Luego del acuerdo firmado entre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), y Resonance Uruguay, la conexión con todos los sellos de plaza de la red de POS Resonet, desembarca en el Interior del país con el objetivo de promover la inclusión financiera de pequeños comercios.
Una persona que vive en el medio rural presenta dificultades, muchas veces, para poder dirigirse a una cajero automático y retirar dinero de su cuenta que le permita realizar compras dentro de su localidad. Un comerciante, otras tantas veces, pierde clientes por la falta de un POS que le permita habilitar los pagos electrónicos.
Es en este sentido, que en base al acuerdo del Fomin (BID) y Resonance Uruguay, se busca que en las localidades más pequeñas del Interior exista la oportunidad para los pequeños comerciantes, de competir con el resto de las firmas de su rubro y, además, que los clientes tengan la comodidad de comprar con débito o crédito en todos los comercios sin la necesidad de viajar kilómetros.
Hoy, en Uruguay, la inclusión financiera es una realidad y los comercios deben adaptarse a ella para competir con otros y generar beneficios propios y a clientes, comentó a CRÓNICAS Paul Beare, director de Resonance Uruguay.
Nuestro país ha avanzado en lo que refiera a la inclusión financiera en los últimos cinco años, en particular en los pagos de débitos que se han multiplicado por 16 desde que se implementó la ley de Inclusión Financiera. Sin embargo, “con el BID notamos que en el Interior, especialmente en las pequeñas localidades, todavía es un desafío. Los comerciantes están empezando a quedar en desventaja por no aceptar estos medios de pago electrónicos”, explicó Beare.
El hecho de la implementación de los POS no solo acarrea beneficios en cuanto a la facilidad de pago, sino que además, permite que el comerciante realice todo en una sola gestión, es decir, con la implementación del POS ya queda habilitado para operar con todas las tarjetas sin necesidad de que tenga que contactarse con cada organismo.
“Antes, para aceptar tarjetas, debían gestionarlo a través de varias empresas, además, por cada marca debían hablar con un agente particular. Para el comerciante dar el paso era algo intimidante y preocupante”, explicó el entrevistado.
En ese sentido, aseguró Beare, en la percepción de los comerciantes chicos eran más las desventajas que las ventajas, “pero nosotros estamos probando que no, a través de asesores que recorren el Interior y explican a los comerciantes que no es complicado y que les agrega cierto mercado al que no estaban llegando y es cada vez más grande”.
Los representantes locales en el Interior firman los contratos con comerciantes y les explican qué hacer para luego enviar el POS y capacitarlos vía telefónica. La mayoría se están instalando haciendo foco en las pequeñas localidades y en línea con los paquetes de beneficios que instaló el Ministerio de Economía y Finanzas este año para que los empresarios menores compitan con las grandes superficies.
Crecimiento inclusivo
Según el último reporte de Sistema de Pagos del BCU (julio 2017), durante el primer semestre del 2017 se registró un crecimiento de 75% en cantidad de operaciones con tarjeta de débito. En el país existen 2,6 millones de tarjetas de débito en circulación en el mercado, y esto marcó la necesidad de expandir el sistema de pago electrónico.
Si bien la inclusión financiera es una herramienta moderna y útil, el principal amenazado es el pequeño comercio de barrio, que a veces demora en adaptarse a las nuevas tecnologías. La inclusión sostenida de la población en el sistema hace que el comercio deba estar preparado a recibir la demanda, y no perder la oportunidad.