El cierre de las fronteras que se definió a causa de la pandemia hizo que se dispararan las ventas de productos y servicios del lado uruguayo, sobre todo, en el límite con Argentina. Esta circunstancia permitió también que la gran mayoría de las empresas nacionales de alimentos, que ya estaban atravesando una crisis, pudieran mantenerse abiertas. Sin embargo, el día que se abran los puentes con el país vecino, esa industria “va a desaparecer”, de acuerdo con el presidente de la Cámara Industrial de Alimentos (Ciali). Por otra parte, planteó posibles soluciones para la subsistencia del rubro.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
Con la apertura de fronteras que se avecina se especula que los uruguayos en forma masiva volverán a cruzar a Argentina para abastecerse de productos y servicios a precios mucho más bajos que en territorio nacional, tal como sucedía antes del cierre de los puentes.
La semana pasada, dirigentes de asociaciones empresariales del litoral conversaron con CRÓNICAS al respecto, manifestando la incertidumbre que esto genera y las complicaciones que producirá el levantamiento de las medidas de control con el país vecino. De hecho, aseguraron que el impacto será “terrible”, pues traería consigo la clausura de muchas empresas y el aumento del desempleo.
Antes de la pandemia, la producción de alimentos en Uruguay estaba en caída, debido, en gran parte, a la falta de competitividad con Argentina y Brasil. Sin embargo, como consecuencia del cierre de las fronteras que se definió por la emergencia sanitaria, la actividad industrial del sector se multiplicó.
Esta nueva realidad hizo que compañías de alimentos que prepandemia no vendían prácticamente nada, pasaran a crecer un 10% o 15% en todo el país, al tiempo que en los departamentos del litoral como Rivera, Salto, Paysandú, el crecimiento fue del 40%-50% y hasta el 100%, graficó a CRÓNICAS el presidente de Ciali, Juan Pedro Flores.
“Hay una realidad que nos está salvando: hoy las empresas nacionales subsistimos porque las fronteras están cerradas. Nuestra preocupación, si abren, es que la industria uruguaya va a sufrir, en el caso de los alimentos, un tsunami; va a desaparecer”, añadió.
Uno de los problemas del comercio y la industria es que, en términos generales, los productos y servicios en Argentina están tres veces más baratos que en Uruguay, y en Brasil cuestan, por lo menos, la mitad. Es por ello que las medidas de control actúan como un freno al contrabando. Lo que se espera es que con la apertura de fronteras la gente cruce al lado de enfrente a comprar indumentaria, artículos de higiene y alimentos, entre otras cosas, como sucedía antes de que arribara el covid-19.
Hoy el bloqueo del paso hacia el otro lado es el “dique de contención” para que las empresas uruguayas de alimentos puedan mantenerse en pie, aunque, “salvo honrosas excepciones, están todas con balances deficitarios”, aseguró el ejecutivo.
Esto se debe a que el costo país es “muy alto” desde el punto de vista salarial y de las tarifas. De hecho, admitió que Uruguay es de los países más caros del mundo para producir. Lo que lo distingue es su seguridad jurídica, que es de lo que otros carecen, y eso lo hace “atractivo” para las grandes empresas que vienen a invertir.
Posibles soluciones
Para paliar esta situación y que la industria alimenticia del país sea más competitiva, Flores planteó varias soluciones.
En primer lugar, explicó que se debería exigir el cumplimiento de las leyes vigentes en el rubro, lo cual hoy no ocurre en algunos casos ya que no se hace la fiscalización adecuada. Por ejemplo, pese a que existe libre importación de productos, estos deben ser declarados ante el LATU, pero “hay una serie de importadores que hace años no lo hacen y tendrían que recibir una infracción aduanera”, porque se está “jugando” con la salud de los consumidores.
Otra de las propuestas del dirigente es que se generen incentivos a la industria, puesto que no hay ninguna ventaja competitiva para producir en Uruguay. En ese sentido, recordó que, en el gobierno de Jorge Batlle, en la crisis del 2002, lo primero que el expresidente hizo fue sacar los aportes patronales, que representan un 7,5%, y dijo que este gobierno podría tomar la misma medida, al menos en forma temporaria. “No podemos seguir pagando impuestos al trabajo. Eso nos permitiría negociar mejor en los Consejos de Salarios y, de ese modo, apostar al empleo uruguayo”, sentenció.
Como las expectativas de la apertura de fronteras son muy negativas, la Ciali mantendrá reuniones con otras cámaras comerciales con el fin de buscar soluciones en conjunto. Una disposición que funcionó, de acuerdo con gremialistas de diversos sectores, fue la reducción del Imesi a los combustibles establecida en 2007.
En esta línea, Flores pretende impulsar una iniciativa para poder vender sin IVA los productos en la zona fronteriza y así paliar la diferencia de precios con los países vecinos.
Hacia la flexibilidad laboral
En materia laboral, Flores propuso que se brinden incentivos a la incorporación inmediata de trabajadores para las empresas que fabrican en Uruguay y que generan mano de obra genuina.
Dijo también que es necesario “hablar con los sindicatos, cuya política es populista y está anclada a los 60, para que entiendan que por la vía de la confrontación no se llega a los acuerdos”.
En cuanto a los Consejos de Salarios, indicó que deberían actualizarse y ajustarse a la producción, como sucede en otros países. “En Chile, por ejemplo, no hay aguinaldo, pero pagan mejores sueldos, según la productividad. A mí me preocupa que Uruguay costea muchos beneficios que no están ajustados a la producción”, manifestó. Además, expresó que hay varias cláusulas que impactan en los salarios, que se cobran aunque la persona no vaya a trabajar, como es el caso de las primas por antigüedad.
El mercado laboral, según su opinión, debería ser más flexible. De esa manera, se podrían generar más puestos de trabajo tomando gente por debajo del laudo. “Yo hablo con Fernando Pereira, con Gabriel Molina, y los respeto, pero están totalmente equivocados, porque si quiero contratar a alguien que está dispuesto a trabajar por 20, porque está desempleado, aunque mi salario mínimo sea 30, que no alcanzo a pagarlos, no me dejan”, ejemplificó.