El Ministerio de Relaciones Exteriores presentó el libro “Actuación de Uruguay en el Consejo de Seguridad durante el bienio 2016-2017”, que sintetiza la segunda experiencia de participación del país en ese organismo. Elbio Rosselli, representante por Uruguay, catalogó la experiencia como “un orgullo que dejó a Uruguay muy bien posicionado”.
En enero de 1965, Uruguay ingresó como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Lo hizo hasta el año siguiente, siendo representado por tres embajadores: Carlos María Velázquez, Héctor Payssé Reyes y Pedro Berro. Pasaron cinco décadas para que nuestro país tuviera voz y voto nuevamente en este organismo, pero esta vez con Elbio Rosselli al frente y con Luis Bermúdez como representante alterno.
En la presentación del libro “Actuación de Uruguay en el Consejo de Seguridad durante el bienio 2016-2017”, el representante permanente de nuestro país, declaró que Uruguay llegó nuevamente al Consejo gracias a dos factores principales. “Uno, es su prestigio internacional ganado con los años debido a su respeto por los derechos humanos durante casi toda su historia”, sostuvo. En segundo lugar, “por su contribución al mantenimiento de la paz internacional a través de las Fuerzas Armadas y policiales”.
Aseguró, además, que estas fuerzas, debido a su comportamiento internacional, interacción con el resto y respeto hacia los demás, dan prestigio al país. Rosselli realizó un breve repaso por estos dos años de participación, pero sin antes dejar de recordar que el Consejo de Seguridad posee una larga historia que se asocia a la falta de transparencia y, es en ese sentido, que desde Uruguay se trató de evitar esa vinculación en este período, según dijo.
“Había momentos en que se realizaban reuniones abiertas, con todo el Consejo y la membresía, se recibían informes de distintos funcionarios y de repente el presidente golpeaba el martillo y decía que el Consejo pasaba a sesionar en consultas cerradas. Todos debían ir a un cuarto, finalizando así la participación de la membresía. Pero nosotros, desde el primer momento, dijimos que eso no lo íbamos a hacer y que hablaríamos únicamente en las reuniones abiertas”, recordó.
Aclaró que es responsabilidad de los representantes “rendirle a la membresía cuál es la opinión de Uruguay frente a todos los temas” y que esto generó resistencia por ser los únicos que “levantábamos la mano y opinábamos”, sostuvo Rosselli. Consideró que este hecho es una contribución que demostró la búsqueda de transparencia y eficiencia, así como la concreción de la primera resolución apoyando el proceso de paz en Colombia. Además, destacó las misiones de paz que también posicionan a Uruguay como “un país de palabra y con autoridad que respeta las reglas”.
Por otra parte, la vicepresidenta de la República, Lucía Topolansky, indicó que no es fácil para un país pequeño como Uruguay, estar en un organismo que tiene “mucho más peso político en el mundo” y, de todas maneras, “obtener una experiencia altamente positiva, solvente y eficaz, como sucedió”.
Páginas históricas
Rodolfo Nin Novoa, ministro de Relaciones Exteriores, dijo que este libro servirá como material para que el país se proyecte con mayor solidez en una futura tercera membresía. Explicó también las razones por las que Uruguay se presentó para ocupar el lugar en el Consejo.
Para el canciller, resultaba natural la participación de Uruguay luego de décadas de contribuciones para la paz. Destacó que el país no podía seguir ausente del principal órgano que decide «el mandato de las operaciones de mantenimiento de la paz».
Además, dijo en su presentación, que es necesario reconocer la importancia que ha tenido para Uruguay formar parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y cómo el desempeño de nuestro país en dicho órgano “le ha acrecentado el respeto del resto de la comunidad internacional”.
El ministro se sumó a las palabras de Rosselli y reconoció el trabajo uruguayo en asuntos de mantenimiento de la paz y seguridad de manera internacional, así como la defensa de los derechos humanos y protección de civiles en zonas de conflicto y la contribución a la transparencia del Consejo de Seguridad”.
“La voz de Uruguay se hizo oír en el Consejo de Seguridad para cumplir con su rol y ser fiel a su destino como nación: amortiguar conflictos, evitar choques, tender puentes, promover entendimientos, oficiar de escudo al desamparado, proteger poblaciones vulnerables e impulsar valores de paz y derechos básicos para todos”, destacó.
Indicó que todos esos puntos constituyen una “plataforma sólida que proyectará a Uruguay para una tercera membresía en el Consejo de Seguridad durante los años 2034 y 2035”.