En diciembre de 2013 Uruguay aprobó una ley para regular el consumo y la industrialización del cannabis. De esta forma, se convertía en pionero en la materia a escala mundial. A ocho años de dicho suceso, busca continuar avanzando y así posicionarse como exportador de cáñamo y cannabis medicinal. Sergio Vázquez, jefe del Departamento de Asesoría Técnica de la Dirección General de Servicios Agrícolas, en conversación con CRÓNICAS, profundizó sobre la situación de este producto en Uruguay.
Por Naara Pérez Carrere | @NaaraPerez3
El cáñamo es una cepa de cannabis que cuenta con un bajo nivel de THC. Esta, a diferencia de la que se comercializa con motivos recreativos, se produce para fines industriales y medicinales. Se estima que es utilizada en cerca de 25.000 productos, en una diversa cantidad de elaboraciones, desde lo textil, lo alimenticio, pasando por lo automotriz, la construcción, el reciclaje y la salud.
“La industria del cáñamo es muy amplia”, aseveró Sergio Vázquez, ingeniero agrónomo y jefe del Departamento de Asesoría Técnica de la Dirección General de Servicios Agrícolas. Esta dependencia del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) es la que se encarga de la autorización de las licencias para los productores interesados en estas plantaciones.
Al ser consultado sobre el desarrollo de las distintas áreas de la producción de cáñamo, el profesional considera que Uruguay cuenta con sectores más avanzados que otros. “En lo nacional, en lo que respecta al plano medicinal, ya hay industrias que están montadas. Están esperando que haya materia prima. En la del uso no médico de alimentos falta alguna normativa para modificar. Por ejemplo, la inclusión del cannabidiol en los alimentos. En este aspecto es algo que esta administración está trabajando con Salud Pública y que esperamos que ya para el año que viene esté incorporado en el reglamento bromatológico nacional y así poder elaborar alimentos con contenido de cannabis. En lo industrial -relacionado con la fibra-, no veo en el mediano plazo una instalación y un crecimiento”, explicó.
Esto hace que en la teoría exista un amplio abanico de posibilidades a la hora de colocar las producciones de cáñamo en el mercado.
En la actualidad, el principal cliente de Uruguay en materia de exportaciones es Suiza. También en el último tiempo se ha abierto el mercado de Ecuador, y hay conversaciones adelantadas con Austria. Estas negociaciones despliegan más zonas donde se podrá colocar la flor de cáñamo de uso no médico.
No obstante, no todo es fácil a la hora del cultivo de cannabis. Y en esto hace hincapié Vázquez. “Nosotros, como ente regulador, lo que intentamos es dosificar las expectativas, porque seguimos considerando que en este sector hay que diversificar los riesgos; no apuntar solo a este cultivo “, aseguró.
Los dichos de Vázquez se fundamentan en que la industria nacional aún no cuenta con la infraestructura necesaria para procesar el material con propósitos de fabricación de manufacturas y en que las exportaciones conllevan una importante burocracia. Pero, por sobre todo, la reglamentación a nivel global se posiciona como una de las trabas más importantes que enfrenta el sector.
“El cannabis sigue siendo un producto que no permite utilizar el sistema financiero tradicional a las empresas que obtienen las ganancias a través de este cultivo. Por lo tanto, es una restricción global, no de Uruguay, sino específicamente de Estados Unidos”, recordó a CRÓNICAS el experto.
De todos modos, la versatilidad de tal producto, la demanda existente, los avances en lo concerniente a la clasificación de la ONU y la posibilidad de su uso a largo plazo en la industria a nivel local convierten al cáñamo en un producto con un gran potencial.
Los números así lo demuestran. En palabras del entrevistado, la cifra de productores interesados ha aumentado en los últimos meses: “Hay muchos más interesados a medida que pasa el tiempo, más que nada por la información que viene del exterior. El año pasado terminamos con 80 licencias y hoy estamos cerca de las 150”, señaló.
Aunque se espera que la industria nacional, tanto en la producción de insumos medicinales, alimenticios y manufacturados a base de cáñamo, continúe creciendo y desarrollándose, la expectativa está puesta principalmente en que las regulaciones a nivel global sigan avanzando. “El mundo está esperando que Estados Unidos permita el uso del sistema financiero para este tipo de empresas”, reflexionó Vázquez.
Esto claramente cambiaría rotundamente la situación. En tanto, el MGAP apunta a continuar avanzando con la información disponible. “Uno de los debes que estamos trabajando desde la cartera es en la generación de información agronómica de cultivo. Esta administración logró poner el tema arriba de la mesa de la agenda de las instituciones de investigación. A partir de 2022 van a haber programas de investigación con respecto a los comportamientos de los cultivares. Eso es un insumo fundamental para la toma de decisiones del productor, tanto de meterse en el sector como también para que pueda manejar diferentes variedades. Recién estamos empezando a lograr que se genere información”, adelantó Vázquez.
Esta información, así como conocer cifras oficiales acerca de la incidencia del producto en el mercado nacional, son factores claves para saber cómo proseguir a futuro.
Mientras tanto, los productores uruguayos buscan estar preparados para el momento en que la industria del cáñamo se consolide y, con ello, posicionarse como referentes de calidad a nivel mundial.