Desde el Centro de Investigación para la epidemia del tabaquismo (CIET Uruguay) y la Sociedad Uruguaya de Tabacología (SUT) reclamaron al Estado aprobar una estrategia nacional de impuestos al tabaco y asignar recursos apropiados para ayudar a quienes desean dejar de fumar. En Uruguay, el tabaquismo tiene un costo de 2,6% del PBI.
Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi
Más de mil millones de personas consumen tabaco actualmente. De continuar esta tendencia, 1.000 millones de personas fallecerán en este siglo vinculado a esto, el 80% de ellas en países con ingresos bajos y medio. En las próximas dos décadas, los costos del tabaquismo alcanzarán los US$ 12 billones de la economía global, según señala un comunicado del Centro de Investigación para la epidemia del tabaquismo (CIET Uruguay) y la Sociedad Uruguaya de Tabacología (SUT).
Además, indica que en nuestro país esta enfermedad causa más de 5.000 muertes anuales, lo que equivale a un 15% de los fallecimientos totales. A la economía de Uruguay, el uso del tabaco le cuesta 2,6% del Producto Bruto Interno (PBI) por año. El sector que más fuma es el de las personas que tienen entre 25 a 35 años de edad.
En este marco, CIET Uruguay y SUT solicitaron al gobierno adoptar el empaquetado genérico en los productos del tabaco, aprobar una estrategia nacional de impuestos al tabaco y establecer un mecanismo nacional de coordinación, con asignación de recursos apropiados para el control de los cigarrillos.
Eduardo Bianco, de CIET Uruguay, expresó en diálogo con CRÓNICAS que “el tema no está resuelto” y, si bien Bianco reconoció que hay voluntad política y que “se han hecho cosas”, manifestó que falta una estructura y recursos monetarios apropiados a la magnitud y características del problema. Asimismo, dijo que los recursos que se generan al aumentar los impuestos al tabaco deben destinarse a la salud para ayudar, específicamente, a quienes aún no han podido dejar de fumar, sobre todo, a aquellas poblaciones más vulnerables.
El Convenio Macro para el Control de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue aprobado por Uruguay en septiembre de 2004 y entró en vigencia en febrero de 2005. El especialista opinó que aunque Uruguay ha aplicado las medidas más importantes, le está faltando la sustentabilidad.
“Si se aumentan los impuestos, disminuye el consumo pero sube la recaudación. Si al control de tabaco le dieran un 1% o 2%, estoy absolutamente seguro que se puede hacer frente a este problema”
Por otra parte, el especialista explicó que la problemática del tabaco produce una inequidad social, puesto que los sectores de menor acceso socioeconómico fuman el doble que la población de ingresos medios y altos, uno de los motivos por los cuales los sectores menos privilegiados económicamente son los más fumadores, se debe a que las medidas del incremento del precio de la cajilla no los afecta, puesto que consumen tabaco de armar. En este sentido, agregó que éste cuesta seis veces más barato que los cigarrillos convencionales.
Asimismo, remarcó que carecen de información acerca de las consecuencias de esta enfermedad, por lo que se debería llegar a los barrios y a los lugares de trabajo del sector más consumidor.
Más allá del bien y el mal
La propuesta de modificar las cajillas de cigarros tales como colocar un color uniforme a las mismas, imposibilitando que las marcas lleguen a los consumidores a través del empaquetado, es una de las acciones que llevará adelante Uruguay y que, en otros países, como Reino Unido y Australia, han funcionado favorablemente.
En este último país, la Organización Mundial del Comercio se pronunció en contra de las tabacaleras, luego de un conflicto legal, indicó Bianco. “Con estos precedentes es muy difícil que las tabacaleras puedan ganar un juicio, pero, con el dinero que tienen, si quieren pueden seguir haciendo demandas, porque ellos se sienten más allá del bien y el mal”, calificó.
