En las últimas semanas, el Instituto Pasteur de Montevideo está siendo protagonista en la batalla que lleva adelante el país por combatir la pandemia global del Covid-19. El centro, que fue posible gracias a negociaciones entabladas por el expresidente Jorge Batlle con el gobierno francés, es hoy un referente en la región en materia de investigación.
El Instituto Pasteur se dedica a la investigación científica en el área de la medicina biológica y está formado por plataformas científicas de alta tecnología en áreas como la genómica, proteómica, bioinformática, biología molecular y celular. Además, cuenta con laboratorios abiertos a proyectos de investigación de científicos jóvenes, un centro de enseñanza internacional con cursos sobre los más recientes conocimientos biológicos y tecnologías de punta, y startups para el desarrollo de aplicaciones biotecnológicas.
En una de sus últimas investigaciones, el Instituto Pasteur, junto a la Universidad de la República y la empresa biotecnológica ATG, desarrolló el kit de diagnóstico para Covid-19. En esa oportunidad se lograron crear 10.000 unidades. Contar con esta herramienta es de vital importancia para el país, porque a nivel mundial este material estaba en escaseo.
A esto se le suma que se realizaron otras investigaciones en torno a esta enfermedad. Una de ellas, por ejemplo, permitió saber -casi con certeza- cuándo y desde qué origen ingresó el virus a Uruguay.
Durante esta semana se difundió un estudio de un centro estadounidense donde se informó que fueron detectadas 14 mutaciones, de las cuales una -la D614G- fue identificada como que es «motivo de preocupación urgente» debido a su mayor transmisibilidad. «Comenzó a extenderse en Europa a principios de febrero, y cuando se introdujo en nuevas regiones, rápidamente se convirtió en la forma dominante», dice el estudio publicado.
Uno de los investigadores del centro uruguayo, Gregorio Iraola, trajo tranquilidad a la población uruguaya, al informar que esa mutación del virus no está presente en el país.
El legado de Batlle
Este instituto de primera línea en investigación científica no se instaló de casualidad en Uruguay. La historia se remonta a la primera mitad del siglo XX, cuando Francia contrajo una deuda con Uruguay durante la Primera Guerra Mundial, que no estaba en condiciones de pagar.
El siglo XXI comenzó para Uruguay, nuevamente con un colorado en la presidencia. Jorge Batlle logró ganar las elecciones en segunda vuelta, luego de derrotar a la dupla que cinco años después ganaría las elecciones: Tabaré Vázquez y Rodolfo Nin Novoa.
Batlle era un gran conocedor de la historia uruguaya, por lo tanto, tenía conocimiento de la deuda que Francia mantenía con Uruguay. Así fue que de la mano del líder colorado comenzaron las negociaciones para que el Instituto Pasteur, que aún no contaba con ninguna sede en Latinoamérica -actualmente son 33 en el mundo-, tuviera la primera en Uruguay.
De esa forma, la histórica deuda fue reconvertida en aportes para la creación del Instituto. Finalmente, el 14 de junio de 2004 fue creado por ley el centro, que desde entonces ha sido marco de las investigaciones más importantes del país.
En el documento de creación se autorizaba al Poder Ejecutivo y a la Universidad de la República (UdelaR), junto al Instituto Pasteur de Paris, a crear una fundación cuyos fines principales sean la realización y difusión de investigaciones científicas y tecnológicas en el campo de la salud humana.
Aquel 14 de junio, el expresidente manifestó: “Creo que es una de las mejores cosas que el Uruguay ha podido hacer desde 1985 a la fecha. No tengo ninguna duda”.
El centro comenzó a operar en febrero de 2007 durante la presidencia de Tabaré Vázquez, pero fue gracias a la influencia de Batlle que se hizo realidad. En las últimas semanas, diversos actores políticos de los distintos partidos que hay en Uruguay, han reconocido el aporte del hoy extinto expresidente y uno de los líderes históricos del Partido Colorado.