”.
Por otro lado, durante su ponencia, Melgar hizo énfasis en los efectos positivos y negativos sobre los que derivaría un posible TLC. A favor mencionó la posibilidad de exportar un mayor volumen y de que Uruguay logre insertarse en nuevas cadenas de valor.
A esto se le debe agregar la posibilidad en la caída de precio a los productos importados luego de que se eliminen aranceles, lo que significaría un beneficio para las empresas involucradas.
Servicios, inversiones y cooperación también serían algunas de las áreas donde se espera que tenga una repercusión favorable, al igual de que Uruguay comience a aparecer en la mira de nuevos países.
En cuanto a las desventajas, la economista dijo que las mismas podrían ser de bajo impacto. Es que, según explicó, de registrarse impactos negativos lo harían en sectores que ya presentan problemas que responden a cuestiones estructurales. Como aún no se está negociando el TLC, una oportunidad es atender a los sectores que hoy se encuentran sobre la cuerda floja para fortalecerlos y que, de llegarse a realizar un acuerdo, los mismos no se vean perjudicados.
La visión de las cámaras
Por su parte, Murara expresó que la posición de la CIU es de total apertura, dado que comprenden que es la única manera que tiene el país de crecer. Agregó que para realizar tratados de estas características se debe ser competitivo y que hoy nuestro país presenta un problema en esta materia “muy importante”, basada en tipos de cambio y de rigidez laboral. “Cada vez se ponen más decretos y leyes. Son asuntos a resolver”, expresó.
En tanto, Lestido declaró que “las cosas están más que claras” respecto a si adentrarse o no un TLC con China. “Entendemos que desde el punto de vista comercial no hay impedimentos ni misterios. Tal vez existan otras razones que no conocemos”, sostuvo.
Por último, realizó dos preguntas: “De realizarse el TLC con China, ¿nos perjudicaría o estaríamos peor? ¿Es más difícil negociar con los chinos que ser empresario en Uruguay?”, se cuestionó.
Díaz, a la vez, comentó: “Hay gente opinando con visiones de los años ‘60”. Remarcó que los intereses comerciales han cambiado “radicalmente” y que se necesita liderazgo para que se escuchen las voces de quienes conocen sobre el tema, dado que no se pueden colocar cuestiones ideológicas a la hora de realizar tratados comerciales.
Rozman señaló, en tanto, la importancia de que los uruguayos se integren a la cultura asiática para comprender que China desea realizar un acuerdo, pero en bases formales. “Tenemos que adaptarnos a ellos, no ellos a nosotros”, sugirió.