Varios organismos del Estado, entre ellos el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), acordaron con Ánima Bachillerato Tecnológico un bono financiado por bancos, cuya inversión sería reembolsada por el Estado de llegar a determinados resultados académicos y de inserción laboral. El director nacional de Transferencias y Análisis de Datos del Mides, Antonio Manzi, contó a CRÓNICAS cómo funciona este bono y qué metas se plantea.
Según explicó Manzi, los bonos de impacto social “no son bonos en el término común financiero”, es decir, “no se intercambian en el mercado de valores ni tienen una tasa fija de interés”. El director comentó que la palabra “bono” fue usada inicialmente en 2010 en el Reino Unido y desde entonces es el término que se utiliza. Agregó que actualmente hay casi 300 de estos mecanismos en funcionamiento en el mundo.
El bono consiste en un contrato entre tres partes: el Estado, una asociación civil y los inversores, que ponen la inversión inicial. La asociación civil se desempeña en el mejoramiento de un problema de corte social, y busca resultados medibles y verificables que luego determinarán si el Estado reembolsa los fondos invertidos. Si los resultados no son alcanzados, el Estado no reembolsa el dinero.
En este caso, los inversores son el BROU, Santander, Scotiabank, Itaú y la Fundación ReachingU, y la asociación civil es Ánima Bachillerato Tecnológico, que ofrece educación técnica sin fines de lucro a estudiantes de bachillerato de pocos recursos. La formación se da de manera dual, es decir, en el aula y en determinadas empresas y, según Manzi, “tiene buenos impactos a nivel educativo y de inserción laboral”.
Los parámetros que se fijaron para la evaluación fueron el nivel de aprobación de cada uno de los jóvenes, la graduación, y si al año de culminado el curso pudieron insertarse al mercado laboral y/o continuar con estudios universitarios. La evaluación la realiza Grant Thornton y, en caso de alcanzar los resultados deseados, el Mides, el MEC, Inefop y el BID se comprometieron a reembolsar el dinero a los inversionistas.
Próximas experiencias
Este es el primer bono de impacto social implementado en Uruguay y Manzi puntualizó que se irá monitoreando su funcionamiento para ver qué ajustes se pueden hacer, pero que ya tienen algunas ideas para próximos proyectos con una estructura similar.
Algunas de estas iniciativas que están estudiando en el Mides incluyen un estudio de prefactibilidad para un posible realojo del asentamiento Felipe Cardoso, propuestas para la reinserción de personas privadas de libertad y para el apoyo de personas en situación de calle. Para el entrevistado, este instrumento significa “un cambio de paradigma” y “brinda la posibilidad de colaborar entre todas las partes con un objetivo común”.
El jerarca celebró la innovación del instrumento y destacó el foco en los resultados, que “implica profesionalizar a la sociedad civil y el Estado en el uso de datos y métricas”, “acerca el financiamiento del sector privado” y “permite probar invenciones novedosas que le quitan rigidez al financiamiento por parte del Estado”. Además, fomenta la colaboración entre varios actores, que “aprenden a trabajar de distintas maneras”, sostuvo.