desde 1995, a pesar que su precio real es el más bajo desde la fecha
El transporte público se encuentra con más dificultad que nunca en términos de retención de pasajeros. Sobre los desafíos y oportunidades para mejorar la calidad del sistema, CRÓNICAS consultó a Gonzalo Márquez, economista especializado en movilidad, y a Pablo Inthamoussu, director general del Departamento de Movilidad de la Intendencia de Montevideo (IM)
Aunque en los últimos años se implementaron modernizaciones en la flota y practicidad en el pago de boletos, lo cierto es que, según cita el informe del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), “hacia el año 1995 se vendían anualmente en Montevideo alrededor de 350 millones de boletos”, mientras que en 2022, las ventas se sitúan “apenas por debajo de los 210 millones”. Además, se observó que desde 1990, la venta de gasoil se incrementó en un 134% en Montevideo, y un 340% en Canelones. Esto último, sumado al dato de que entre el 2011 y el 2023 las pasadas de vehículos por peajes hacia el este aumentaron en un 125%, denotan el aumento de densidad poblacional que ha tenido la Costa de Oro, y explican la congestión generada en las principales vías de acceso entre Canelones y la capital.
Análisis de plataformas especializadas como “Tom Tom”, clasifican a Montevideo como una de las ciudades con peor agilidad en los recorridos del mundo. Transportarse 10 kilómetros en Montevideo cuesta 23 minutos de viaje, situando a la capital en el puesto 26 de las 389 locaciones estudiadas. Por esto y más, el (Cinve) publicó el pasado 5 de diciembre un informe titulado “La Transformación del Sistema de Transporte Público en el área metropolitana de Montevideo”. En el mismo se realizaron recomendaciones en pos de un mejor sistema de transporte público, que ponga freno a los crecientes problemas generados por la movilidad individual.
¿Cómo mejorar?
En conversación con CRÓNICAS, el economista Gonzalo Márquez, quien trabajó junto a otros actores en el informe del Cinve, dijo que el sistema “no es capaz de retener pasajeros, y menos aún de atraer nuevos”. Agregó que esta tendencia puede rastrearse desde hace décadas atrás pero se vio acelerada luego de la pandemia por el covid 19, por la que se perdió la venta de 40 millones de boletos en relación al 2019. Desde su perspectiva, revertir este proceso es posible si se implementan transformaciones en la calidad del transporte. Particularmente, señaló la frecuencia y el tiempo de viaje como dos pilares fundamentales, pero también consideró la previsibilidad de los horarios y la comodidad de los pasajeros.
Para Márquez, estos aspectos se pueden mejorar “solamente a través de un plan de actuación integral que involucre aspectos institucionales”. Esto podría significar una agencia metropolitana de transporte que concentre y consolide las potestades fraccionadas entre la IM, la Intendencia de Canelones y el Ministerio de Transporte. Dicha agencia tendría la misión de mejorar el transporte público en el área metropolitana a través de operadores privados, pero organizado desde una entidad única, además de generar una nueva red y potenciar la actual, para facilitar el tránsito de flujos masivos de pasajeros.
Para reducir el tiempo de viaje se propone que exista “una prioridad semafórica” para el transporte público, que los pasajeros puedan abordar en simultáneo en todas las puertas en caso ya hayan abonado su boleto -con un sistema de validación antes de entrar a la unidad- , que se habilite un espacio de circulación exclusiva que asegure la velocidad de circulación constante y sin las interferencias del tráfico mixto con los móviles particulares. Para Márquez, las principales intervenciones deberían ser “sobre el eje Giannattasio – Avenida Italia y 18 de Julio” por un lado, “Camino Maldonado entre Zonamerica y Plaza Independencia, 8 de Octubre y 18 de Julio” por otro, y finalmente la utilización de la infraestructura que dejará el proyecto del Ferrocarril Central para mejorar la circulación de pasajeros provenientes de Progreso, Las Piedras, La Paz, Colón, Peñarol y Sayago, entre otros.
El rol de la Intendencia
Pablo Inthamoussu, director general del Departamento de Movilidad de la IM, dijo a CRÓNICAS que Montevideo atraviesa un fenómeno de “motorización individual”. A su juicio, esto puede deberse a “una mejora de los ingresos en ciertas capas sociales que antes no accedían al automóvil” lo que, evidentemente, es un factor que impacta en la movilidad y el funcionamiento del tránsito de la ciudad. Inthamoussu explicó que la IM “cuenta con unos 400 sensores instalados en toda la ciudad” que permiten evaluar los flujos de tránsito: “En función de esa constatación de la realidad, la ciudad viene llevando adelante un paquete de medidas, además de la propia gestión de ese tránsito. El foco está en el estímulo y la mejora de los medios alternativos al automóvil, que son el transporte público y la movilidad activa, como la bicicleta y la caminata. En una ciudad con números altos de viajes de menos de cinco kilómetros, la movilidad activa es una buena alternativa”, aseguró el director.
Consultado sobre la calidad del transporte público, Inthamoussu opinó que “tenemos un sistema que no es ni el peor ni el mejor, con algunos atributos muy importantes y muy positivos, que a veces como los tenemos los perdemos de vista”. Entre dichos atributos, mencionó la propia tarifa, el sistema unificado, el tipo de viaje “multitramo” con los boletos de una y dos horas, y una “buena cobertura geográfica”, según la opinión de técnicos de organismos internacionales, ya que “el 90% de la población tiene una parada a menos de cinco cuadras”. Como obstáculos, observó que Montevideo se trata de una ciudad “bastante expandida” y que “lamentablemente, por diferentes fenómenos sociales, se ha ido expandiendo hacia su periferia”, lo que hace al transporte público más ineficiente. Como aspectos a mejorar “sin lugar a dudas”, Inthamoussu señaló el tiempo de viaje y la capacidad del sistema, “sobre todo en hora pico”, donde surge la aglomeración de personas y “un viaje que no es tan cómodo” para los usuarios.
La ciclovía de 18
Gonzalo Márquez opinó que “se debería avanzar decididamente a la movilidad sostenible”, lo que está asociado “a una utilización más eficiente del espacio público” y “a un menor daño ambiental”. Para dicho tipo de modalidad, coincide en que es necesaria la mejora de condiciones de circulación para el transporte público y la movilidad activa. “La clave para que la bicicleta pueda continuar desarrollándose es seguir expandiendo esas infraestructuras para que se genere una red y que las personas tengan una suerte de continuidad de manera segura”, recomendó Márquez. Por su parte, Pablo Inthamoussu indicó sobre la ciclovía recién inaugurada sobre 18 de Julio que “la gente se apropió de ella antes de su inauguración oficial” y que desde la IM se hace “una evaluación muy positiva, que incluso supera las expectativas”. Explicó que “le da continuidad a la lógica de red” ya que conecta la bicisenda de Avenida Italia, que ingresa por el parque Batlle y termina en el Obelisco, con la nueva en 18 de Julio. Sobre algunas críticas respecto a la seguridad vial del proyecto, el director de movilidad apuntó que significó “un año de arduo trabajo”, con gente “que está muy bien formada para esto y que tiene años de experiencia en el tema”.