La disminución de los precios de los combustibles anunciada por parte del gobierno comenzó a regir a partir del 1º de enero. Ignacio Asumendi, presidente de la Intergremial de Transporte Profesional de Carga (ITPC), dijo a CRÓNICAS que el ajuste era necesario y que beneficia a toda la cadena logística, junto con la producción. Además, puso énfasis en las medidas adoptadas para la regulación de los precios e indicó que esta dinámica es “compleja” para el sector.
El transporte de carga supone el eslabón principal dentro de la cadena logística. Los camiones con contenedores y zorras, que transportan diversos productos y materias primas, también, en la cadena productiva, poseen un rol determinante.
El ajuste en las tarifas de combustibles, para Asumendi, significa un alivio para la producción y el transporte, especialmente para aquellos sectores del transporte que no fueron capaces de trasladar a sus costos, en su totalidad, la suba del combustible en su momento. El nuevo ajuste para esas empresas implica una mejoría en lo que es su estructura de costos.
Desde la ITPC se ha reclamado, enfáticamente, la problemática que representa trasladar a costos todos los ítems a tener en cuenta a la hora de calcular precios y negociar con clientes, lo que se debe a la propia dinámica del mercado.
Las medidas del gobierno desde la óptica del transportista
Las políticas adoptadas por parte del gobierno en lo que refiere a la toma de decisiones respecto del precio del combustible, apuntan a un seguimiento de los guarismos publicados mensualmente por la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea), lo que busca enfocar los ajustes lo más cercano posible a los valores de la Paridad de Precios de Importación (PPI).
El entrevistado manifestó que es necesario dotar de transparencia la fijación de precios de los combustibles, algo que con las políticas adoptadas desde la Torre Ejecutiva ha sido posible. Además, recalcó que, anteriormente, la fijación de estos precios tenía un factor “discrecional y político”, lo que en la práctica llevó a que el actual gobierno tuviera que recurrir a los factores de carácter discrecional, sobre todo para emplear una escala de precios bastante “particular”, en un contexto internacional complejo que motivaba en períodos anteriores la suba.
No obstante, esta dinámica para los transportistas es “compleja”, debido a lo que implica para los clientes la volatilidad de los costos, y un escenario que pudiera tener impactos más graduales sería más conveniente para el sector.
El presidente de la intergremial también manifestó que, en el marco de esta política, aún quedan diversos factores que están dentro del precio del combustible que distorsionan las tarifas. Estos son la cantidad de impuestos, el fideicomiso del boleto, algo que desde la ITPC se manifiesta que debería ser subsidiado sin distorsionar el precio del combustible. “Un concepto similar que se puede pensar para todas las tarifas públicas”, aseveró.
La cadena logística y sus problemas
Dentro del funcionamiento de la cadena logística hay aspectos que generan un costo particular. Los “tiempos muertos” en las esperas que se generan entre los tramos y las entregas, la baja productividad en la carga y descarga de mercadería en lugares públicos, puertos y depósitos, hacen que el costo del transporte en el Uruguay sea caro, por lo que la eficiencia no depende exclusivamente del transportista, sino que entran en juego otros eslabones de la cadena.
Asumendi dijo que se le ha manifestado a las autoridades la necesidad de que el mercado de transporte subsane determinadas fallas del mercado, asociadas a la tendencia “a sobredimensionarse” del sector, algo que ocurre en períodos de bonanza económica. Además, esto se ve ejemplificado cuando surgen proyectos importantes, que demandan grandes movimientos de insumos y mercadería, lo que genera que nuevas empresas ingresen al mercado del transporte por períodos cortos, lo que hace que los precios de los fletes estén por debajo de lo esperado.