Eduy21 propone implementar examen nacional al finalizar primaria y hacer pública la información de los resultados

La iniciativa ciudadana Eduy21 realizó el miércoles pasado una mesa redonda bajo la premisa de «la evaluación de aprendizajes en una agenda de transformación educativa». Allí se presentó el primer documento, por parte de Pedro Ravela, ex director ejecutivo del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEEd). Entre el abanico de propuestas presentadas, Ravela habló sobre la implementación de un examen nacional en sexto año de primaria, otro al finalizar el ciclo básico y un tercero para culminar el bachillerato. Su segunda propuesta controversial fue la de «hacer pública la información sobre lo que los estudiantes están aprendiendo en cada centro educativo».

Por Federica Chiarino | @FedeChiarino

La presentación del documento titulado estuvo auspiciada por fundaciones de los cinco partidos políticos más representativos del país: la Fundación Líber Seregni del Frente Amplio, el Centro de Estudios del Partido Nacional, Fundapro, del Partido Colorado, Rumbos, del Partido Independiente y el Partido de la Gente.

Ravela basó su presentación en tres aspectos fuertes del documento. El primero de ellos, el rediseño y flexibilización del régimen y normas de aprobación de cursos y ciclos educativos. Segundo, el desarrollo de un sistema de exámenes nacionales al final de sexto año de primaria, tercero y sexto de secundaria y, en tercer lugar, la publicación de la información sobre los aprendizajes de los estudiantes en cada centro educativo.

Diversidad y flexibilidad

Rabéela opinó que el modelo actual de la escuela es «propio de la sociedad fabril», de una época en la que era necesario formar gente para un modelo industrial. Se trata, según él, de un modelo que entiende que todos los niños aprenden lo mismo y al mismo tiempo. «Pero cada vez más lo que emerge es la diversidad y la heterogeneidad de los seres humanos en términos de talentos, capacidades, intereses, formas de aprender», opinó el expositor.

Según datos presentados sobre el desempeño de los estudiantes, existe un rango de distribución muy amplio en cada grado. Además de haber, por lógica, estudiantes más o menos avanzados según el nivel, dentro de cada uno de ellos hay estudiantes con una amplia gama de desempeños. Esto incrementa el rezago de los estudiantes con el paso del tiempo, porque aquellos que no alcanzan el nivel del resto van quedando atrás.

El documento de Eduy21 propone un sistema que implique que el alumno acredita al final del nivel, en lugar de hacerlo año por año, o materia por materia. «El sistema que tenemos hoy es absurdo, al punto de que si un estudiante reprueba cinco materias, tiene que recruzar todas, incluso las que aprobó», advirtió Rabéela.

El ex director ejecutivo del INCD propuso una evaluación en base a dos componentes: uno común y otro optativo. Debería existir, según su visión, una evaluación de aprendizajes comunes que se les exijan a todos los estudiantes, y luego «abrir espacio para la diversidad». La propuesta consiste en dejar lugar a que los alumnos profundicen en el área específica que les guste o para la que tengan talento, sea ciencias, letras, arte, entre otras.

Pero la diversidad también se propone para las formas de demostrar esos aprendizajes. «En la tradición uruguaya es un ritual instaurado que la forma de demostrar que uno aprendió es el escrito… No hay nada más aburrido y sin sentido que eso», opinó Rabéela. La propuesta consiste en comenzar a implementar de forma más frecuente la evaluación a través de otras modalidades como proyectos, monografías y otras exhibiciones de desempeño.

Sin embargo, esta propuesta no es original de Rabéela, ni de Eduy21, sino que ya estaba presente en el Plan Educativo de 1963. En ese entonces, la evaluación en secundaria se hacía por medio de una monografía obligatoria sobre un tema de elección de cada alumno, con orientación de los profesores. Además, el alumno tenía varias oportunidades, en caso de que su trabajo resultara insuficiente.

Sistema de exámenes nacionales

«Es importante, para ciertas áreas claves, tener un examen nacional, y creo que es importante que los docentes y las instituciones educativas tengan la obligación de preparar bien a sus alumnos para rendir algún tipo de prueba nacional que tenga consecuencias para el estudiante», propuso Rabéela. Aclaró además que no se trata de una simple prueba para obtener datos sobre la situación educativa general, sino que debería tener consecuencias para el estudiante. Esto no quiere decir que el examen nacional sea la única instancia de evaluación, sino que se complemente con proyectos, monografías y otras propuestas. El objetivo de los exámenes nacionales sería «nivelar el terreno para todos».

La propuesta de Eddy 21 para estas instancias es que se realicen en tres niveles: sexto año de primaria, tercero de secundaria (como forma de culminar el ciclo básico) y sexto año de secundaria (para obtener el título de bachiller). La primera instancia sería con el fin de garantizar un aprendizaje común entre todos los estudiantes y generarles confianza. En ciclo básico, el examen sería un elemento de acreditación. Por último, al final de la educación media superior, según la propuesta, debería haber un examen común a todos, de carácter nacional, y algunas pruebas optativas en áreas específicas de interés de cada alumno. «Eso haría contrapeso a un concepto terrible que tenemos en Uruguay, que es este de la libertad de cátedra. Está muy bien para la enseñanza universitaria, pero creo que es un concepto discutible para la educación obligatoria, donde uno tiene que garantizar un proceso articulado de aprendizaje de los estudiantes», opinó Rabéela.

Información pública

El documento de Eduy21 propone poner a disposición de la ciudadanía la información sobre lo que los estudiantes están aprendiendo en cada centro educativo. No se espera la publicación de datos estadísticos basados en sistemas de muestras, sino conocer los resultados específicos del aprendizaje de los alumnos.

Allí se incluirían los resultados de los estudiantes en las pruebas nacionales, en las optativas y también sus logros en otras formas de evaluación como proyectos y monografías.

Ravela opinó que «en Uruguay la educación sigue siendo muy opaca». «Creo que es muy difícil producir cambios si no hay algún elemento que, de algún modo, opere como una exigencia externa sobre las instituciones educativas, escuelas, liceos, de rendir cuentas públicamente de qué es lo que están logrando y que las familias puedan saber qué es lo que está pasando en cada escuela», añadió.

Finalmente, el ex director ejecutivo del INEEd propuso ampliar los monitores educativos de primaria y secundaria que lleva adelante la Anep a los niveles de educación técnica e inicial, y enriquecerlos con «indicadores clave», como la proporción de horas de clase dictadas, condiciones de infraestructura, entre otras cosas.