Desde leer, escribir y tener conocimientos matemáticos, hasta desarrollar destrezas que los preparen para el ingreso a profesiones específicas, los jóvenes deben desarrollar habilidades para su educación y su transición al mundo laboral. Así, expertos analizaron cuáles son, por qué son necesarias y cómo desarrollar estas capacidades.
En la sede del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), se realizó el seminario denominado “El vínculo entre educación y trabajo: desafíos y oportunidades para adolescentes y jóvenes en Uruguay”, que reunió a diversos expertos y autoridades de la materia, tanto nacionales como internacionales.
Una de las conferencias fue la de “la articulación entre educación, desarrollo de habilidades y trabajo: tendencias a nivel global y América Latina”. A cargo de personalidades de renombre en el mundo y la región, se discutieron qué destrezas deben desarrollar los jóvenes en la transición de la etapa educativa al mundo laboral.
Reimaginar la educación secundaria
La primera en hacer uso de la palabra fue Margarete Sachs-Israel, asesora regional de Educación, de la oficina regional de Unicef para América Latina y el Caribe.
Luego de realizar una puesta a punto, donde, dijo, que en Latinoamérica y el Caribe un total de 10 millones de adolescentes en secundaria no asisten a la escuela y casi el 20% de los jóvenes de la región no trabajan ni estudian, Sachs-Israel identificó cuatro habilidades necesarias para el mundo actual.
Las fundamentales -lectura, escritura y matemática-, que son necesarias “sin importar cuáles sean las aspiraciones de empleo”; las digitales, para utilizar la tecnología y navegar de forma segura; las transferibles, que a su vez se dividen en cuatro dimensiones del aprendizaje -aprender para saber, aprender para hacer, aprender para ser y aprender para convivir-; y las específicas para la empleabilidad, que son aquellas que sirven para preparar a los jóvenes para el ingreso a profesiones especificas.
“Algo que me gustaría subrayar, y que es de fundamental importancia, es que todo esto debe realizarse dentro de un marco equitativo. La educación secundaria no puede ser destinada a unos pocos que alcanzan un nivel de excelencia, sino que debe llegar a todos y todas para así garantizar que tengan una vida digna y un trabajo decente”, puntualizó.
De esta manera, Sachs-Israel se propuso reimaginar la educación secundaria más allá de las materias académicas, fortaleciendo la modalidad técnico-profesional. Asimismo, debería ir acompañada de un desarrollo “profesional y continuo” para los docentes, y de una facilitación en la transición de la escuela al trabajo.
Profundización y ejemplo
Manuel Cardoso, especialista en Aprendizaje de la sección Educación de Unicef, indagó más en la idea de las habilidades transferibles presentada previamente por la asesora de Educación.
Según abordó, los aprendizajes cubren habilidades para el conocimiento, empleabilidad, empoderamiento personal y para la
ciudadanía activa. Esto incluye destrezas que van desde la creatividad y pensamiento crítico hasta el respeto por la diversidad y la empatía, por ejemplo.
A su vez, también brindó diversos ejemplos de la programación de Unicef a nivel internacional.
Uno de ellos fue un proyecto en Marruecos, con el objetivo de apoyar la transición a la educación secundaria. A través de la participación en proyectos de carrera a nivel extracurricular, más de 18.000 estudiantes “desde escuela primaria hasta el final de la secundaria inferior” desarrollaron habilidades transferibles. La evaluación que se hizo al respecto fue de un impacto positivo en el aprendizaje y empoderamiento, así como un probable efecto positivo en la tasa de finalización en la escuela.
Otro punto de vista
Por último, el economista principal de la Dirección de Investigaciones Socioeconómicas de CAF, Ricardo Estrada, se preguntó el porqué es importante enfocarse en habilidades a la hora de analizar los temas de educación y trabajo.
Según expuso, las habilidades son la base de los aprendizajes, y las diferencias entre ellas explican mejor la productividad de las personas y países que las diferencias entre años de educación. También, son “claves” para la productividad y la vida, señaló, ya que inciden en factores como la salud, inclusión social y política, entre otros.
En este sentido, el economista reconoció tres nuevos tipos de habilidades: las cognitivas, las socio-emocionales y las físicas.