Consultado por CRÓNICAS respecto al censo que se va a realizar este año, Aboal explicó sus fases y la importancia que tiene el hecho de obtener “una nueva fotografía del Uruguay” que aporte un panorama “nítido” sobre las condiciones económicas, sociales y habitacionales luego de once años sin censar.
El último censo en Uruguay se llevó a cabo en 2011. Hoy, más de una década después, el INE prepara lo que, según su director, será “una fotografía” del país que nos dirá “quiénes somos, en qué trabajamos y cómo vivimos”, además de cuestiones vinculadas a la migración, la discapacidad, el nivel educativo, el tipo y calidad de puestos laborales y las condiciones habitacionales, entre otros elementos.
Estará compuesto por dos grandes etapas. Primero se llevará a cabo una “fase previa”, que consiste en un “censo de direcciones” donde se realiza una verificación de todos los domicilios en las zonas urbanas del país. En total, se estima llegar a “más de 650 agrupamientos poblacionales” solo durante febrero, verificando mapas y cartografía en el proceso. Esta fase ocupará aproximadamente a 1.700 personas, distribuidas en 300 supervisores y alrededor de 1.400 censistas.
La etapa posterior es la del censo propiamente dicho en los meses de abril y mayo. A su vez, esta parte del censo puede realizarse de forma digital, durante las tres primeras semanas de abril, o presencial, con los censistas trabajando en el campo por unas cinco semanas. Si un hogar decide “auto-censarse” de forma digital, el censista solamente les solicita un código de confirmación, de lo contrario se le aplica el cuestionario censal. El número de empleados aumenta en este periodo, y saldrán a la calle 700 supervisores y entre 6.000 y 7.000 censistas.
Esta opción digital es, sin duda, una novedad. Es la primera vez que ocurre en Uruguay y se prevé, según Aboal, “apostar muy fuerte a esta vía de censarse” con una “campaña comunicacional que incentive este canal”. Se tuvo en cuenta la experiencia de naciones vecinas. Argentina, Ecuador, Colombia y México son otros países latinoamericanos que implementaron la estrategia. Aboal afirmó que la modalidad “tiene muchos años de uso” en el plano internacional y “funciona muy bien”.
En este sentido, para el director del Instituto Uruguay tiene dos aspectos a favor: “internet está ampliamente difundido por todo el territorio nacional”, con un 90% de hogares que cuentan con conexión, y además hay “una cultura digital muy importante” sobre todo al comparar al país con el resto de la región. Si bien el éxito no está garantizado, “hay condiciones de base adecuadas para apostar por este canal a la hora de recoger la información”, finalizó.
Entre sistemas informáticos, implementos y sueldos, la inversión asciende a los US$ 20 millones, con un 75% de la cifra total destinado al pago de trabajadores y otros gastos en el rubro de recursos humanos. Se emplearán, por ejemplo, 1.700 tablets, las mismas que más adelante serán reutilizadas en las elecciones nacionales de 2025. Con todo esto sobre la mesa, este año “el INE va a estar muy presente” y se convertirá, por algunas semanas, “en la principal empresa pública del país” con “el mayor despliegue en tiempos de paz en términos logísticos que tiene un país”.
Cambios en los índices
Si bien “este es el año del censo” en palabras del presidente, desde el INE se impulsan una serie de cambios de forma paralela, sobre todo en los diversos índices con los que trabaja el instituto y que buscan reflejar, desde las cifras, aspectos de la realidad nacional.
En diciembre hubo un cambio en la medición del Índice de Precios del Consumo (IPC) que mide la “evolución de precios de una canasta de consumo típica de los hogares uruguayos” y que, contrario a las recomendaciones internacionales de actualizarlo cada cinco o diez años, estaba “medido sobre una canasta del año 2005-2006”. Este desajuste implicaba contemplar productos que ya no existen o no se utilizan, y con este cambio se eliminaron, además de incluir otra información, como servicios de Uber, Netflix y tecnologías no disponibles en aquel entonces, consolidando un cambio de base y logrando una canasta actualizada.
Además, Aboal indicó que se está trabajando sobre el Índice Medio de Salarios (IMS), cuya base también tiene más de diez años. Lo mismo para el Índice del Costo de la Construcción (ICC), con una base original de 1999, obviando las nuevas técnicas y materiales de la actualidad, y que se espera finalizar para abril de este año.