>>La Confederación de Cámaras Empresariales (CCE) analiza de cerca la situación de la masa empresarial tras el reciente shock que ha sufrido la economía mundial en medio del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Aunque no se llega a ver un impacto en las exportaciones, la suba de los commodities preocupa a los comerciantes que ya venían afligidos por la diferencia de precios con Argentina. A la vez, el sector turístico insiste en la apertura de fronteras. En una instancia de intercambio, también se acordó rever el documento presentado al gobierno en 2019 con propuestas de reformas estructurales que van desde seguridad social, hasta educación, además de apertura al mundo.
Por Ariana Vezoli | @ArianaVezoli
La CCE ha escuchado atentamente las preocupaciones de sus asociados, quienes mantienen opiniones heterogéneas en cuanto a la situación que transitan.
Esta complejidad se ha ido prolongando desde el comienzo de la pandemia, que afectó de forma dispar según el sector. Lo mismo está sucediendo con el reciente shock que han recibido las relaciones internacionales por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Desde luego, la CCE rechaza y condena cualquier tipo de conflicto bélico e insiste en reestablecer canales de diálogo, y a la vez ve con ojos de preocupación la suba en los precios de los commodities y las materias primas. Es por esto que, el pasado lunes, se realizó una asamblea para conocer el estado de afectación de la masa empresarial a la hora de tomar cualquier medida.
“Por un lado, algunos sectores muestran incrementos de precios internacionales que favorecen la exportación. Hay buena actividad en cuanto a faena de ganado, precios de commodities de cereales y eso ayuda a la actividad económica uruguaya. Pero, por otro lado, hay incrementos en los costos internos de producción, lo que atenta contra los precios del consumo local y, por consiguiente, puede generar inflación, que es lo que más nos preocupa”, analizó el presidente de la CCE, Juan Martínez.
“Sábana corta”
El esquema más claro es el aumento del precio de los combustibles que tiene un efecto directo en los fletes, costos de producción, etc. Por ende, se encarece la producción nacional y le hace perder competitividad. De la mano, se vio una caída en el valor del dólar.
Entendiendo que este es -en general- el primero de los impactos en sentirse, desde la confederación preocupa la repercusión que puede haber en el mercado de las exportaciones.
Según la opinión del ejecutivo, el sector lácteo encontraba en Rusia un gran destino de su producción, y ahora sentirá una afectación. Sin embargo, la economía vinculada a las exportaciones está muy vinculada a otros grandes destinos -como China y Estados Unidos-, que no se han involucrado directamente en el conflicto y continúan negociando naturalmente.
“El conflicto le pegará a unos pocos, pero la economía nacional no apunta a esos mercados fuertemente. Creo que no vamos a tener un impacto tan negativo. Ese sería el caso en la medida en que Estados Unidos pueda caer en algún tipo de recesión, y que esto haga frenar sus importaciones, que hasta ahora no está en el escenario”, descartó Martínez.
Otra disyuntiva, se encuentra en los sectores que comercializan alimentos, como el supermercadista, almacenes y otras pequeñas empresas, que temen la apertura total de fronteras con precios tan dispares.
Recordemos que en el último informe que realizó el observatorio de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), la diferencia de precios entre los productos del hogar supera, en ocasiones, el 55% con Argentina, número que alienta el inevitable “contrabando hormiga”, perjudicando las ventas y, por ende, el empleo.
En contraste, el sector turismo, “pide a gritos” la apertura de fronteras para poder recuperarse de “los peores años de su vida”, según explicó Martínez. Esta temporada logró tener algunos días buenos, pero las expectativas eran mayores.
Esta problemática que el entrevistado denominó “de sábana corta” -referente a que “se tapan los pies o se tapa la cabeza”-, los compromete a buscar soluciones que sean compatibles para ambos lados.
“Quizás apertura sí, pero a la vez mayor control en el tráfico de bienes. Creo que es la medida que contemplaría este punto en particular. Tenemos que armonizar para que todos tengan impacto positivo dentro del país”, advirtió el ejecutivo de la CCE.
Cuentas pendientes
En 2019, la CCE presentó al gobierno un documento con una serie de reformas estructurales que debían llevarse a cabo para que el país pueda desarrollarse.
Según manifestó el entrevistado, algunos sectores llevan más de “100 años de atraso”.
A destacar, la reforma de la seguridad social es una de las que se considera más urgente, ya que “es un tema agobiante y si no se trabaja en este, el sistema va a colapsar”.
Además, se menciona la “modernización del Estado”, que hace referencia a la agilización de trámites, menos burocracia y un pase directo al formato digital.
“Todo eso radica en que si queremos crecer como país, tenemos que tener a nuestra gente bien capacitada. Y la base de todo crecimiento es la educación. Por lo tanto, la reforma de la educación es impostergable, no hay dos lecturas de esto, más allá de que se discuta a nivel de gobierno y oposición cuál es la mejor herramienta para llevarla adelante”, desglosó Martínez.
El nuevo modelo educativo debería, según los solicitantes, apuntar a la proactividad y el emprendedurismo con creatividad, y logre retener a los estudiantes dentro del sistema educativo.
Por otra parte, recuerdan la importancia de que el país continúe en su apertura al mundo, haciendo referencia a los acuerdos comerciales que están pendientes o en estudio.
“Es el momento apropiado para avanzar no solo con China. Hay que poner foco en Estados Unidos, que no va a reducir muchos aranceles pero sí podremos entrar en algunos nichos de mercados segmentados que nos posibiliten marcar un diferencial de precio y tener allí una inserción muy positiva”, concluyó el ejecutivo.