En el marco del Día Internacional de las Personas Mayores, el Instituto Nacional de las Personas Mayores (Inmayores) junto a su Consejo Consultivo, presentaron el Segundo Plan Nacional de Envejecimiento y Vejez 2016-2019. Su elaboración y presentación coincide con la reciente ratificación de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas mayores por parte de Uruguay, segundo país en hacerlo luego de Costa Rica.
Por Federica Chiarino | @FedeChiarino
La convención señala «la necesidad de abordar los asuntos de la vejez y el envejecimiento desde una perspectiva de derechos humanos que reconoce las valiosas contribuciones actuales y potenciales de la persona mayor al bienestar común, a la identidad cultural, a la diversidad de sus comunidades, al desarrollo humano, social y económico y a la erradicación de la pobreza».
Uruguay ha vivido un acelerado proceso de envejecimiento que se manifiesta en mayor medida sobre las mujeres y sobre los sectores más altos de la pirámide poblacional (sobreenvejecimiento). El crecimiento sostenido del grupo de personas de más edad dentro del grupo de personas mayores establece un cambio en el perfil de las necesidades a cubrir en las políticas dirigidas a personas mayores y en la aparición de nuevas prioridades como los cuidados y la promoción de la autonomía.
Este nuevo plan establece los lineamientos que articulan las acciones del Estado dirigidas a promover y proteger el ejercicio de derechos de todas las personas mayores. «El concepto de envejecimiento y de vejez va cambiando, se va transformando, se ha ido laborando a lo largo del tiempo, y deja de ser solamente el objeto de cuidado o el actor de cuidado», dijo la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, durante la presentación. A esto agregó que también se debe entender el concepto de vejez «no como una fuente de necesidades y de gastos desde el punto de vista sanitario, sino todo lo contrario».
También estuvo presente el ministro de Salud Pública, Dr. Jorge Basso, que reflexionó acerca del descreimiento de las potencialidades que puede tener la integración social del adulto mayor. «Eso es un desafío como sociedad. Cruza, seguramente, muchos aspectos y muchos componentes de nuestra forma de ser», dijo.
El Segundo Plan Nacional de Envejecimiento y Vejez se basa en algunos principios orientadores, dentro de los que se destaca la perspectiva de género, que todos los expositores mencionaron. Esto implica considerar los modos en que el envejecimiento se expresa en las experiencias subjetivas de hombres y mujeres.
Los roles de género tradicionales, que ubican al hombre como proveedor económico y a la mujer asociada al espacio privado, como encargada de las tareas reproductivas y del cuidado, llevan a que se experimenten de distinta forma los cambios en los roles sociales por los que se transita en la vejez. En este sentido, el plan se propone tres desafíos: «el desarrollo de las medidas que integren la transversalidad de género en el diseño e implementación de las políticas públicas en materia de envejecimiento; la incorporación de mecanismos institucionales para la igualdad y no discriminación de las mujeres mayores; y la incorporación del tema del envejecimiento como un eje de comprensión y visibilidad en las acciones que realiza el Estado hacia la población en general incorporando la visión del curso de vida».
Otro principio que guía el plan es la perspectiva integral sobre las personas mayores, que consiste en considerarlas en todas sus dimensiones: social, económica, psicológica y biológica. Además se establece una visión positiva y no deficitaria del envejecimiento, que implica asegurar que las personas mayores sean reconocidas y apreciadas como miembros valiosos para la sociedad que contribuyen en su desarrollo. Esto supone romper aquellos estereotipos en los que prevalecen las imágenes y actitudes negativas asociadas a la vejez.
El derecho a la vida y la dignidad en la vejez es el eje central de este plan y de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores. Según se expone en el plan, «ejercer el derecho a envejecer con dignidad significa que se cuenten con los recursos y las redes de apoyo necesarias para vivir plenamente teniendo cubiertas las necesidades en términos de vivienda, ingresos, salud y cuidados entre otras dimensiones».
Según estimaciones de la Secretaría de Cuidados y la Dirección Nacional de Evaluación y Monitoreo del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), a partir de la Encuesta de Protección Social (2012), en Uruguay un 11,5% de las personas mayores de 64 años se encuentran en situación de dependencia, de las cuales un 3,2% se encuentran en situación de dependencia severa. Los niveles de dependencia y su severidad se incrementan con la edad; entre las personas de 75 años y más, el 17% se encuentra en situación de dependencia, en tanto que el 4,6% se encuentra en situación de dependencia severa.
El plan establece que, en el caso de las personas mayores «el cuidado se enfoca en la conservación de sus capacidades y la promoción de la autonomía. Incluye un componente material asociado al apoyo en las necesidades de la vida diaria, las cuales variarán según el grado de dependencia de la persona mayor, y un componente vincular emocional, orientado al desarrollo del vínculo afectivo de las personas cuidadas».
El Segundo Plan Nacional de Envejecimiento y Vejez 2016-2019 establece una grilla de compromisos de los organismos del Estado, dividida en seis ejes estratégicos: igualdad y dignidad; seguridad física y autonomía; seguridad económica y contribución al desarrollo; bienestar y cuidados; participación e integración; y fortalecimiento institucional. Las líneas estratégicas se materializan en líneas de acción y de acciones específicas donde los organismos involucrados comprometen su accionar. A su vez, cada línea estratégica cuenta con un resultado esperado que describe el impacto que las líneas de acción tendrán en un mediano y/o largo plazo.
«Nuestra necesidad es hacer de este plan un instrumento dinámico que despierte el afán de cultura, investigación, averiguación sobre los logros y conquistas; pero también para sugerir e incidir en aquellas debilidades que se vayan constatando en el proceso», dijo Teresa Soria, representante de la Red Nacional de Organizaciones de Personas Mayores.
Sobre el final del lanzamiento, expuso la directora de Inmayores, Adriana Rovira, quien opinó que el mayor logro, tanto de este plan como de la convención, tiene que ver con una articulación entre lo técnico y lo profano. «Entre el saber de la experiencia, ese saber que solo quien transita las problemáticas en el campo social y en la propia demanda de actores en ese vínculo directo puede conocer, y el saber técnico que se pone ‘a disposición de’, no ‘sobre’ ni ‘anticipándose a’. Ese ejercicio, que con mucha humildad tomamos desde el Mides y que lo ponemos en práctica, es lo que ha permitido el logro de esta agenda consensuada y con un marco de legitimidad que hace a lo normativo», concluyó.