En diálogo con CRÓNICAS, el rector de la Universidad de la Empresa (UDE), Roberto Brezzo, se refirió al retorno a la presencialidad y a los desafíos que este paso implica. Según reconoció, tanto estudiantes como docentes han mostrado reticencia a la vuelta a las aulas, generando un problema “insólito” de convencerlos de retornar a la presencialidad “en forma paulatina y lenta”. Sin embargo, afirmó que, de cara al futuro, ve a la educación de manera híbrida, donde “el ideal, desde el punto de vista pedagógico, es que se complementen” la clase virtual y presencial.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
– A un año y medio de la pandemia, ¿cómo diría que su universidad vivió esta situación tan particular?
– Todas las universidades, nosotros incluidos, veníamos avanzando ya en la enseñanza virtual y sabíamos que iba para ese lado, más allá de la pandemia o no. Es como si tuvieras todo pronto pero te falta que te den el empujón para que te tires a la pileta; y bueno, el empujón vino.
En 2020, la deserción en la UDE fue bajísima, menor de lo que es normalmente. La duda que teníamos tenía que ver con el aprovechamiento de las clases. Pero cuando hicimos las evaluaciones encontramos que había sido muy bueno, igual o en muchos casos superior a lo que se había dado en los años de presencial. Hoy muchos quieren seguir con la virtualidad.
– ¿Cómo se ha comportado la matrícula estudiantil? Me refiero a 2019, 2020 y lo que va del 2021.
– En los datos más recientes del 2021, crecimos. También creo que esta situación se ha dado siempre en épocas de crisis; en 2002 pasó algo parecido. La gente, cuando ve una crisis que genera perspectivas laborales complicadas, ve en la formación una herramienta que le fortalece más para competir en el mercado y conseguir trabajos buenos. Eso explica, me parece, esta situación.
– ¿Qué tanto creció con respecto a 2020?
– Varió según carreras y sedes, pero en general yo lo ubicaría en un 15%.
– ¿Qué aspectos de la virtualidad cree que podría implementar dentro de la nueva normalidad?
– En este momento estamos tratando de ver la vuelta a la presencialidad. Encontramos una resistencia tremenda, tanto en estudiantes como en docentes, salvo en casos que es obvio y evidente que necesitan la práctica, como el sector salud. Todos los demás consideran que la virtualidad les brinda una cantidad de ventajas que no quieren perder. Eso desde todo punto de vista, que va desde la organización del tiempo hasta la posibilidad de evitar traslados, entre otras cosas. Entonces, insólitamente, estamos con el problema de convencerlos de volver a la presencialidad en forma paulatina y lenta.
Así, se habla ya de la enseñanza híbrida, que es la combinación de las dos cosas: la presencial y la virtual. Cada una tiene su ventaja. El ideal, desde el punto de vista pedagógico, es que se complementen, y que la clase virtual prepare al estudiante y le dé un conocimiento, y venga luego a la clase presencial y la aproveche mucho mejor, porque ya viene con un conocimiento en el cual hace preguntas al docente, puede hacer aclaraciones, y el docente puede plantear ejercicios de ampliación de los conocimientos.
Ahora, ¿cuáles van a ser los porcentajes de cada uno? Eso va a variar también dependiendo de cada carrera. No es lo mismo una carrera de derecho que una de profesorado de educación física, o de licenciado en imagenología.
“Si podemos, les recomendaremos que se vacunen por el bien de ellos mismos”.
– ¿Exigirán que los alumnos y docentes estén vacunados?
– La vacuna no es obligatoria en Uruguay, entonces no se puede exigir a nadie eso. Por lo menos nosotros lo entendemos así. Si podemos, les recomendaremos que se vacunen por el bien de ellos mismos.
Expandir los horizontes
– La universidad tiene sedes en Ciudad de la Costa, Punta del Este, Colonia y Montevideo. ¿Hay planes de instalarse en otras zonas del Interior?
– Hemos comprendido que las realidades del Interior son distintas que las de Montevideo, entonces tenemos que tratar de adaptar nuestra enseñanza a lo que son esas realidades, ya sea por los temas que interesan allí, por las vivencias que hay o por la realidad en todo sentido que tienen.
Por ejemplo, en Colonia -que fue el primer lugar que estuvimos por fuera de la capital- hablando con la gente para ver qué carreras íbamos a dar y que fuese a gustar a todos, nos encontramos que había una gran desconfianza, porque en la ciudad ya habían estado varias universidades uruguayas que habían prometido que se quedaban y al poco tiempo se habían ido. Es que a veces la escala del Interior genera problemas para que una universidad sea viable.
Entonces nuestra estrategia fue «tenemos que ser parte del lugar, tenemos que integrarnos a su tejido social, y así atender sus verdaderas necesidades, porque esa es nuestra misión». ¿Y para eso cómo hicimos? Creamos comisiones de apoyo, donde están las radios locales, la intendencia, empresarios, colegios… una cantidad de gente -lo que llamamos la «fuerza viva»- que te transmiten permanentemente las necesidades y los problemas como los ven, y te establecen qué piensan que no está funcionando bien para que lo corrijas.
Cuando terminó la primera generación que se graduó en Colonia sentimos que éramos parte del departamento. Ahí nos aceptaron como parte, y empezó a crecer enormemente la matrícula.
En los otros lados estamos en una etapa anterior, pero la estrategia es la misma: ser parte del lugar.