El pasado 26 de abril, el Estado de Israel celebró sus 75 años de existencia, motivo por el cual CRÓNICAS conversó con el presidente del Comité Central Israelita del Uruguay, Roby Schindler, quien se refirió al significado de esta conmemoración y comentó acerca de los objetivos de la institución.
No es extraño que la historia de Israel sea calificada como “un milagro”, debido a todo lo que ha logrado en estos “jóvenes” 75 años. A pesar de haber estado inmersa en un escenario mundial “bastante hostil” y de tener necesariamente el foco en la seguridad nacional, esta economía que se destaca en Medio Oriente ha sabido desarrollar una serie de tecnologías que han logrado alcance mundial y en las que ha sido pionera, especialmente en aquellas que se crean para el bienestar. Inclusive, el país está muy comprometido con conseguir luz y agua en África a través de tecnologías nuevas, contó Schindler a CRÓNICAS.
También, recordó que en su fundación tenía 800.000 habitantes y hoy, 75 años después, son casi 10 millones. “Su población se ha multiplicado por 12 no solamente porque se ha reproducido, sino porque en estos años ha absorbido millones de inmigrantes de los lugares más diversos del mundo”, agregó.
El vínculo con Uruguay
Desde el nacimiento del Estado de Israel, las relaciones con Uruguay han sido “muy cercanas”, de acuerdo con el entrevistado. De hecho, Uruguay ha recibido una inmigración judía bastante importante, sumado a que hoy se estima que hay entre 20.000 y 25.000 uruguayos viviendo en Israel.
“La relación entre Uruguay e Israel es muy estrecha. Israel tiene mucho para ofrecerle al Uruguay desde el punto de vista de las tecnologías, para la parte agropecuaria, incluso para las empresas tecnológicas que se están desarrollando. Y, según tengo entendido, en este último viaje que hizo el ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini, se avanzó bastante en la posibilidad de generar una incubadora de startups aquí”, aseveró.
Por otro lado, sostuvo que Uruguay también es un buen laboratorio donde “probar y comprobar”, y mostrarle al resto del continente las tecnologías que se desarrollan en Israel. En ese sentido, opinó que hay mucha sinergia, por lo que aspira a que en el correr de los próximos meses o años ese vínculo se profundice aún más. Actualmente existe un Tratado de Libre Comercio entre Israel y el Mercosur, de manera que hay “caminos abiertos” para que esa relación se pueda profundizar.
Los retos de siempre
Los desafíos del Comité Central Israelita no han cambiado demasiado desde su origen, según contó Schindler. Los principales objetivos de la institución son velar por una vida judía libre y digna en Uruguay, “cosa que siempre ha ocurrido” —aclaró—, la lucha contra cualquier tipo de discriminación, en particular el antisemitismo, pero también custodiar los derechos humanos de todos. Es por ello que el comité participa activamente de los foros de defensa de los derechos humanos.
Además de ocupar este cargo, el entrevistado integra la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia y la Discriminación, que fue creada por la Ley 17.817 en el año 2004 y que depende del Ministerio de Educación y Cultura. Es una comisión que se dedica a monitorear la realidad nacional y a ofrecer gratuitamente defensa y apoyo a todas aquellas personas o colectivos que se sientan vulnerados en sus derechos.
“Para nosotros, los judíos, el tema de los derechos humanos es una piedra fundamental que debemos cuidar, trabajar y tratar de mantener, y otro de los cometidos del Comité Central es la defensa del Estado de Israel en su derecho a existir”, puntualizó.
En los años 30, en los años 40, frente a tanta inmigración que escapaba del “horror” de la guerra, según rememoró, la institución también ofrecía el servicio de reunir familias, dar cobijo y refugio. Sin embargo, la historia de hoy es otra: lejos de estar recibiendo inmigración judía, hay muchos judíos que están yéndose a vivir a Israel, entre ellos, muchos uruguayos.
Un país de puertas abiertas
Por último, Schindler expresó que los uruguayos de religión judía se encuentran “muy bien” en Uruguay, “que es un país que ha dado sobradas muestras de ser maravilloso”. “Yo tengo la suerte de haber nacido acá, mis hijos también, mis nietos también, y lo que más queremos es continuar viviendo en Uruguay, aportando desde nuestro humilde lugar para que la sociedad uruguaya sea cada vez mejor y continúe abriendo sus puertas a esas poblaciones migrantes que lamentablemente siguen teniendo que irse de sus lugares de origen”, reflexionó.