Felipe Paullier, director del INJU
El problema del desempleo juvenil en Uruguay es “estructural”, por lo cual no alcanza con tomar una medida, sino que debe atacarse desde varios frentes, según dijo Paullier en diálogo con CRÓNICAS. Por otro lado, comentó cuáles son las actividades que está llevando adelante el Instituto Nacional de la Juventud (INJU) para acercar a los jóvenes a la discusión de políticas de gobierno que impacten directamente en esa franja etaria.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
Un reciente informe del Instituto Cuesta Duarte y la Organización Internacional del Trabajo concluyó que “la desocupación para los menores de 25 años creció sostenidamente desde que irrumpió la pandemia”. Además, del estudio se desprende que “hacia el último trimestre de 2020, la tasa de desempleo de este colectivo fue de 35,5%, muy por encima del 7% registrado para los trabajadores mayores de 25 años de edad”.
A esta dificultad busca hincarle el diente el INJU. De acuerdo con el director de la institución, el problema de desempleo en este grupo etario es “estructural”, pues, más allá de los impactos específicos que tuvo la pandemia, “se viene arrastrando desde hace más de dos décadas”. De hecho, el desempleo juvenil en Uruguay es más del triple que el de la población general. Es por ello que “no es suficiente” resolver esto con una sola medida, sino que son necesarias varias soluciones.
Paullier destacó que el principal instrumento que tiene el país en esta materia es la nueva ley de promoción del empleo en personas jóvenes, con discapacidad o mayores de 45 años, que fue aprobada por unanimidad y reglamentada recientemente. El INJU participó en la elaboración del proyecto junto con el Ministerio de Trabajo.
Uno de los objetivos de la normativa es incentivar al sector privado, a través de subsidios, a contratar a personas jóvenes, y así mejorar la situación laboral de ese colectivo. “Esto no es nuevo; las primeras leyes de empleo datan de la década del 90, y lo que intentamos ahora fue mejorar algunos de los estímulos y simplificar la forma en la que las empresas acceden a los mismos”, explicó el jerarca.
Consultado acerca de cuál es la aspiración que tiene con la nueva ley, sostuvo: “Nuestra meta número uno es lograr que una mayor cantidad de empresas utilicen esta herramienta de promoción de empleo juvenil”. Agregó que la norma incorpora algunos cambios positivos, por ejemplo, que además de otorgar el subsidio durante el primer año para las organizaciones que contraten a jóvenes, aquellas que continúen con esa relación laboral, tendrán exoneraciones en los aportes patronales hasta que la persona cumpla los 25 años de edad.
El INJU también participa en el plan “Yo estudio y trabajo”, que busca brindar primeras experiencias laborales a jóvenes en el Estado. Está previsto que en noviembre se lance la décima edición del programa.
El director aclaró que el problema de las juventudes de acceder al empleo no es exclusivo de Uruguay, sino que es regional y global, dado que las cifras de desempleo en esta franja son más altas que en la población general en todos los países.
Dijo también que el tema está altamente vinculado al sistema educativo y a las dificultades que allí persisten, que en el caso de este país tienen que ver con un gran porcentaje de deserción estudiantil y un mercado laboral que cada vez requiere mayor formación. Esto implica que, más allá de los incentivos de promoción de empleo, es “necesaria” una transformación educativa, que es lo que espera lograr este gobierno.
Participación juvenil
El INJU busca generar espacios de participación de los jóvenes, de modo tal que puedan acercarse “al Estado y a las decisiones”, exponer sus preocupaciones y propuestas e incidir en la agenda de las políticas públicas que los afectan, afirmó Paullier. Es por esto que la pandemia, que trajo consigo la imposibilidad de hacer reuniones presenciales, implicó un importante desafío para el instituto.
Superada esa etapa, hoy el organismo tiene presencia en los 19 departamentos y dos ámbitos “fundamentales” en funcionamiento. Uno de ellos es “Jóvenes a todo cambio”, un programa de promoción de liderazgo que brinda instrumentos a unos 300 jóvenes y que financiará proyectos a 40 participantes, que tengan un impacto comunitario en sus lugares de origen.
La otra iniciativa es “Juventudes protagonistas”, una plataforma de participación ciudadana que busca el diálogo del INJU con las organizaciones juveniles de todo el país. Algunos de los temas abordados en estas instancias son: discapacidad, medio ambiente y política.
Jóvenes vulnerables
En el marco del trabajo que la institución realiza con jóvenes en contextos vulnerables, se ha desarrollado el plan “INJU avanza”, cuya población objetivo son 1.600 personas que tienen de 18 a 22 años, que están por fuera del sistema educativo y del mercado formal de empleo y no cuentan con ciclo básico completo.
“Es un programa que busca la inclusión y la promoción de herramientas para el desarrollo personal de los participantes en el mundo del trabajo y la educación durante un año”, comentó Paullier. Allí se trabajan cuatro pilares: el acompañamiento individual, la alfabetización digital y capacitación, la inclusión comunitaria y los apoyos económicos.
Salud mental en la juventud: un problema a atender
La salud mental es un tema recurrente en la agenda de las juventudes. “El 37% de los suicidios que ocurrieron en 2020 se dieron en personas de 14 a 35 años. Eso habla de un problema de fondo de salud y desarrollo social”, manifestó el jerarca.
En ese sentido, remarcó que este año el INJU se integró a la Comisión Honoraria de Prevención del Suicidio y están ejecutando un plan piloto en tres departamentos que involucra también al Ministerio de Salud Pública, ASSE y el Codicen, que son “actores clave” para avanzar en este problema.