La última cifra de las plantaciones perdidas que manejó el sector forestal en relación al déficit hídrico supera los US$ 200 millones y se estima que siga en aumento debido a la persistente sequía y la llegada del invierno. “Si bien al tiempo vuelven a crecer, no es compensatorio”, sostuvo el director general forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos Faroppa, en entrevista con CRÓNICAS.
El sistema que tiene Uruguay en cuanto a forestación consiste en replantar árboles que se hayan cortado o perdido, sin embargo, la imponente sequía que atraviesa el país hizo que las pérdidas en metros cúbicos fueran irrecuperables. Los mayores daños se concentraron durante la primavera y, ante estos acontecimientos, se prevén dos opciones: replantar o anticipar la cosecha.
El sector forestal representa entre el 5 y 6% del PIB y se encuentra dentro de los principales tres productos de exportación junto con la carne y la soja. Tanto las variaciones del dólar como la competitividad influyen en el desempeño del mismo. “El sector se esmera en mantener la competitividad, pero tiene una permanencia en su producción”, aseveró Faroppa.
Proyectos concretados y a futuro
“Superaron las expectativas de quienes trabajaron en la ley forestal”, dijo el director a propósito de los proyectos pasados, ya que se plantó y se produjo más hasta llegar al desafío actual que es la verticalización de la inversión y agregar valor. Para esto, el sector tiene la necesidad de entrar a los biocombustibles y a la cadena de madera aserrada o paneles.
En ese sentido, el jerarca aseguró que se están concretando buenos proyectos y que la actividad forestal es una de las principales en Uruguay, dentro de las que valoró la independencia energética del país.
Con respecto a las visiones a futuro, se destaca la apuesta a un mayor desarrollo industrial, en especial para madera maciza y el uso de madera para paredes dado que ayudaría a pequeñas y medianas empresas que se especializan en eso.
El cambio más significativo supone el ingreso a la bioeconomía forestal y agrícola sobre la base del uso de madera aserrada, construcción de madera y los productos que quedan como residuos transformados en otros materiales. Estos elementos son subproductos rentables que le aseguran una sostenibilidad al país y le agregan un perfil diferente, producto del desarrollo en cuanto a eficiencia energética. Dado el sistema de cortar y plantar, Uruguay no pierde hectáreas, en cambio, empezó a proteger y cuidar su bosque nativo. “Nadie hubiera pensado que Uruguay iba a tener un millón de hectáreas”, indicó Faroppa.