Claudio Sosa, epidemiólogo, ginecólogo e integrante del GACH
Es Doctor en Epidemiología, magíster en Salud Materno Infantil, investigador y docente de Ginecotocología de la Universidad de la República, ginecólogo y obstetra. También integra el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), aunque aclara que sus opiniones son a título personal. Entrevistado por CRÓNICAS, el especialista analizó la evolución de la pandemia y aseguró que la movilidad ha colaborado con el aumento de los contagios, por lo cual entiende que sería conveniente agregar alguna restricción a las ya definidas por el gobierno.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Qué balance hace del transcurso de la pandemia hasta el momento?
-De acuerdo con los datos que tenemos, la evolución ha sido similar a lo que ocurrió en otros países y era muy previsible que eso pasara. Después, se han hecho intervenciones para tratar de controlarla. En un primer momento fue diferente, muy contenida, hasta noviembre del año pasado, o sea, el comportamiento fue el esperado.
Así como nosotros luchamos para tratar de disminuir la pandemia y tomar medidas, el virus también tiene sus propias maneras de intentar sobrevivir infectando a la población, con los cambios de cepas; las pandemias se caracterizan por eso, no es que manejás una sola condición, es una lucha entre lo viral y el comportamiento humano.
Tuvimos un período muy bueno donde se logró controlar y eso nos permitió ganar mucho tiempo, que fue muy positivo. Luego de los primeros ascensos que tuvimos (de la curva de contagios), hubo algún descenso por febrero, todo asociado seguramente a la movilidad, pero ahora estamos en el peor momento.
-¿Qué se debe hacer en este contexto a nivel del seguimiento?
-Lo que debemos hacer es chequear y ver, como decíamos en el informe del 7 de febrero, no solo los indicadores de la infección, sino la respuesta del sistema de salud. Eso es importante, porque algunos países con transmisiones comunitarias muy bajas, pero muy limitados de recursos humanos y médicos, de repente ya están al borde del colapso, mientras que otros, con recursos infinitos, pueden gestionarlo de otra manera. El gran problema de esta pandemia es ese: cómo manejar esto cuando tenés gran cantidad de gente que requiere asistencia médica.
-¿A qué atribuye que hoy estemos “en el peor momento”, como afirma?
-Esto es multifactorial, probablemente tenga que ver con el cambio de comportamiento, las nuevas cepas, y sabemos que la movilidad también ha colaborado, porque en febrero hubo un descenso de casos que estuvo asociado a la misma y el retorno (a las actividades) hizo que esa curva volviera a ascender. Ahora está “meseteada”, lo cual es positivo en la medida que logremos bajarla.
-¿Significa que es necesaria una reducción de la movilidad para frenar los contagios?
-Es verdad que mucha gente pide que haya una disminución de la movilidad, pero tal vez individualmente sacrificaríamos mucho. Es probable que haya que agregar más intervenciones genéricas desde el punto de vista gubernamental.
Es un hecho que aumentó el número de casos positivos, de internaciones en CTI y de muertos, y eso rápidamente te lleva a decir que hay que bajar toda la movilidad. Sin embargo, desde el punto de vista médico, tenemos una preocupación. Yo, como obstetra y ginecólogo, veo que las embarazadas no van a controlarse, que no se hacen Papanicolaou, que hay pacientes con cáncer de mama cuyas consultas son telefónicas. Todo eso tiene un costo.
Obviamente, en virtud de que aumentan los contagios, alguna restricción hay que agregar; eso dependerá de los decisores. Las medidas no tienen por qué ser todas drásticas, de cuarentena total, que no ha demostrado mucha eficacia, pero quizás puedan ser alternadas, como detener cierto sector para disminuir la movilidad por un corto período y después otro.
La conducta individual es la medida más importante: el aislamiento, el distanciamiento social, eso es fundamental y nos pega en lo peor, porque como seres humanos que somos debemos mantener la sociabilización, pero es difícil porque va en contra del manejo de la pandemia.
-Advertía que ya se están empezando a observar efectos médicos más allá del covid-19. ¿Qué riesgos representa esto?
-Sí. En mi área, por ejemplo, me ha pasado en el control prenatal de llamar y encontrarme con una diabética e hipertensa que está en su casa haciendo una consulta telefónica, y eso también tiene sus riesgos. Vamos a empezar a ver patologías, ya las estamos viendo.
