Alejandro Ruibal, presidente de la Cámara de la Construcción
La Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU) tuvo un papel crucial en la formalización y el desarrollo del sector de la vivienda y la infraestructura. El estado actual de la industria es positivo e impacta significativamente en el PIB y el empleo del país, a pesar de los desafíos como el atraso cambiario.
¿Qué papel ha jugado la Cámara de la Construcción del Uruguay en el desarrollo de la vivienda del país a lo largo de estos 105 años?
Históricamente, los distintos socios de la cámara han participado del desarrollo de la vivienda, ya sea pública como a través de desarrollos inmobiliarios. Las empresas de la cámara han sido protagonistas en lo que tiene que ver con darle formalidad al negocio de la construcción de viviendas, yo resalto mucho eso.
¿Y en materia de infraestructura?
Ese es el fuerte de las empresas de la cámara, que han sido protagonistas de la construcción de la infraestructura del país: carreteras, puentes, viaductos, represas, líneas de alta tensión, telecomunicaciones, obras de saneamiento, agua potable, vías férreas. Subrayo el trabajo que hizo la cámara en el momento de la crisis cuando las empresas colaboraron con el gobierno para construir en tiempo récord una cañería de trasvase del río San José al río Santa Lucía. La cámara es la gremial de las empresas que participan de la construcción de la infraestructura, no es la única, hay una gremial de los subcontratistas de nuestras empresas, que es la Liga de la Construcción, y hay una gremial de los desarrolladores que son los que desarrollan la vivienda, pero la cámara es por excelencia la que nuclea a todos los actores protagonistas de la construcción.
¿Cuál es la importancia de contar con una cámara como esta?
La importancia es fomentar el formalismo. En la cámara hay pequeñas y medianas empresas y también empresas grandes que trabajan internacionalmente, y de esos intercambios se ayuda a mejorar la gestión. La cámara tiene comisiones de recursos humanos, de capacitación, está generando permanentemente vínculos con otras gremiales o con otros sectores de la economía o de la sociedad para aumentar el valor del negocio de la construcción en el sentido más amplio. Ni hablar para el sindicato, porque tenemos relaciones desde hace décadas y es un ida y vuelta donde hemos creado fondos para ayudar a los obreros con aporte de empresarios y obreros. La cámara desarrolla planes a futuro, se involucra en las agendas, hace su aporte para el sistema político, al que le hemos propuesto ideas como la Agencia de Infraestructura. Estamos permanentemente pensando cómo desarrollar mejor nuestra industria, hemos creado el Centro de Estudios Económicos de la Industria de la Construcción (Ceeic), que preside el economista Alfonso Capurro, donde la cámara aporta sus ideas, aunque está por fuera de la misma, participan otras gremiales y otros actores, es un think tank de la industria de la construcción donde se hacen estudios y se profundiza en los temas que preocupan al sector mirando al futuro.
¿Con qué propósito se presentó la propuesta de la Agencia de Infraestructura? ¿Por qué sería importante contar con una institución como esa?
Lo que queremos es que se incorpore la capacidad de planificar los grandes proyectos, no estamos hablando de centralizar toda la planificación del Estado en un único lugar, sino, básicamente, un lugar donde se planifiquen los grandes proyectos, y propusimos ejemplos como Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Inglaterra. El sistema político lo tomó muy bien, me consta que quienes trabajan en los programas han tomado la idea. Lo que queríamos era que entendieran nuestra preocupación sobre tener un instrumento o desarrollar más aún la capacidad de planificar grandes proyectos dentro del Estado. Por otro lado, en el sector privado creamos el Consejo de Políticas de Infraestructura, que nos estamos reuniendo con las principales gremiales del país para evaluar las necesidades de infraestructura, pero ya con una visión del sector privado, eso sería la contraparte de una agencia puramente estatal.
¿Cuál es el estado actual de la industria de la construcción en Uruguay?
La construcción está con un buen nivel de actividad, con más de 50.000 puestos de trabajo directos en el BPS. A pesar de que se ha terminado UPM 2, las obras de arquitectura en el marco de la ley de vivienda promovida o las obras de vialidad como carreteras y puentes, han mantenido bastante el nivel de empleo. Si bien la inversión ha caído un poco en la construcción, para el segundo semestre hay proyectos como el de agua potable o el de saneamiento, más alguna inversión privada. Eso es auspicioso desde el punto de vista de poder mantener el nivel de actividad.
¿Cuáles son las principales problemáticas que atraviesa el sector?
Hay algunas partes del sector a las que el atraso cambiario está complicando, los desarrolladores inmobiliarios tienen un problema, les suben los costos en pesos -aunque la inflación está bastante baja- y el dólar al retraerse les empieza a generar presión sobre la ecuación económica. Ese sería el mayor inconveniente. Lo otro es el desafío de mantener la actividad y que para adelante se logre sostener la inversión.
¿Cómo ha sido el diálogo con el gobierno?
El diálogo ha sido muy bueno, como también con los gobiernos anteriores. Ha sido muy fluido a nivel del Ministerio de Transporte, de Presidencia de la República. Hay una tradición de buen intercambio.
¿El sector de la construcción ya se ha recuperado por completo de los efectos de la pandemia?
La construcción fue uno de los sectores que mejor sobrellevó la pandemia. Obviamente, sufrimos todos los impactos, pero eso quedó en el pasado y el sector demostró lo profesional y lo maduro que estaba, inclusive acordando rápidamente con el sindicato un protocolo para seguir trabajando.
¿Cómo ha sido la colaboración entre el sector público y el sector privado en proyectos de infraestructura?
A nivel de infraestructura, normalmente el cliente es el Estado, ya sean los ministerios o las intendencias. Esta es una industria madura, con relaciones duraderas y los temas se discuten donde se debe, de forma frontal, y generalmente se llega a acuerdos.
¿Cómo contribuye la industria de la construcción al desarrollo económico y social de Uruguay?
Aproximadamente el 10% del PIB del país lo genera la construcción y, si miramos el empleo directo, más el indirecto, más el inducido, estamos hablando del orden de 250.000 personas, es decir, el 16% de la población económicamente activa; eso te marca lo importante que es la construcción. Además, cuando uno hace una obra en el interior, se siente mucho el derrame de esta industria.
¿Cuáles son los objetivos a futuro de su gestión al frente de la cámara?
Los objetivos de mi gestión son instalar el concepto de la Agencia de Infraestructura, dejar en funcionamiento el Consejo de Políticas de Infraestructura a nivel privado y fomentar una evaluación de las herramientas para financiar proyectos, que es algo que vamos a encarar en el segundo semestre, para ver cómo se puede ir hacia una nueva versión mejorada capitalizando los aprendizajes de todos los instrumentos. Financiar proyectos de infraestructura cada vez es más complejo, los recursos son escasos, entonces es bueno que estemos pensando en la nueva generación de instrumentos. Esos tres pilares son muy importantes para mi gestión y para la cámara.