Tras un largo período de recesión económica mundial, el sector empresarial aunó sus fuerzas, apuntando a la reactivación en todos los rubros. A día de hoy, con un camino por recorrer en esta materia, la actividad busca volver a centrarse en estrategias que permitan su crecimiento estructural y el aumento de la competitividad del país. En este escenario, Juan Martínez, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE), en diálogo con CRÓNICAS, profundizó sobre las cuestiones que desde el empresariado se consideran imprescindibles para el logro de estos cometidos.
A nivel empresarial la pandemia afectó de manera dispar a los diversos sectores de actividad que conforman la CCE. Es así que, mientras algunos fueron fuertemente golpeados, como el turismo y la cultura en particular, otros se mantuvieron exentos de impactos negativos.
En esta línea, tanto desde el gobierno como desde el empresariado las medidas se focalizaron en apoyar a los rubros más vapuleados y apuntar a la recuperación en términos generales.
Al ser consultado sobre esta realidad, Martínez aseveró que “se han aplicado las medidas necesarias para que los sectores no caigan y la economía siga funcionando”.
“Los grandes indicadores señalan que el camino fue correcto”, puntualizó, haciendo referencia a cifras como las del desempleo, que presentan una paridad en la actualidad con la prepandemia. No obstante, adelantó que en su opinión aún “queda un camino por recorrer para muchos rubros, por lo menos en el año 2022”.
Tras establecer la hoja de ruta para afrontar estos impactos, la visión del empresariado se centra en buscar oportunidades de crecimiento a futuro.
En este ámbito, desde la CCE resaltaron el papel de la inserción internacional para alcanzar una mayor competitividad a nivel nacional. “Sin apertura de mercados y una inserción internacional abierta al mundo, un país chico como Uruguay no puede crecer”, declaró el jerarca en esa línea.
Para el empresario, lo anterior se fundamenta en que el mercado interno de Uruguay “es muy reducido”, y a su vez en las características de consumo de los propios uruguayos.
Como ejemplo de oportunidades de crecimiento, el ejecutivo mencionó los tratados de libre comercio que Uruguay estudia establecer con China y Turquía. De esa manera, enfatizó que estos acuerdos “van a impulsar un crecimiento importante de algunos rubros de actividad ya consolidados, como son los lácteos, la actividad ganadera o algunos cultivos agrícolas, como los arándanos”.
En lo que respecta al papel de los mercados regionales en esta materia, no dudó en afirmar que la nación se encuentra atada a un Mercosur “que sigue durmiendo la siesta del elefante”.
En otro orden, para Martínez, lograr una mayor competitividad “es imprescindible para levantar el bienestar de la gente, producir más y con más eficiencia, tener mejores ingresos y mejores salarios”.
Al mismo tiempo, resaltó la articulación trabajadores-empresarios e instó a recordar que “no existe un país sin empresas, no existen trabajadores sin empresarios y no existe crecimiento sin una empresa floreciente; es un empuje a todos para crecer y tener fuentes de trabajo”.
“Otras reformas necesarias”
Además de la apertura de mercados y la inserción internacional, según Martínez hay reformas de carácter urgente que afectan de un modo u otro a la actividad empresarial. El presidente de la CCE opinó que si bien ha habido un tratamiento de estas temáticas a nivel político, restan objetivos por lograr.
En ese sentido, destacó la relevancia de la regla fiscal, “para que todos tengamos claro cuáles son las normas y la estabilidad económica que requiere cualquier inversión y cualquier crecimiento económico”.
En tanto, remarcó que es esencial apuntar a una transparencia en materia de producción y a la revisión de subsidios y beneficios, de modo que “las empresas públicas tengan sus tarifas en función de los costos de producción y de gestión eficiente, y no necesidades de fondos del Estado”.
En relación a lo anterior, el empresario fue crítico con el papel del Estado, al que calificó de lento y burocrático, y mencionó que es necesaria una digitalización para adecuarse a los tiempos actuales. En este orden, afirmó que se requieren proyectos reformistas en lo que concierne a la seguridad social y a la educación.
“La reforma de la seguridad social es un tema obligatorio, no es un tema que favorece a uno u a otros, sino a todos. No podemos tener nueve puntos del PIB ahí, donde el sistema puede colapsar en cualquier momento y varias cajas que están con grandes déficits también”, comentó.
Para lograr este cometido, manifestó que es fundamental reordenar financiera, económica y sustentablemente un sistema que dé “la dignidad del trabajo y el reintegro al retiro de un nivel de calidad de vida, pero que se pueda sustentar”.
Por otro lado, en lo que atañe a lo educativo, Martínez expresó que “el país ha caído en un pozo enorme” en referencia a los “chicos que se retiran y expulsamos del sistema”. Es por ello que considera urgente desarrollar una transformación en este ámbito. “Tenemos que crear habilidades y una educación que capacite para afrontar las demandas del siglo XXI y las necesidades de los chicos, con los cambios tan grandes que hubo a nivel tecnológico”, puntualizó.