Además, esto está provocando, por las cirugías que no se están haciendo, que empecemos a operar urgencias de pacientes cuyas operaciones –en otro contexto- hubieran sido coordinadas oportunamente. Entonces, no es sencillo, no hay una única respuesta a la hora de tomar las decisiones. Ni hablar lo que es el tema de la salud mental o dejar de hacer actividad física, eso tiene implicancias.
“En virtud de que aumentan los contagios, alguna restricción hay que agregar”.
-Decía que serían necesarias más intervenciones genéricas por parte del gobierno. ¿Cuáles, por ejemplo?
-Nosotros, cuando hicimos el informe, propusimos una serie de intervenciones de las cuales algunas se están haciendo y otras no. De ese menú, no tienen por qué hacerse todas a la vez, pueden llevarse adelante de manera secuencial. Estamos hablando de restricciones como la del transporte, donde se limitó el aforo, la suspensión de las clases presenciales, el cierre de los bares a determinada hora.
Entonces, viendo ese abanico de posibilidades, se deberían tomar algunas medidas, tal vez alternas; tampoco tienen que ser prolongadas en el tiempo. En determinados países detienen una actividad por un tiempo corto para que no tenga mucho impacto y luego la reabren y restringen otra cosa. Hay una serie de cosas para hacer y la alternancia en las medidas podría ser una opción.
Ahí hay que considerar datos que van más allá del área de la salud, que nosotros no manejamos, y en función de eso, deben ser incorporados. Todo depende de cuál es la consecuencia de cerrar tal sector o tal otro, es decir, qué impactos va a tener esa restricción.
-Recién comentaba que la cuarentena obligatoria ha demostrado tener poca eficacia. Esa fue una posibilidad que manejó el Sindicato Médico al principio de la pandemia. ¿Qué ejemplos puede dar al respecto?
-En algunos lugares donde se tomó esa medida hubo cierta disminución, pero en otros no, entonces, no es claro que hacer una cuarentena obligatoria sea la solución para el covid-19. Ni hablar con los efectos adversos que genera esa medida en el área de la salud, como los que mencionaba.
Es por eso que hoy en día nadie plantea una cuarentena drástica como se solicitaba en ese momento. Sí puede haber un cierre de una actividad con el objetivo de disminuir la movilidad. Los países europeos cada tanto proponen alguna restricción más importante, pero no se ha visto que eso tenga un efecto, porque estamos hablando de grandes números en sociedades en las que es difícil de lograr una disminución total de la movilidad.
-¿Considera que el proceso de vacunación está bien encaminado?
-La vacunación es una de las fortalezas que tiene Uruguay. Lo que se ganó de tiempo el año pasado permitió que este momento, si bien ahora se complicó, coincida con la existencia de vacunas que son seguras y eficaces. Eso hizo que Uruguay hoy sea de los países que más está vacunando y que vaya por buen camino.
La vacuna es la herramienta más importante más allá del aislamiento y el distanciamiento –que los tenemos que seguir manteniendo-. En ese sentido, se trabajó bien y venimos a un buen nivel de vacunación; tenemos que llegar a un número mayor para lograr el famoso efecto indirecto de manada.
Todavía nos queda bastante, pero ese es el camino. En la medida que se siga vacunando a la misma velocidad, seguramente en algunos meses vamos a ser uno de los primeros países, junto a Israel, que lograron una buena vacunación de la población y los impactos deseados.
“Se está trabajando de manera sobrecargada, pero el sistema todavía no está saturado”
-¿Qué se puede esperar para los próximos meses en cuanto al avance de la pandemia?
-Lo que esperamos es que los casos que estamos viendo se “meseteen”, que logremos empezar a disminuirlos y que el ascenso de la vacunación nos dé una estabilización. Las medidas vamos a tener que seguir cumpliéndolas.
Aparte, todavía tenemos toda una incertidumbre de cómo seguirá el tema de la vacunación en cuanto a si se va a requerir cada tanto algún tipo de refuerzo o no. El virus llegó para quedarse, por tanto, se vislumbra que, así como tenemos la vacuna de la gripe, seguramente vaya a haber una vacunación contra el covid; hay que ver cada cuánto –esto es la tecnología y la ciencia corriendo en paralelo con la pandemia, que sigue su curso-.
-¿Hay riesgo de saturación del sistema sanitario o estamos lejos?
-Riesgo siempre hay. Por ahora se está trabajando de manera sobrecargada, pero los números indican que el sistema todavía no está saturado. De cualquier modo, hay sobrecarga, lo vemos a nivel de las consultas, no solo por el lado del covid, sino además por los otros efectos en la salud que te comentaba. El retraso en la asistencia también es parte de la complicación que trae esta pandemia.