Mientras la tasa de fecundidad continúa en descenso en el mundo, las cifras de embarazo adolescente se mantienen estables desde 1996 en Uruguay, lo que genera preocupación en el Estado. Durante la presentación de las cifras extraídas del estudio “Maternidad en Adolescentes y desigualdad social en Uruguay” varios ministerios de Uruguay, junto con la Administración Nacional de Educación Pública y el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) se comprometieron a trabajar en una estrategia para prevenir la maternidad no intencional en menores de edad.
El Ministerio de Salud Pública (MSP) junto al Ministerio de Desarrollo Social (Mides), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de la Presidencia de la República (OPP), la Administración Nacional de Educación Pública y el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas, lanzaron el pasado 20 de setiembre en Presidencia, una “Estrategia Intersectorial de prevención del embarazo no intencional en adolescentes”. En este ámbito, se presentaron los principales resultados del estudio “Maternidad en Adolescentes y desigualdad social en Uruguay”.
Si bien la tasa de fecundidad en Uruguay, como en el resto de los países de América Latina viene en descenso, “está estancada la tasa de fecundidad específica en la adolescencia”, según expresó Cristina Lustemberg, viceministra del MSP. Esta es, por lo tanto, la principal preocupación que encabeza la lista de 15 problemas elaborados por dicha cartera. “Tenemos cifras de embarazo adolescente que realmente nos preocupan”, manifestó la viceministra en diálogo con CRÓNICAS.
En este sentido, indicó que en nuestro país “se mantienen niveles elevados de fecundidad y maternidad en la adolescencia” – 60 por mil y 10% respectivamente – en relación a la mayoría de las regiones del mundo, encontrándose próximo al promedio de Latinoamérica – 70 por mil y 13 % respectivamente.
Los porcentajes de nacimientos en madres adolescentes, desde el año 1996 hasta este año se encuentran ubicados en un 16%. Esto equivale a que durante el año 2014 hubo 7.924 nacimientos en madres menores de 19 años, y 169 nacimientos en niñas menores de 15 años.
A la vez, cuando se separa el embarazo de las niñas que tienen entre 10 y 14 años, de las que cuentan entre 15 y 19 años, el MSP “ve con preocupación” que en el primer grupo esté vinculado a la maternidad forzada, por lo que considera que ser madre en esta edad, debe ser catalogado como producto de abuso y explotación sexual. “Implica en las niñas un pasaje abrupto hacia ser mujer. Desde el punto de vista físico tiene mayor riesgo de mortalidad, de prematuras y de mortalidad neonatal”, explicó la viceministra.
Inequidad
Al mismo tiempo, los departamentos de Río Negro, Durazno, Artigas, Salto y Cerro Largo tienen “mucha inequidad y vulnerabilidad” respecto al resto del país, puesto que mientras la tasa de fecundidad adolescente en Uruguay es de 58,2 por mil, en estas zonas, lo es entre el 70 y el 86 por mil. El continente africano tiene un promedio de 85 por mil, sostuvo Lustemberg.
El estudio muestra que la maternidad adolescente tiene lugar en los sectores más pobres de la sociedad. Una de cada cinco adolescentes, en los hogares con dos o más necesidades insatisfechas, son madres. Este número desciende a un 3,6% entre las adolescentes que viven en viviendas con las necesidades básicas satisfechas.
Una de cada cinco adolescentes, en los hogares con dos o más necesidades insatisfechas, son madres.
En cuanto al nivel educacional, el informe arroja que tres de cada cuatro adolescentes madres abandonó sus estudios antes de quedar embarazada. Igualmente, se consultó a jóvenes uruguayas entre 25 y 29 años, que iniciaron la maternidad en la adolescencia. De éstas, quienes alcanzaron menos de nueve años de estudio, se ubican en el 57,7%. Quienes realizaron una trayectoria estudiantil de más de 13 años se ubica en el 5%. Respecto a la edad, en las adolescentes menores de 15 años, el porcentaje de embarazos no deseados llegó a ser de un 85% y entre quienes tienen entre 15 y 19 años, se ubicó en un 65%.
Lustemberg declaró que la problemática debe ser abordada en forma multidimensional, ya que es una temática que está relacionada con la pobreza estructural, la violencia de género y las pirámides poblacionales. Al mismo tiempo, es una dificultad presente en los países donde existen mayores vulnerabilidades.
Añadió que el embarazo adolescente es la punta del iceberg de “muchas vulnerabilidades” de la población, dado que es un indicador de “graves inequidades, desigualdades y acceso a las oportunidades”. Además, aseguró que está relacionado con la masculinidad y género en los varones. “No es una estrategia solamente que ponga en el eje de la culpabilidad a las adolescentes embarazadas”, subrayó.
Compromiso
Durante la presentación de las cifras, se lanzó un compromiso del Estado Uruguayo desde una construcción de una estrategia nacional de prevención de la maternidad adolescente. “Si hay dos etapas de la vida donde es importantísimo diseñar políticas de Estado a corto y mediano plazo son las políticas de primera infancia y las políticas vinculadas a la adolescencia y juventud”.
Consultada sobre si el MSP tiene una responsabilidad extra en este compromiso, Lustemberg asintió y agregó que para esto están desarrollando líneas de acción concernientes con los prestadores públicos y privados para mejorar servicios. “Casi el 28% de los nacimientos en mujeres y niñas adolescentes suceden en el prestador más grande que tiene el Estado que es la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), contra un 10% en los prestadores del ámbito privado”, aseveró.