Los especialistas en comercio internacional Gonzalo Oleggini y Marcel Vaillant conversaron con CRÓNICAS en relación a los principales aspectos que pueden condicionar el comercio de la región y la economía de Uruguay. Vaillant resaltó que “el aporte más importante de Brasil a la región es su relativa estabilidad macroeconómica” y que por lo pronto no cree que eso cambie. Por su parte, Oleggini espera que Brasil apunte a “una vuelta a la búsqueda del liderazgo regional”.
Más allá de la expectativa que se había apoderado a gran parte del pueblo brasileño en lo que significó la segunda vuelta electoral entre el actual mandatario, Jair Bolsonaro, y el expresidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, gran parte de América Latina se encontraba atenta al desenlace. Es que una de las economías más relevantes de esta región y, por supuesto del Mercosur, dirimía su futuro, y ahí su importancia. Hoy, con las cartas vistas, ya se pueden plantear algunas perspectivas de cara al futuro.
El consultor en asuntos internacionales y logística, Gonzalo Oleggini, comentó que Brasil “va a volver a esa lógica regional que Bolsonaro había dejado un poco de lado”. Y que esto para las negociaciones de Uruguay por fuera del Mercosur “no es positivo”. Entiende que puede haber una negativa hacia esa posición de Uruguay, e incluso una presión sobre los países negociantes, lo que en definitiva se puede traducir en que “algunas de esas negociaciones queden en stand by”.
Por su parte, el profesor de Comercio Internacional del Departamento de Economía (FCS- Udelar), Marcel Vaillant, no se apresura a hacer consideraciones sobre un nuevo posicionamiento del país norteño en la región. Entiende que dado el desenlace electoral es posible que se conforme “un gabinete con mucha fragmentación desde el punto de vista de los orígenes políticos y las visiones de quienes lo van a integrar”. Tanto por los acuerdos electorales como por la conformación legislativa, percibe que el gabinete brasileño va a tender “al centro político”.
Si bien Vaillant le da importancia a la cuestión de cuánto puede condicionar el cambio de gobierno a las pretensiones de Uruguay de establecer acuerdos por fuera del Mercosur, cree que se debe “llevar adelante una agenda más amplia con Brasil”.
Más allá del “ruido” político, considera que se puede dar cierta línea de continuidad, ya que “Brasil ha mantenido el interés de ser miembro de la OCDE y armonizar sus políticas globales regulatorias”, lo cual empezó en los gobiernos del PT (Partido de los Trabajadores) y fue profundizado por Bolsonaro. Evalúa este proceso como “amigable, con una visión más internacional”.
En cuanto a la pretensión de afianzar los lazos del Mercosur con la Unión Europea y el condicionante ambiental que se le adjudicaba al gobierno de Bolsonaro, ambos especialistas coincidieron de que esto más que nada respondía a una cuestión política.
Oleggini aseveró que “la Unión Europea tiene su línea estratégica y estaba esperando un cambio de mando en Brasil”. Vaillant, en cambio, subrayó que Europa tomó el tema ambiental “como una excusa para postergar el fin de la negociación”. Cuestión que detrás, según supone, podría tener “intereses proteccionistas”.