Para la población uruguaya “es muy duro aceptar como algo real que hay una pandemia y que la gente está falleciendo”, según el experto Nicolás Guigou. A su vez, argumentó que hay muchos ejercicios de negación de la pandemia y que existe una resistencia a cambiar las costumbres a cambio de cuidarse. Por su parte, Leticia Cannella expresó que será cuestión de investigaciones futuras analizar “cuáles son los cambios y cuáles son las permanencias de las prácticas culturales pre y postpandemia”, y allí se verá qué es lo que permanece y qué es lo que cambia de todo esto que se está provocando”. Añadió que no se dieron cambios estructurales en las costumbres nacionales, sino que se aceleraron procesos que se venían dando.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
¿Qué cambió en las costumbres uruguayas a raíz de la pandemia, y cómo será recordado, analizado y estudiado el 2020 por generaciones futuras?
CRÓNICAS acudió a la antropología y, en diálogo con esta publicación, los expertos Nicolás Guigou y Leticia Cannella ofrecieron su punto de vista al respecto. Así, según el profesor titular del Departamento de Ciencias Humanas y Sociales de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República (FIC-Udelar), para la gente “es muy duro aceptar como algo real que hay una pandemia y que hay personas falleciendo”.
Según añadió el docente de Humanidades, “hay muchos ejercicios de negación”, por ejemplo, no cuidar la salud. Asimismo, apuntó que “existe una resistencia a cambiar las costumbres a cambio de cuidarse”.
En este sentido, el antropólogo indicó que dicha negación sirve para sobrevivir, e insistió en que a la situación grave de la pandemia se la niega, por más que se hayan tomado medidas.
“Al principio de la pandemia estaba todo el mundo aterrorizado; la situación era la misma, no hay vacuna. Pero sin embargo, en la medida que las personas se van adaptando, eso lleva a la muerte y a toda la situación porque la niegan. Las personas empiezan a tener formas de sociabilidad que son bastante riesgosas en términos de la pandemia, pero, al mismo tiempo, la situación sigue siendo la misma que cuando empezó, con la diferencia de que ahora hay muertos todos los días y un número de contagiados importantísimo para la población que tenemos. Y ahí ves el nivel de reaccionabilidad de nuestra sociedad”, manifestó.
Los cambios ¿permanecerán?
Por su parte, la directora del Departamento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación puso foco en algunos aspectos de la cultura uruguaya y los cambios que pueden haber sido provocados por el covid-19. Si bien aclaró que se necesitarán hacer mayores estudios al respecto, que ahonden y profundicen en el tema a nivel académico, Cannella se propuso reflexionar sobre estas modificaciones.
Así, apuntó a las costumbres a nivel familiar. “Las relaciones intergeneracionales, el aumento de la visión de la vulnerabilidad de las personas mayores, y la relación de los jóvenes con las personas mayores son aspectos muy interesantes para ser estudiados”, opinó.
En este sentido, argumentó que ha habido un cambio muy interesante en esa construcción de la relación entre jóvenes y mayores donde, en muchos casos, los primeros han tomado un rol esencial en la responsabilidad y cuidado de los segundos. Por ello, se está formando un nuevo tipo de vínculo entre los grupos de edad a nivel intrafamiliar, explicó.
Para Cannella, “ha habido un cambio muy interesante en esa construcción de la relación entre jóvenes y mayores”.
Al respecto, Cannella expresó que cuando el cambio cultural es impuesto -en este caso por los requerimientos sanitarios- suele no mantenerse en el tiempo. Sin embargo, tampoco se volverá al punto anterior. Ahora, cuáles son los cambios y cuáles las permanencias de las prácticas culturales pre y postpandemia son temas que deberán ser estudiados por las ciencias sociales. Y ahí se verá qué es lo que permanece y qué es lo que cambia de todo esto que se está provocando”, reflexionó.
De esta manera, se preguntó si la pandemia generó cambios estructurales en la cultura uruguaya, para lo cual respondió por la negativa. “Creo que hay más bien algunos procesos que se han acelerado, (y se) ponen en evidencia algunas situaciones ya previas a la pandemia”. La vulnerabilidad de la vejez o la violencia doméstica y su aumento ante situaciones de confinamiento son dos ejemplos de esto, según la antropóloga.
“La pandemia nos pone luz sobre problemas preexistentes, pero también desencadena nuevos procesos”, señaló, y lo ejemplificó con el nuevo rol que asumen los jóvenes en el cuidado de los mayores en la familia. “Esta generación de jóvenes va a quedar marcada en ese nuevo rol de que mi vida exterior con mis amigos puede tener una consecuencia grave y dramática en los mayores. Ahí hay un cambio de chip en esta relación familiar”, evaluó Cannella.
Visto desde el futuro
Consultada respecto a cómo será analizado y estudiado el 2020 por generaciones venideras, Cannella respondió que se estudiará “como si fuese un gran experimento”, con momentos dramáticos, y con nuevos cambios en las prácticas sociales, familiares, y en la relación cultura-territorio.
Por su parte, Guigou sostuvo que 2020 fue el año en que “tuvimos la oportunidad de cambiar y no lo hicimos”, en el sentido de la relación con el prójimo. “Tuvimos un tiempo para pensar, un tiempo de retiro que pudo haber sido una posibilidad, y realmente no sucedió. Todo lo contrario, lo que tenemos es una degradación de los vínculos, y las reglas éticas. Creo que va a ser pensado como la oportunidad que perdimos”, reflexionó.