La Universidad Tecnológica (UTEC) amplía su oferta educativa año a año (actualmente ofrece 25 carreras de grado), así como su extensión en el territorio, con 13 sedes en 11 departamentos. Próximamente inaugurará un nuevo Instituto Tecnológico Regional (ITR) en Minas, para dar mayor cobertura a la zona este del país, y a comienzos de 2024 estrenó una nueva licenciatura en Ingeniería de Datos e Inteligencia Artificial en Rivera. CRÓNICAS conversó con Amadeo Sosa, director de Educación de la universidad, para hacer un relevamiento de los últimos grandes avances de la institución.
Para Amadeo Sosa «es un orgullo» ver a la UTEC crecer permanentemente en distintos campos, sobre todo en lo que tiene que ver con la oferta educativa, la cobertura geográfica, la investigación, la innovación y el vínculo con el mundo laboral. A nivel de investigación, por ejemplo, se empezaron a consolidar los grupos de investigación estratégicos (GIE), cuyas líneas están muy vinculadas a las demandas del sector productivo. «Eso que nació allá por 2014, con 44 alumnos, hoy es la casa de estudios de alrededor de 5.000 personas», reflexionó, y agregó que para la universidad son muy importantes los lazos con la comunidad: «cuando vamos a las titulaciones, la gente se acerca y agradece la existencia de UTEC, porque entre un 80 y un 90% de nuestros estudiantes son la primera generación de egresados universitarios en su familia».
Descentralización y virtualidad
El cometido de la UTEC de lograr una mayor descentralización en el acceso a la enseñanza en parte explica la oferta de cursos en modalidad híbrida, en los que algunos alumnos asisten a clase presencialmente, y otros acuden virtualmente, con instancias prácticas de asistencia física obligatoria. Sosa recordó que la UTEC desde su nacimiento presenta carreras de carácter semipresencial, porque, al tratarse de una universidad del siglo XXI, «está moldeada por todas las características del desarrollo tecnológico de la era».
Esta nueva modalidad híbrida «presenta desafíos no solamente tecnológicos, sino también pedagógicos», resaltó el jerarca. Por un lado, el desafío tecnológico está en las condiciones materiales necesarias, como micrófonos, cámaras, y una buena conectividad. Por otro lado, a nivel pedagógico, el docente tiene que poder «mirar más allá» de lo que hay físicamente en el salón, e interactuar con quienes están de forma remota, y promover la discusión y el análisis entre todos los estudiantes. «Esto se ve apoyado por cursos autoadministrados, videos, y la modalidad de discutir en clase temas estudiados en casa, lo cual cambia totalmente aquel enfoque del docente emisor-alumno receptor», reflexionó.
Además, Sosa comentó que en la UTEC se trabaja con inteligencia artificial, incluso al momento de la planificación de las unidades curriculares. «Nosotros sabemos que los estudiantes la utilizan, y por eso es importante que los docentes también la entiendan, la sepan manejar y la usen», puntualizó, y añadió que el uso de herramientas como el Chat GPT «nos hace plantearnos si un trabajo escrito, por ejemplo, es la mejor forma de evaluar el contenido aprendido en el curso».
Licenciatura de IA en Rivera
En ese sentido, Sosa informó que los resultados son «auspiciosos» en lo que atañe a la nueva licenciatura en Ingeniería de Datos e Inteligencia Artificial, que comenzó a dictarse este año en Rivera. El director señaló que, además de abrir un cupo de 80 personas para este curso, la universidad está poniendo mucho empeño en «asegurar una buena base» en conocimientos de matemática, química y física, que son «esenciales» para esta y todas las carreras de la UTEC. En ese sentido, la institución está experimentando con distintas estrategias para nivelar a los estudiantes, como cursos a contrahorario o extensión del tiempo pedagógico, «para que el estudiante pueda hacer todo el trayecto de la licenciatura».
Inserción laboral
Otro gran eje de la UTEC es la promoción de la inserción laboral y el aprendizaje mediante el trabajo con el sector productivo. Según el último informe de egresados, alrededor de un 80% de los estudiantes comienza a trabajar durante la carrera, y un porcentaje muy similar empieza a desarrollarse en industrias asociadas a su área de estudio. Esto en cierto momento presentó un desafío para la institución, porque al ser captados rápidamente los estudiantes, muchos no culminaban sus estudios. Eso llevó a que, «para mantener a esos estudiantes», se ofrecieran más cursos autogestionados, y un equipo de tutores dedicados a una enseñanza más personalizada.
Además, esta inserción significa un beneficio para las empresas del sector privado. En la cocina comunitaria de Paysandú hay laboratorios de gastronomía donde se analizan muestras y se apoya a distintos emprendimientos a nivel legal y normativo. Esto «es un importante avance que les permite a las empresas pasar del ámbito informal al trabajo formal, y contar con validación de bromatología», ejemplificó Sosa.
ITR Minas
La universidad se encuentra en el proceso de construir otro Instituto Tecnológico Regional (ITR), que pueda cubrir la última zona del país que queda por abarcar, que es el este. Ese centro nuevo, que tendrá sede en Minas, servirá también como punto de contacto con otros departamentos del área, como Rocha y Treinta y Tres, y su oferta educativa, como sucede en el resto del Uruguay, estará orientada «a las necesidades sociales, educativas y productivas de la región», siempre con un enfoque tecnológico. Las autoridades aún están evaluando cuáles serán las temáticas abordadas por los cursos que se dictarán, pero Sosa adelantó que se manejan el turismo, la industria alimentaria y los videojuegos. «Estas propuestas surgen de las demandas que recabamos a través de un estudio en la zona», explicó.