Para Claudio Visillac, edil por el Frente Amplio, la retirada de dos de las tres empresas que arriendan monopatines en la capital no se relaciona con la regulación que aprobó la Junta Departamental de Montevideo y que reglamentará próximamente la Intendencia.“Estamos discutiendo en el marco de una campaña electoral en mayo de este año y se hacen comentarios con falta de argumentación para entreverar a la gente y juntar algún voto”, justificó.
Por María Noel Durán | @MNoelDuran
El 2019 fue el año de los monopatines. En febrero desembarcó en Uruguay Grin, la primera empresa que ofreció su arrendamiento; en marzo lo hizo la española Movo; y, un mes después, la estadounidense Lime.
Al poco tiempo, el 4 de mayo, se producía el primer siniestro de tránsito entre un monopatín y un automóvil en el centro de Montevideo. Mientras tanto, en el mundo se levantaba la polémica por accidentes fatales que se cobraban vidas de jóvenes en Europa. Este contexto, fue el caldo de cultivo ideal para gestar una reglamentación que fomente la convivencia de este vehículo en la ciudad.
En diciembre pasado, la Junta Departamental de Montevideo (JDM) aprobó un decreto en el cual se establece por dónde deben circular monopatines y bicicletas. La normativa fue aprobada casi por unanimidad en la JDM e incluso obtuvo el respaldo del Congreso de Intendentes.
La normativa establece que los usuarios del monopatín deberán ser mayores de 16 años, y tendrán que contar con casco y vestimenta reflectiva. Además, se definió que no deberán sobrepasar los 25 kilómetros por hora.
Uno de los promotores de la normativa, el edil por el Frente Amplio, Claudio Visillac, en diálogo con CRÓNICAS acerca de la nueva reglamentación, señaló que desde la irrupción de las empresas arrendadoras de monopatines se ha generado una zona gris en la normativa que da incertidumbre e imprevisibilidad tanto a los conductores como a quienes circulan junto a los vehículos.
“Nosotros vimos que era necesario legislar”, enfatizó Visillac. En este sentido, el edil señaló que la ley repercute en los usos y costumbres que los montevideanos hacen de la rambla.
La normativa diferencia entre vehículos ligeros del estilo de monopatines y bicicletas y otros pesados como triciclos, motocarros o motocicletas eléctricas.
“Hay un decreto vigente desde el año 78 que establece que las bicicletas deben circular por la calle, está prohibido que las mismas circulen por la vereda”. Según Visillac, nunca hubo un nivel de conflictividad o de disputa por el espacio público como el que hay hoy en día en la rambla de Montevideo, donde confluyen familias, corredores, gente caminando, bicicletas, monopatines, skates, patines y demás. “Además hay bicisendas en casi 3 km de la rambla -que tiene un total de 23 km-, por eso tenemos que trabajar simultáneamente para tener la mayor cantidad de ciclovías y bicisendas a lo largo de esa zona de la costa pero, mientras tanto, se debe recordar por dónde deben circular las bicicletas y establecer lo mismo para los monopatines”, apuntó.
En este sentido, se proyecta que la infraestructura necesaria requerirá “una inversión alta que va a llevar varios años”.
El edil Barrios Bove –quien votó en contra de la normativa en la Junta- aseguró a El País que “la rambla es el espacio más democrático de la ciudad. Si lo que quieren es ordenar el uso de las bicicletas, que inviertan en bicisendas”. En este sentido, Visillac respondió: “Es una lectura a medias, es tan democrático para quienes andan en monopatín como para los peatones”. A su vez, recordó que los menores de 14 años sí podrán circular en la vereda y apuntó que en aquellos tramos en los que resulte especialmente peligroso circular por la calle se harán explícitas excepciones para garantizar la seguridad de los conductores. Se estima que esto suceda, por ejemplo, en la zona de Pocitos.
“Esta reglamentación no es el final del camino, es un avance”, recordó Visillac y añadió que la legislación siempre “corre de atrás” a la evolución tecnológica.
Sin matrícula
Tanto los monopatines y bicicletas como las motocicletas eléctricas que circulan en la ciudad no cuentan, hasta el momento, con alguna forma de identificación que los haga pasible de sanción por parte de la Intendencia.
“A grosso modo, los vehículos más pesados van a tener que estar empadronados y la persona que los maneje deberá poseer una libreta como si estuviese manejando una motocicleta”, adelantó el edil.
En este sentido, aún se desconoce el plazo que tendrán los vehículos pesados para ser empadronados. “Eso no está establecido en el decreto pero estará en la reglamentación en la que está trabajando el equipo de Movilidad de la Intendencia de Montevideo”, señaló Visillac.
En el caso de los monopatines y las bicicletas, será tarea de los inspectores de tránsito fiscalizar “a través de campañas de educación y de concientización”.
Ida y vuelta
A mediados del 2019, con tres empresas funcionando en Montevideo, unos 700 birrodados saturaban el mercado y las calles de la capital.
Sin embargo, la competencia duró poco y previo al inicio del 2020 tanto Movo como Lime decidieron retirar los vehículos y rever su presencia en Uruguay. Para Visillac, en un mercado tan reducido era evidente que todas no iban a poder desarrollarse.“Montevideo es un mercado muy pequeño para las empresas que arriendan monopatines; ellos tienen una ecuación de cantidad de viajes promedio por monopatín para que la inversión sea redituable y en Montevideo no están cerrando los números”, apuntó el edil frenteamplista. Además, reconoció que esta retirada se replica en la región y en el mundo.
Consultado acerca de si la reglamentación pudo haber incidido en la decisión empresarial de salir del país, expresó: “Es de mala fe decir que la retirada de empresas como Movo tiene que ver con la reglamentación; esto contamina el debate”, señaló Visillac, quien atribuyó cierta intencionalidad política a quienes hacen ese planteo. “Estamos discutiendo en el marco de una campaña electoral municipal en mayo de este año y se hacen comentarios con falta de argumentación para entreverar a la gente y juntar algún voto”, señaló.