Tras los golpes que sufrió la industria a causa de la pandemia, que profundizó la contracción que venía padeciendo desde hace años, la entrevistada sostuvo que retomó la senda de crecimiento y ya se encuentra en niveles superiores a los prepandemia. Por otra parte, analizó la situación actual del sector y destacó la importancia de los acuerdos comerciales que está negociando el gobierno para ingresar en nuevos mercados.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-La industria se vio afectada por la pandemia, que profundizó la contracción que venía padeciendo desde hace años. ¿Se podría decir que esa etapa está superada o aún persisten desafíos relacionados a ese tema?
-Podemos decir que la industria retomó la senda de crecimiento y ya se encuentra en niveles superiores a los anteriores a la pandemia. Es un hecho destacable porque viendo en retrospectiva, después de la crisis de 2002 la industria estuvo rezagada en sus niveles de crecimiento respecto al resto de la economía, y a partir de 2016 había ingresado en una senda de estancamiento que tuvo su corolario recesivo durante la pandemia.
En las últimas dos décadas el sector registró grandes inversiones, principalmente en las zonas francas, pero una parte importante del entramado industrial fue perdiendo competitividad y teniendo cada vez mayores dificultades para colocar sus productos en la región. No obstante, los sectores agroindustriales, donde tenemos ventajas comparativas claras, han sido en gran medida los responsables de mantener fuertes flujos exportadores, que se vieron acentuados en este período posterior a la pandemia, alentados por una coyuntura de precios favorable.
Como todos sabemos, el año 2020 implicó enfrentar un shock tanto de oferta como de demanda, donde la industria mostró una contracción muy significativa. También fue un período en donde vimos que varias ramas de actividad nacional hicieron un aporte importante en el combate a la pandemia, en particular en las áreas más vinculadas a la salud y cuando la escasez de insumos médicos se hizo sentir a escala global. Aunque paulatinamente las actividades se fueron retomando a nivel local, se tuvieron que enfrentar otros problemas: logísticos, falta de insumos y la contracción de la demanda son algunos de los factores que influyen en la recuperación y la enlentecen. De todas formas, a partir del segundo semestre del año pasado empezaron a aparecer las principales señales de crecimiento real, es decir, mayor producción que antes de la pandemia.
En términos agregados, podríamos decir que la industria ya superó la etapa de recuperación pospandemia y ahora está creciendo.
-¿Cuál es el análisis general que hace sobre el sector industrial actualmente?
-En 2021 la producción fue 12,3% superior a la de 2020, y 6,4% superior a la de 2019. Los sectores que más influyeron en esa recuperación fueron el de alimentos en primera instancia, seguido por farmacéuticos, automotriz y plástico. Dentro de alimentos, que ha sido el principal responsable de la recuperación, se destacan ramas como la frigorífica, la de lácteos y aceites, entre otras.
De todas maneras, la heterogeneidad de la industria hace que se deba observar cómo se logró este crecimiento. Una primera aproximación a esto es observar que en 2021 43 de las 53 ramas registraron crecimiento con respecto al 2020, y 33 respecto al 2019. Al hacer foco en la situación particular, podemos clasificar a los sectores industriales en cuatro categorías.
En la primera tenemos los sectores automotriz, plástico, farmacéutico, alimentos y productos metálicos. Si bien se trata de sectores que en mayor o menor medida fueron golpeados durante el 2020, en 2021 no solo crecieron, sino que obtuvieron resultados por encima de los registrados en el 2019 y en una trayectoria auspiciosa.
En la segunda encontramos a los sectores químicos, papel y refinería, que si bien podemos afirmar que están recuperados y se encuentran en niveles de producción por encima respecto a 2019, los datos no nos permiten afirmar que ya se encuentran en una senda de crecimiento consolidada.
En tercer lugar, tenemos a los sectores que comprenden mobiliario y equipos eléctricos. Se están recuperando, pero todavía no revirtieron la caída de 2019 y sus crecimientos no son regulares.
Por último, se encuentran los sectores de bebidas, textil, vestimenta, impresión, cuero y electrónica. Sus caídas fueron totalmente abruptas y aún no se han recuperado. Sí podemos decir que este año todos los sectores comenzaron con datos alentadores, a excepción de cuero y electrónica.
-La industria viene mostrando un fuerte crecimiento, aunque esa es la situación sobre todo de los sectores agroexportadores. ¿Cuáles son los que todavía no han podido repuntar?
-Cómo venía diciendo, la gran mayoría de los sectores han recuperado su nivel de producción en relación a la caída sufrida debido al efecto covid. Los principales sectores que aún no han podido repuntar son: bebidas, textil, vestimenta, impresión, cuero y electrónica. La dificultad es poder diferenciar qué parte de la caída se debe al efecto covid y qué es parte de un proceso de contracción que viene de hace años, como el caso de la vestimenta —en sus productos no de nicho— y las imprentas, que siguen una tendencia global a menor uso del papel.
