Ceres abocó su última edición de su publicación de análisis sobre la realidad uruguaya para estudiar en profundidad la inmigración del país. Así, observó la cantidad de residencias concedidas que, si bien “tiene limitaciones”, es la referencia más cercana a la evolución del flujo inmigratorio. A su vez, la ola inmigratoria impacta positivamente en el crecimiento económico de Uruguay, mediante un aumento productivo, una mejora del capital humano y un incremento en la innovación.
En su quinta edición de la publicación Ceres Analiza, el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social se focalizó en la inmigración, y cómo Uruguay está experimentando una nueva ola de extranjeros arribando al país.
Así, el centro estudió los beneficios económicos y sociales que genera la inmigración -demostrado en investigaciones realizadas a nivel internacional-. Además, para conocer la opinión de los protagonistas, se realizó también un relevamiento entre inmigrantes, que abarcó a 1.153 personas de más de 50 nacionalidades.
“Los resultados fueron contundentes: en general, valoran la calidad de vida, el buen trato y la estabilidad democrática, pero detectan una excesiva burocracia, dificultad de revalidar sus estudios terciarios, falta de oportunidades laborales y de diversidad cultural”, se expresa en el documento.
De todas partes vienen
Según el estudio, el último censo de población es de 2011, y no existe otra medición similar que permita determinar con precisión la relación de extranjeros viviendo en Uruguay. Por otro lado, la cantidad de residencias concedidas es un indicador del flujo de inmigración legal, aunque “tiene limitaciones para conocer el alcance real del fenómeno”.
De esta manera, es esta la referencia más cercana a la evolución del flujo inmigratorio, y se mantiene en aumento desde hace casi una década. En el 2011 hubo poco más de 1.000 residencias concedidas, cuando en 2019 la cifra superó las 13.000.
Asimismo, Ceres realizó un análisis por país de la inmigración en Uruguay. Destaca, así, que la principal oleada inmigratoria proviene de Latinoamérica, aunque también figuran otras nacionalidades -India y Estados Unidos, por ejemplo-. En esta línea, el año pasado un 35% de los inmigrantes a los que se les concedió residencia uruguaya fueron venezolanos; bastante por encima de argentinos y brasileros, con un 16% y 12% cada uno.
Lo bueno, y lo que falta
Se reconocieron tres principales áreas en las cuales la inmigración impacta positivamente en el crecimiento económico. Estas son el aumento productivo -que conlleva una suba en el PIB-, la mejora de capital humano y un incremento en la innovación.
A su vez, genera aportes no solo en el ámbito laboral, sino también en términos de diversidad y dinamismo, se añadió.
Sin embargo, también se delinean algunos aspectos a mejorar, en base a la encuesta realizada a la población en cuestión (ver recuadro).
Entre los resultados se observó que aspectos como los trámites para inmigrantes podrían recibir especial atención (por ejemplo, el estudio sugiere constituir una oficina destinada a facilitar el ingreso de extranjeros y su inserción social en Uruguay). Otro punto a considerar es que estas gestiones sean más ágiles; acciones como estas podrían impactar positivamente en sus oportunidades de ingresar al mercado laboral, ejemplifica el estudio.
Ceres concluye su investigación afirmando que Uruguay es un destino “atractivo” para los extranjeros debido a su estabilidad política y económica. Por ello, “el desafío está en poder aprovechar al máximo la nueva ola inmigratoria y atraer inversiones que permitan generar crecimiento económico y más puestos de trabajo de buena calidad”.
Demográfico
En el relevamiento a aquellos extranjeros que vinieron a Uruguay, se les consultó sobre el principal motivo de su arribo, su nivel educativo y edades.
Los resultados muestran que la causa más elegida por la cual los inmigrantes eligen a Uruguay es la calidad de vida del país, con un 26,0% de respuestas; le siguen la oportunidad laboral confirmada con anterioridad, la inestabilidad política de su país de origen o que su pareja es uruguayo -14,0%, 12,8% y 12,4% respectivamente-. Por otro lado, la mitad de los encuestados llegó a Uruguay con estudios terciarios o universitarios completos; en contraste, un 23% tiene estudios de postgrado, un 17% educación terciaria incompleta, un 8% secundaria completa y el 2% restante secundaria incompleta.
Por último, casi un 60% de aquellos quienes participaron del relevamiento tienen entre 30 y 44 años, alrededor del 25% tiene entre 18 y 29, un 15% entre 45 y 59, y un 5% 60 años o más.