El Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial se propone bajar el costo del metro cuadrado en la construcción para llegar a la población con una oferta accesible. “Los elementos que inciden en el precio del metro cuadrado son costos estructurales que tiene el país”, aseguró a CRÓNICAS el subsecretario de la cartera Tabaré Hackenbruch.
“Cada proyecto es un mundo”, señaló a CRÓNICAS el gerente ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción (Appcu), Aníbal Durán, al ser consultado sobre el valor del metro cuadrado en la construcción.
“Sí hay conceptos que no se modifican, como el laudo obrero y el aporte al BPS, pero después hay otras incidencias como el terreno, la maquinaria a utilizar que permite acortar tiempos, el tema de la productividad de la mano de obra o materiales a utilizar”, explicó.
A grandes rasgos, desde Appcu, estiman que el precio del metro cuadrado en el sector privado para la Vivienda de Interés Promovida se encuentra entre US$ 1.600 y US$ 1.800, mientras que si se trata de una vivienda tradicional se superan los US$ 2.500.
La formación del precio
“Queremos abaratar el costo del metro cuadrado sin perder calidad de construcción”, dijo en febrero del 2021 la ministra de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Irene Moreira, al anunciar la aprobación del Reglamento para Registro de Sistemas Constructivos No Tradicionales por Declaración Jurada.
Según los precios que maneja el Ministerio de Vivienda, el valor del metro cuadrado en el sistema constructivo tradicional se ubica en el entorno de los US$ 1.800 y el precio que se paga en la licitación es de US$ 1.755. Por otra parte, si el metro cuadrado se construye por el sistema no tradicional, su valor se encuentra en los US$ 1.369. Estos precios no incluyen el valor del terreno ni los gastos profesionales.
Consultado al respecto, el subsecretario de la cartera, Tabaré Hackenbruch, aseveró a CRÓNICAS que “el Ministerio apuesta a sistemas constructivos no tradicionales y a que haya una mayor etapa de construcción de viviendas en las fábricas”.
El viceministro explicó que por varios factores, entre los que destacó la velocidad, los sistemas constructivos no tradicionales -o también el tradicional hormigón armado- logran a través de procesos industriales un abaratamiento de los costos sin perder las prestaciones de las viviendas y la calidad de las mismas.
“Los márgenes de la construcción tradicional están atados a los costos estructurales que tiene el país”, sostuvo Hackenbruch y apuntó: “Uruguay es un país caro en general, y el ser caros en combustible o en carga tributaria incide en el precio del metro cuadrado de la construcción”.
En relación a las expectativas para este periodo, el subsecretario de Vivienda y Ordenamiento Territorial indicó que “la intención es abaratar entre un 25% y un 30% a través de procesos industriales y sistemas constructivos no tradicionales». Consultado acerca de si es posible que esto se haga efectivo al culminar el periodo de gobierno, Hackenbruch afirmó: «Sí, estamos en el camino».
Por su parte, el presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU), Diego O´Neill, aseguró que, al tratarse de una plaza chica, Uruguay es “tomador de precios”, lo que repercute en una fuerte dependencia de materiales importados.
“Por otra parte, hay insumos nacionales que no dependen de nosotros, como es el caso del cemento, que es bastante más caro en Uruguay que en el resto de los países de la región y que el precio que tiene el cemento en el mundo”, sostuvo. El titular de la gremial empresarial ratificó que existe “un esfuerzo permanente por mejorar la productividad y ser más competitivos, pero el precio del metro cuadrado está en el lugar que puede estar”. En su opinión, lo que sí hay por parte del sector es un esfuerzo permanente por la eficiencia.
Finalmente y al respecto del acceso a la vivienda, O`Neill destacó: “El precio es un componente de la economía. Entendemos que debería hacerse un esfuerzo por lograr tener tasas de interés más bajas para que el crédito hipotecario tenga otra penetración; ese es un problema que tiene Uruguay. El tema del acceso a la vivienda no está radicado únicamente en el costo de la construcción, hay otras causas que también inciden”.
De dólares a pesos
El Banco Central del Uruguay tiene como uno de sus objetivos para este período desdolarizar más la economía uruguaya, en el entendido de que la prevalencia del dólar resulta en un problema para la actividad económica del país. Consultado acerca de la posibilidad de desdolarizar el sector, O´Neill señaló que es un objetivo deseable.
Desdolarizar el sector es “un objetivo deseable” para el presidente de la Cámara de la Construcción.
“Indudablemente sería algo bueno, pero hay una cantidad de factores que intervienen, como los insumos importados, el financiamiento, la inflación. Para hablar de desdolarización tenemos que tener niveles de inflación más bajos que los que hay hoy, de rango mundial -como 3% o 4%-”, explicó. En la misma línea, sostuvo que en nombre de la CCU mantuvo reuniones con el Banco Central y que se encuentra a disposición para colaborar en una tarea que reconoce como “difícil y a largo plazo”.
En tanto, el subsecretario de Vivienda añadió que a través de la unidad indexada el sector “se ha desdolarizado bastante”. Asimismo, se mostró afín a este proceso y señaló: «Cuanto menos dependa un país de las variaciones de una moneda que no controla, mejor».