Francia “no firmará en sus términos actuales” el acuerdo Unión Europea-Mercosur

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El ministro de Comercio Exterior de Francia, Franck Riester, aseguró que el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur no será firmado por su país en las actuales condiciones, esgrimiendo motivos medioambientales. Para hacerlo, Francia «espera garantías tangibles y objetivas» de los países del Mercosur “sobre las normas medioambientales y sanitarias», señaló el ministro, agregando que no se conformarán “con una declaración política”.

Tras más de 20 años de duras negociaciones, avances y retrocesos, en junio de 2019 se anunciaba con optimismo la concreción de un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Tan solo restaban una serie de pasos formales y –nada menos- que la aprobación por parte de los parlamentos de los países miembros de ambos bloques. 

Sin embargo, desde entonces este acuerdo no logró adquirir forma y cada vez son más las voces que se pronuncian en contra del mismo, principalmente aquellas vinculadas a los sectores agrícolas del viejo continente.

En este marco, el ministro francés de Comercio Exterior, Franck Riester, aseguró en declaraciones a la agencia de noticias AFP que su país “no firmará en sus términos actuales” este acuerdo, argumentando motivos medioambientales.

Las declaraciones se producen luego que el pasado miércoles el presidente argentino, Alberto Fernández, mantuviera una videoconferencia con el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, en la que dialogaron sobre el acuerdo. Esta charla se realizó dos días después de que altos representantes ambos países se comprometieran a liderar el intercambio de posiciones de cada bloque, con voluntad para lograr los consensos necesarios para alcanzar los acuerdos pendientes que permitan la ratificación parlamentaria y la entrada en vigencia del acuerdo.

Sin embargo, Riester afirmó que Francia «espera garantías tangibles y objetivas» de los países del Mercosur “sobre las normas medioambientales y sanitarias». En ese sentido, enfatizó que “no nos conformaremos con una declaración política sobre los compromisos medioambientales de los cuatro países implicados, eso tomará mucho tiempo».

«Nuestras exigencias son claras, hay que trabajar en el fondo para que sean lo más objetivas posible para avanzar en el acuerdo», dijo Riester, que lamentó que los últimos compromisos asumidos por Brasil en diciembre para reducir los gases de efecto invernadero fueran aún menos ambiciosos que los anteriores. «Si Brasil cambia su posición en la COP26 (prevista para noviembre en Glasgow), esto sería un paso en la dirección correcta, pero además de eso, tendría que haber elementos tangibles», añadió el funcionario francés.

Asimismo, citó la necesidad de «un instrumento técnico y legal europeo para verificar que cada importación no tiene un impacto negativo en la deforestación». Una iniciativa legislativa europea en esa línea «lleva meses o años», valoró el ministro.

Por la negativa

La posición francesa contraria al acuerdo no es nueva. De hecho, una de las principales trabas durante las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea provenía de Francia, que cuenta con un sector agrícola con importantes subsidios, y que veían en un tratado de libre comercio entre ambos bloques una amenaza importante al sector. 

A los pocos meses de anunciado el acuerdo en 2019, el presidente francés, Emmanuel Macron se pronunció contrario al mismo, en medio de una crisis diplomática con su par brasileño Jair Bolsonaro a raíz de los incendios en la Amazonía.

Pero si bien Francia es la cabeza visible, no está sola en su negativa al acuerdo con el Mercosur. Alemania, Bélgica, Irlanda y Austria, también mostraron sus reticencias a seguir adelante con el acuerdo, haciendo mención específicamente al problema de la deforestación. 

El pasado 18 de septiembre se presentó un informe independiente sobre el proyecto de compromiso Unión Europea-Mercosur y el primer ministro francés, Jean Castex, dijo entonces que había que realizar un trabajo de reflexión, primero con los otros socios europeos y luego con los países de Mercosur. El objetivo es que la política comercial sea coherente con los “compromisos medioambientales y climáticos” que ha asumido Francia.

En un documento presentado por el gobierno francés al Comité de Seguimiento de la Política Comercial, del que forman parte parlamentarios, federaciones profesionales, sindicatos y ONG y filtrado por los medios franceses, se detallan algunas de sus exigencias.

Figuran, por ejemplo, la entrada en vigor de una iniciativa legislativa que anunció la Comisión Europea sobre la “deforestación importada”; el restablecimiento de la moratoria de los cultivos de azúcar en la Amazonía; otra sobre la soja; la retirada de algunas reformas consideradas “nefastas” para los bosques; o la puesta en marcha de más esfuerzos contra la deforestación.

También la entrada en vigor en Mercosur, con ayuda de la UE, de un sistema que permita hacer un trazado del origen de los productos vegetales y animales o la aplicación a los productos importados de esa región de los mismos estándares de producción vigentes en Europa en materia sanitaria y medioambiental.

El informe encargado por el gobierno francés también concluyó que el acuerdo impulsaría un aumento de la producción de carne vacuna en Sudamérica y daría lugar a un incremento del 25% de la deforestación.

Brasil asegura que el reporte era una prueba de los “intereses proteccionistas” de Francia.


Lacalle Pou: “Tenemos algunos escollos que hasta el momento no han sido salvados”

Las autoridades uruguayas también muestran su escepticismo respecto a la posibilidad de que se concrete el acuerdo.

El propio presidente Luis Lacalle Pou, dijo luego de su visita a su par brasileño Jair Bolsonaro, que no era “optimista” de lograr un acuerdo en el corto plazo. 

“Con la Unión Europea tenemos algunos escollos que hasta el momento no han sido salvados. (…) No soy muy optimista de que avance rápidamente», señaló el mandatario. Además, agregó que le preocupa “cuando se inicia un acuerdo y no se finaliza». Explicó que el desarrollo de los procesos diplomáticos genera expectativas y previsiones sobre competencia, mercados, oportunidades y aranceles, y que cuando este diálogo no se concreta en resultados, genera falta de credibilidad.