En Uruguay y a nivel mundial, el cáncer de próstata es el más frecuente en hombres, con 600 fallecimientos y 1500 casos detectados en promedio por año. Los avances en el diagnóstico y los tratamientos de esta enfermedad son fundamentales para la disminución de estas cifras.
El factor de riesgo más importante en el desarrollo de esta enfermedad es la edad, ya que la probabilidad de cáncer de próstata aumenta luego de los 50 años y presenta una edad promedio de diagnóstico de 70 años.
En algunos casos, el cáncer de próstata puede tener un componente hereditario, presentando un mayor riesgo en aquellos hombres con antecedentes familiares de este tipo de tumor diagnosticado antes de los 65 años, especialmente en parientes de primer grado (padre o hermano).
Asimismo, mutaciones genéticas heredadas que se asocian con otros tipos de cáncer pueden aumentar el riesgo de padecer la enfermedad, como son los casos de cáncer de mama, ovario, páncreas y colorrectal. En estos casos, los diagnósticos se deberían realizar con mayor frecuencia en personas menores de 50 años.
En la mayoría de los diagnósticos de cáncer de próstata no se presentan síntomas hasta que la enfermedad está avanzada. En algunas ocasiones puede manifestarse con problemas urinarios inespecíficos, que también podrían observarse en patologías benignas de la próstata, como dificultad para orinar, incontinencia, retención de orina, sangrado o una falla renal crónica.
Al igual que las mujeres se realizan controles obligatorios anuales para la detección precoz del cáncer de mama o de cuello uterino, los urólogos insisten en que los hombres deberían visitar a su médico para realizarse chequeos frecuentes a partir de los 50 años, cuando comienza a aumentar la prevalencia de este cáncer, y antes si presenta algún factor de riesgo o síntoma sospechoso.
Para concientizar acerca de la salud masculina y el cáncer de próstata, en Uruguay se desarrolla la campaña “Noviembre Azul”, con la organización de varias actividades a nivel público y privado.
“Los tumores más diferenciados, aquellos que tienen células tumorales de aspecto similar a las sanas en general, responden mejor a los tratamientos, incluso en los casos de metástasis, con una sobrevida de 10 o 15 años”, comentó la doctora Laura Mouro, subjefa del Departamento de Urología de CASMU.
En busca de brindar un servicio de vanguardia a sus socios y no socios, la institución adquirió un equipo para realizar biopsia por fusión, que permite el diagnóstico precoz del cáncer de próstata y en el correr del próximo año focalizar el tratamiento.
Esta técnica implica la aplicación de energía sobre los focos de cáncer dentro de la próstata y llevarlos a la muerte celular, permitiendo controlar la enfermedad sin generar grandes secuelas.
CASMU también se ha adelantado al incorporar la cirugía laparoscópica en 3D, que ayuda a los cirujanos a obtener una visión óptima en tres planos. Esto ofrece una mayor calidad de las imágenes, reduciendo el tiempo de operación, al tiempo que se incrementa la seguridad de los pacientes y la comodidad de los especialistas.
La radioterapia es otro de los tratamientos que se aplican para el cáncer de próstata. Por otra parte, en aquellos pacientes con un tumor bien diferenciado y localizado se puede llevar adelante una vigilancia activa, y con la actual tecnología incorporada es posible realizar las biopsias prostáticas funcionadas con una excelente definición.
La vida después del tratamiento
Los procedimientos de diagnóstico han evolucionado y los tratamientos son cada vez más selectivos. Sin embargo, no están exentos de secuelas. Las más comunes son alteraciones de la función urinaria, problemas intestinales, impotencia sexual e infertilidad. En cuanto al estilo de vida, Mouro indicó que el innovador tratamiento que comenzará a utilizarse en CASMU generará beneficios para la calidad de vida de los pacientes.
En el caso de la radioterapia y las cirugías, en cualquiera de sus presentaciones, hay entre 60% y 70% de posibilidades de que los pacientes tengan como secuela disfunción eréctil, siempre esto dependiente de si el paciente presentaba esta patología previa o no.
Otras consecuencias a raíz de los tratamientos por cirugía es la incontinencia, mientras que la principal secuela de la radioterapia es la cistitis rádica, una complicación derivada de este tratamiento que afecta a las células de la vejiga, dejando sintomatología como síndrome miccional, dolor o presencia de sangre en la orina.
“Es importante que los hombres se realicen chequeos con su urólogo de forma periódica. Cuanto antes se diagnostica ese tumor, más posibilidades tiene de curarse el paciente. Además, generalmente cuando el tumor se manifiesta es tarde, por lo cual la única manera de actuar es mediante el control temprano”, resumió Mouro.