Ana Laura Fernández, asesora económica en la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CCSU), dialogó con CRÓNICAS acerca de la importancia y la situación de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Además, indicó que la Cámara, en coordinación con el sector público, se orienta a promover herramientas y capacitaciones para que las empresas puedan “aggiornarse a las demandas de la actualidad”.
Las mipymes son unidades económicas de gran relevancia para el país, tanto por su contribución a la economía como por el empleo que generan. En este marco, Fernández explicó que el 99,6% de las empresas son mipymes y el 85% de estas integran el sector de comercio y servicios, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En ese sentido, destacó que, en dicho rubro, “una de cada tres empresas” corresponden al comercio, lo que implica una “alta participación”. Asimismo, los servicios están relacionados en mayor medida al área de transporte y almacenamiento, y otros tipos que se enfocan en labores profesionales. En la industria de mano de obra, el principal activo son los trabajadores, lo que “genera fuentes de trabajo”, agregó.
Actualidad de las mipymes en el rubro de comercio y servicios
El sector atravesó complejidad durante la pandemia, pero en el 2021 comenzó a recuperarse, aunque se comparó con el periodo anterior que tuvo una “muy baja caída”. De todas formas, en la actualidad se mantiene este proceso de restablecerse, pero tal vez “sea más lento”, entre otras cosas, por un contexto internacional que ocasionó “cierta incertidumbre con amenazas”, marcado por altos niveles de inflación, lo cual repercute en las decisiones de consumo y poder de compra de los hogares. Entonces, se deduce un enlentecimiento que se suma a la compleja situación regional.
Desafíos
En primer lugar, un desafío es reducir las cargas tributarias, las normativas, regulaciones y exigencias que poseen las organizaciones. Otro es que deben “enfocar a la fuerza laboral y al propio dueño” a todo lo que concierne a capacitaciones para perfeccionarse con los nuevos avances tecnológicos y las formas de desarrollar el negocio. Esto es fundamental para aumentar la formación, lo que permite que la persona sea más eficiente en la realización de tareas.
A su vez, dijo que desde la CCSU junto con el sector público tienen como objetivo promover herramientas y capacitaciones para que las empresas puedan “aggiornarse a las exigencias de la actualidad”.
Mirada hacia el futuro
Las expectativas para los próximos meses son “más cautelosas” y se pronostica un crecimiento “en torno al 3%”. A las interrogantes de cómo se dará en particular este segundo semestre, se suma la importancia de lograr conservar las tasas de incremento sobre todo para los próximos años, donde ya se “dejó de lado la pandemia”.
La era de la digitalización
El impacto que tuvo la pandemia provocó que las empresas modernicen la tecnología. Por lo tanto, la economista explicó que “algunas ya estaban en camino hacía lo digital, pero otras quizás venían más rezagadas, como las micro y pequeñas”, y la pandemia en cierta medida exigió sumarse a “esa ola”.
En su momento, se relevó una encuesta que explicó que el 88% de las empresas habían modificado en algo sus negocios por el impacto del covid-19. Justamente, los mayores desafíos se referían al área de ventas y cómo llegar al cliente. En ese aspecto, la venta online jugó un rol importante; si bien fue característica por la situación, se mantiene a niveles muchos más altos en comparación a la prepandemia, lo que permitió que se “adapten a esa nueva realidad”.