Debe tenerse en cuenta que el sector alimentos también es muy heterogéneo a la interna, por lo que la industria agroexportadora no permite ver caídas que se dan en otros sectores. La más preocupante es la caída en la producción arrocera, que es un caso muy particular de la agroindustria nacional, ya que muestra una caída en la fase industrial pese a haberse registrado una muy buena cosecha 2020/21.
Por otro lado, están las ramas menores que abastecen principalmente al mercado interno, como panaderías, moliendas y fideerías, que todavía están por debajo de los niveles de 2019 y su trayectoria no permite anticipar una recuperación.
-Los indicadores laborales de la industria que miden las horas trabajadas y el personal ocupado vienen recuperándose bastante, pero venían de varios años de deterioro y todavía no alcanzaron los niveles prepandemia. ¿Cómo es la realidad del empleo en la industria? ¿Se podría recuperar?
-En los últimos meses el crecimiento industrial permitió que el empleo se haya recuperado y se sitúe por encima de los niveles de comienzo de 2020. Esto es un gran logro, ya que el empleo industrial estuvo en franca caída en el pasado quinquenio. Mientras que a principios de 2017 la industria contaba con más de 135 mil puestos de trabajo, 2021 terminó con poco más de 125 mil.
La caída no fue en todos los sectores, pues el comportamiento es heterogéneo al interior de la industria.
Este problema podemos abordarlo desde dos grandes ópticas. La primera, la industria está atravesando una transformación en determinados sectores, que se vio acelerada y acentuada por la pandemia. Esta transformación se manifiesta principalmente en la tecnificación de determinadas tareas, lo que implica que a igual nivel de producción se demande menor cantidad de personal. Si bien este proceso es histórico, se ha acelerado fuertemente en los últimos años y no acompañarlo repercute en la competitividad.
Por otro lado, algunos de los rubros que están en franca caída de producción son sectores intensivos en mano de obra, por lo que su situación impacta al empleo.
La recuperación del empleo industrial a niveles de 2017 es posible, pero para ello la industria uruguaya debe acompañar el crecimiento con mejoras de productividad e inversión.
-¿Qué desafíos tiene el gobierno por delante en materia de mejora de la competitividad para el sector, que es un histórico reclamo?
-Uno de los desafíos es mejorar las condiciones para la producción en el país. Para esto, el gobierno trabaja arduamente en distintos fundamentos para que esto sea posible. Por un lado, se están agilizando los procedimientos vinculados a la producción, la inversión y la exportación, de forma de reducir costos de oportunidad, costos financieros y costos de transacción. A modo de ejemplo, apostar a procedimientos simplificados; a disminuir los tiempos asociados a las autorizaciones, a través por ejemplo de los trámites en línea; reduciendo pasos que ralentizan procesos, por ejemplo, agilizando el procedimiento de habilitación de parques industriales y parques científico-tecnológicos; y mejorando la articulación interinstitucional.
Asimismo, es necesario avanzar en la construcción de las capacidades de futuro para las transformaciones que ya enfrenta nuestra industria. Eso se consigue con mejoras en el campo de la educación, y en la reconversión laboral que dote a trabajadores que hoy pueden estar quedando por el camino de las capacidades que la nueva realidad productiva demanda.
Desde el punto de vista de la demanda, el convencimiento del gobierno de la necesidad de lograr acuerdos comerciales que permitan el ingreso de nuestros productos a más mercados y en mejores condiciones a las actuales. En este sentido, son claves los avances que está teniendo el país con la negociación de acuerdos comerciales con Singapur, Corea y Canadá, así como potenciales acuerdos con China y Turquía.
Un acuerdo en debate
-Sobre el Tratado de Libre Comercio con China, ¿existe algún análisis del gobierno para aquellas industrias que van a quedar más desprotegidas o en desventaja?
-Recibimos los aportes de la Cámara de Industrias del Uruguay y desde nuestra dirección también se han detectado las sensibilidades de algunos sectores particulares de nuestro entramado productivo. Actualmente se trabaja a nivel interministerial en el mejor abordaje, pero no quiero adelantarme porque es un tema que todavía está en etapa de discusión.
Una mirada de futuro alentadora
-¿Qué perspectivas maneja para el futuro de la industria uruguaya?
-Se espera que a corto plazo aquellos sectores vinculados a los agroindustriales continúen en el proceso expansivo dado por la coyuntura actual de precios altos, y una demanda pujante.
A mediano plazo, con seguridad va a existir un cambio de nivel —aunque no tan significativo como en el pasado— en lo que tiene que ver con la producción de la industria y las exportaciones industriales debido a la puesta en marcha de la segunda planta de UPM. Ese emprendimiento también contribuirá a traccionar a ciertas empresas muy vinculadas al sector, como son las del primer anillo —mantenimiento, metalúrgicos, plásticos, químicos—, por lo cual se esperan impactos indirectos también en determinados sectores.
Se espera, por otro lado, un aumento del consumo de alimentos por parte de economías emergentes, por lo que el sector agroindustrial tendría demanda específicamente en productos de mayor valor agregado. El desafío es poder acceder a estos nichos para poder abastecer esta demanda más “sofisticada”.